Qué es proyecto sagitario?

Cursos de Iniciación a la astronomía.

Didáctica astronómica. Talleres de Ciencia.

Charlas, cursos, campamentos, observaciones grupales.

lunes, 30 de agosto de 2010

ESTACION BIGAND


Estación Bigand

A los diez años vivía en Rosario y viajábamos a Bigand en tren. Lo abordábamos en la estación Rosario Central y enseguida el traqueteo te amodorraba. Recuerdo que me mareaba si me sentaba de espaldas a la marcha (los respaldos de los asientos eran rebatibles y podían orientarse a gusto); que me causaba estupor mirar por el escusado pues se veía el terraplén huir hacia atrás; y que los guardas anunciaban a viva voz cada estación. Siempre me confundía Mugueta porque era anunciada como Estación Benard.
Esta es una característica de las estaciones: lugares periódicos en los cuales hay la certeza que vamos a encontrarnos.
Las estaciones del año representan lo mismo. Son variaciones de la temperatura que se repiten cada un número determinado de días. Pero… no es tan sencillo.

Sabemos que la tierra se desplaza alrededor de su estrella (traslación) en un lapso aproximado a lo que llamamos Año*.
Y sabemos que en ese lapso hay cuatro estaciones acordadas por el hombre: otoño, invierno, primavera, verano.
Estas estaciones –como dijimos- se repiten y marcan un ritmo, un orden.
Puede que haya quiénes crean que ese cambio, en la temperatura ambiente, se deba a que la órbita que la tierra recorre, le aleja o le acerca al sol; que esa lejanía o proximidad sea el origen de las estaciones. Pero es de otro modo. Es otro el causal, y cualquier observador del cielo puede corroborarlo. Le bastará con mirar la sombra que un palo o árbol proyecta en el correr del año.

El eje sobre el que gira la tierra sobre sí misma (el eje de rotación) está inclinado; no forma una perpendicular sobre el plano de desplazamiento del planeta en torno al sol (órbita).
Al estar inclinado el eje de rotación, nuestro ecuador no mira siempre de lleno al astro, sino que lo hace hasta en un ángulo de unos 23º. Esta variabilidad causa las estaciones, pues la tierra es iluminada por el sol en diversos ángulos, acorde la inclinación del eje norte-sur.
Cuando el eje orienta el Norte hacia el sol es verano en el hemisferio norte (junio); cuando el eje orienta el sur hacia el sol es verano en el hemisferio sur (enero).
Los rayos de energía solar, según incidan de lleno o sesgado sobre el hemisferio, causan las diferencias de temperaturas que asociamos a las estaciones. Como el tránsito de la tierra sobre su órbita es bastante regular, vemos suceder las estaciones cada unos tres meses.
Note usted que la duración de los días también responde a esto. Cuando la tierra acuesta el norte en contra del sol, el hemisferio sur recibe luz durante más horas: los días son más largos. En el polo sur –en exceso- éste llega a durar seis meses**.

El hecho de que los ejes de rotación de los planetas no formen un eje de noventa grados con la eclíptica se debe -muy probablemente- a colisiones estelares, choques de asteroides que han producido tremenda inclinación.

La eclíptica es compartida por casi todos los planetas, pues se cree que el sistema solar se ha formado de una misma nube o disco de materia interestelar que se condensó y giró en un mismo plano. La mayor masa del sistema se acumuló en el sol (99%) por gravedad; el 1% de masa sobrante, forma al resto de los planteas y gira en un plano obligado por aquella. Plutón, recién degradado, es el planetoide de órbita más excéntrica; acaso sea ajeno a la formación.

Curiosidad: Venus es el único planeta que gira en sentido opuesto a nosotros, y su eje forma un ángulo de unos 2 grados con el plano orbital. Los astrónomos piensan que, en realidad, su eje está inclinado 178º; de modo tal que giraría como nosotros, pero una colisión lo habría dado vuelta.

Un planeta con un eje perpendicular al plano de su órbita no tendría estaciones pues los rayos de energía solar incidirían siempre con un mismo ángulo en cada latitud del planeta.
En esta tierra ecuánime, sobre el ecuador enseñorearía un verano atroz, y luego, gradual al aumento de latitud, eternas primaveras, eternos otoños e inviernos.
También allí seríamos felices o fatuos según el capricho de nuestra buena o mala estrella.


Sergio Galarza
Taller de astronomía


Notas al pie:
*En realidad no es así: el año de 365 días es imperfecto y por ello existen los bisiestos; un año sidéreo es lo exacto, mas es poco práctica su determinación para el común de los mortales y sus tribulaciones.
**quién quiera sumergirse en este mundo de noches o días casi eternos (6 meses) lea a Jack London, el escritor de la monumental novela El llamado de lo salvaje.
Traslación: movimiento de un planeta que recorre una órbita alrededor de su estrella.
Rotación: movimiento de un astro que consiste en girar sobre su eje. Por lo general este eje (para los planetas) está en ángulos diversos con respecto al plano imaginario de traslación.
Ecuador: círculo máximo terrestre. Equivale a una latitud de cero grado: 0º de latitud. Recordar que los planetas no son esferas perfectas: presentan un achatamiento causado por las fuerzas centrífugas propias de su rotación.
Órbita: plano sobre el que se desplaza un planeta. Determina a su vez la eclíptica o plano aparente sobre el que se desplaza el sol, y sobre el que se producen los eclipses.

El taller de astronomía de Bigand está abierto a cualquier niño, joven o adulto. Tenemos ya una biblioteca nutrida, telescopio, binoculares, proyector, pc y, ahora, cámara para astrofotografía. Acérquese un jueves, a las siete de la tarde, podrá echar una mirada o llevarse una foto de su astro preferido.

sábado, 21 de agosto de 2010



Planetas de agosto + Estudiantes de setiembre: País de octubre
Bigand, Saturno 21 de agosto de 2010

La conjunción planetaria -que nos ocupa desde notas anteriores- está siendo aprovechada por aficionados y profesionales de todo nivel.
El miércoles pasado hubo observaciones telescópicas en el centro recreativo educacional La Estrella, Bigand. Después -el jueves-, tuve la suerte y el privilegio de asistir a una clase que el Astrofísico Hugo Navone dictara a los jóvenes asistentes al campamento para formación docente organizado por el Ministerio de Educación Provincial.
Unos cincuenta pibes, estudiantes de los profesorados de la provincia de Santa fe, investigaron y convivieron con los eruditos más prestigiosos de cada área.
La charla del físico Navone fue una de esas experiencias que te cambian la vida: absoluta solvencia; profundidad; variabilidad en el perfil expositivo; seducción; ingenio; afabilidad; amor por la docencia; respeto por los futuros educadores… etc. etc. etc.
Convengamos en que estos atributos no son comunes; y cuando alguien los posee, rara vez está ese ser a nuestro alcance.
Auguro un futuro distinto para nuestro país si los docentes se preparan ahora de este modo.

El Dr. Hugo Navone trabaja –además- en el desarrollo teórico de modelos computacionales sobre el desarrollo de galaxias.
Aunque suene pomposo (lo es ¡dios mío!, lo es) puede resumirse del siguiente modo:
Existe una astronomía observacional, basada en la evidencia física: recoger, organizar y catalogar datos (rayos lumínicos, infrarrojos, ondas de radio, rayos x, rayos gama). Pero hay un camino alterno: el de desarrollar programas de datos que simulen la formación y evolución de objetos celestes, que luego sean capaces de emitir aquellos datos físicos.
De hecho, me permito afirmar que gran parte del mundo ha sido –primero- descubierto mediante oscuras (o luminosas!!!) elucubraciones mentales, y luego a través de la experimentación o la observación de los fenómenos.
Valgan un par de ejemplos:

a) El descubrimiento del átomo:

Predicho por Demócrito, hace dos mil cuatrocientos pirulos.
El genio griego desarrolló su teoría sin otro apoyo que el de su razón. Luego, la propuesta de un mundo último e indivisible fue muy bien acogida* y mejorada paulatinamente hasta generar la actual teoría cuántica.

*(No olvidemos que muchos se burlaron de la posibilidad de límite en las particiones. Parménides, por ejemplo. Y hoy tal idea fulgura en las geometrías fractales).

b) El descubrimiento de agujeros negros:

Maremagnum cósmico, olla última dónde todo cae y colapsa (hasta el universo y el tiempo en ellos desaparecen). Predicho por Mitchel -en los años 1700 y chirolas- mediante desarrollos numéricos, doscientos años antes de hallar evidencia física alguna.

Por si esto fuera poco, el aporte de figuras encumbradas al proceso de desarrollo de docentes no es cosa aislada. El gobierno nacional ha puesto en marcha un polo tecnológico y un plan para la repatriación de científicos argentinos diseminados por el orbe (ya han vuelto setecientos facultativos de diversas disciplinas). En este marco, la semana pasada, se premió a científicos de cada área.
Asimismo, la Dra. Gloria Dubner tiene el orgullo de contar con un asteroide homónimo. La Unión astronómica internacional accedió al bautizo en reconocimiento de sus labores como astrofísica (Dubner se especializó en supernovas). Por su parte, la Asociación Argentina de Astronomía premió al Dr. Marcelo Miguel Miller Bertolami por su tesis doctoral: “Formación de estrellas deficientes de hidrógeno por medio de flashes de helio”.

Las estrellas mayormente se desarrollan a partir de nubes de hidrógeno que se calientan hasta fusionar helio. Cuando el hidrógeno deviene en helio, un fotón es expulsado y la estrella brilla. Las estrellas pobres en hidrógeno son muy raras y guardan misterios que el Dr. Miller Bertolami (¡qué combinación de apellidos argentinos!) se esfuerza en develar.
Las supernovas, por su parte, son estrellas muy masivas y muy jóvenes, que estallan en una fase temprana. Al estallar –y segundos antes- fusionan átomos pesados que luego vierten al universo. Aportan de yapa la energía suficiente para que miles de nebulosas lejanas se arremolinen y den nacimiento a nuevos soles. El estallido de una supernova libera tanta energía que esta es visible allí donde antes no lo era. De aquí su nombre Nova = Nueva estrella.

En fin, El País de Octubre es un libro asombroso, plagado de metáforas tristes pues su escritor es del norte (Ray Bradbury), y allí en octubre el otoño arrecia; pero nuestro País de Octubre es un lugar cálido y luminoso, plena primavera que anuncia aciertos y mejoras en toda la línea.
Ya que hablamos de estaciones, en la próxima nota explicaremos el por qué de ellas.

Invito a todos los lectores a solicitar, aportar o a criticar los temas del espacio en: www.sagitarioblues.blogspot.com
De su participación resultará una mejora.

Sergio Galarza
Taller de astronomía de Bigand

viernes, 13 de agosto de 2010

Radios de bicicletas

Los astros vagan por la inmensidad del cosmos y las distancias que los separan son tan grandes, tan increíbles, que uno se inclinaría a tildar de virtual o quimérico algún encuentro.
Sin embargo, todos vemos que eso es falso: la luna orbita la tierra tan próxima como para mover nuestros mares; el sol hace lo suyo a 150.000.000 de km. y de su calor vivimos; la estrella más próxima nos aguarda a 4 años luz de casa (un cariño para GC); las supernovas –a decenas de miles de años luz- ofrendan su muerte a nuestras células, provocan su evolución; luego las galaxias satélites de nuestra Vía Láctea, a medio millón de años luz de distancia…
Intentar un resumen del Universo es trabajo para Hércules, vamos a concentrarnos en este breve confín: el sistema solar, los planetas que son visibles a ojo desnudo.
Como dijimos en la nota pasada, sobre el oeste, aproximadas las siete treinta, Venus hace su aparición debido a la magnitud de su brillo. La atmósfera de gases que lo rodea es tan espesa que refleja una gran cantidad de luz solar, amen de ser el planeta más cercano a nosotros. Enseguida se enciende Saturno, un gigante; y luego Marte, pequeño, rojo, arriba.
Aquellos que se alleguen al campo verán también, debajo de estos tres, al señor Mercurio.
Mercurio posee la órbita más corta del sistema solar por lo cual su paso es el más rápido.
Debido a esta diferencia en la velocidad, los griegos vieron en él al mensajero de los dioses. Luego, también al escanciador, a aquel que daba de beber a los dioses.

Eran tiempos felices para los que nos legaron su discurso, el ocio era un atributo de los señores, de las clases dominantes: beber era bien visto y, de hecho, una de las obras literarias más grandes de la humanidad es, precisamente, el Banquete, de Platón; simposio en el cual todos terminan borrachos, durmiendo en el suelo.

Volviendo a nuestros cielos, las figuras que los planetas mencionados dibujan en el horizonte son producto de una coincidencia en su paso por la órbita propia. Esta momentánea ubicación, vista desde la tierra, es llamada conjunción planetaria.
Imaginemos un eje sobre el cual giran 4 ruedas de bicicleta de dispar tamaño.
Imaginemos que este eje está por debajo de la mesa a la cual nos sentamos para ver el experimento.
Sólo vemos el perímetro de las ruedas girando por encima de la mesa.
Ahora, el pico de la rueda más pequeña sea Mercurio; el pico de la segunda rueda, Venus (la diosa del amor; el lucero; el ángel más bello arrojado a los avernos). El pico de la tercera Marte y luego, la más grande, Saturno.
Estos picos, girando sobre el eje común, en algunos giros coinciden y quedan en una aparente línea o plano superior.
Eureka! Los vemos juntos sobre la mesa!!!
Aparecen juntos sólo en una época determinada por la geometría y la velocidad de sus radios de giro.
Así están bailando. Suben, bajan, desaparecen bajo el horizonte, o se elevan pues su radio es inmenso.
Por supuesto que nosotros también estamos girando (somos otro pico en otra rueda), y gira nuestra luna, quién se suma a la danza.

Ojala despeje el cielo y no perdamos la oportunidad de ver estas conjunciones.


Sergio Galarza
Taller de astronomía
Bigand

Las notas de esta sección, elaboradas gracias al taller de astronomía comunal, pueden ser leídas en www.sagitarioblues.blogspot.com

lunes, 9 de agosto de 2010


Bigand, 08 08 10
Danza de planetas en el oeste

Durante estos días podrá ver en el cielo de la tarde, sobre el oeste, al magnífico lucero como primer astro brillante. Si se toma unos minutos, pronto brillará a su derecha otro punto de luz, algo más pálida; y enseguida una tercera, formando un triángulo isósceles. Son estos tres planetas que juegan para nosotros una rara danza estelar.


El más brillante es Venus, claro; a su derecha el magnífico Saturno; y cerrando el triángulo, unos grados al norte, el señor de la guerra, el rojo Marte.
A estos tres dioses, a su curioso paseo, en breve se sumará la Luna.

Son extrañas armonías, planetas y satélite que orbitan al sol a millones de kilómetros unos de otros, simulando figuras en un gratuito espectáculo nocturno.
Su aparente cercanía se debe a que los tres astros siguen la eclíptica, es decir la senda imaginaria por la que el sol se desplaza (donde se producen los eclipses) en el transito diurno. La eclíptica nace en el este y se alza sobre el horizonte norte para dormirse en el oeste.
Cuando sobre las siete de la tarde comienza el espectáculo, los tres vagabundos nos devuelven la luz del sol apenas oculto: es notable observar Venus con prismáticos o telescopio pues muestra claramente su fase (su parcial cara iluminada desde nuestra óptica). Marte es apenas un punto rojo con binoculares pero distinguible de cualquier estrella pues no titila; con el telescopio comunal puede verse como un círculo de un milímetro, bien rojo, bien óxido (dióxido de carbono- es lo que produce su color). Saturno ya es palabra mayor pues el disco de sus anillos es algo que conmueve a todos los mortales. Además es tan grande este planeta gaseoso que puede verse con un tamaño aparente de unos cinco milímetros con nuestro equipo.
Siga mi consejo y dedique unos minutos cada tardecita. Podrá observar una geometría que en su avance el hombre atribuyó, según pasaban los años: al capricho de los dioses, a engranajes de esferas celestes, a simples aceleraciones sobre una elipse, a las atracciones gravitatorias y, hoy, a las curvaturas del espaciotiempo.
En fin, no importa qué brillante explicación futura barra con los conceptos actuales, nosotros seguiremos disfrutando.

Sergio Galarza

domingo, 1 de agosto de 2010

Hallan la, hasta ahora, estrella más masiva del Cosmos.

Un grupo de astrónomos que trabaja en Chile, con el Muy Largo Telecopio (VLT) del Observatorio Espacial Europeo (ESO), halla una estrella que tiene una masa superior a 265 astros como el nuestro.

Tales estrellas son descomunales en su brillo (millones de veces superiores al sol) y liberan energías capaces de motorizar vastas zonas del espacio, generando vientos que disparan a su vez nuevos nacimientos estelares.
La gigante azul (R136a1) fue descubierta en el cúmulo R136 dentro de la nebulosa Tarántula, en la Gran Nube Magallanes; dista unos 165.000 años luz de casa.
La gran nube de Magallanes es una galaxia satélite de la Vía Láctea, y la nebula tarántula una región de gas y materia intergaláctica pesada, madre de estrellas muy jóvenes y muy masivas.

Masividad no es sinónimo de tamaño, hay estrellas más grandes que R136a1, pero por esto son frías y rojas.
La masa de un cuerpo es una relación (confusa; sólo doy un ejemplo) entre el peso y la inercia del mismo: un cubo de plomo es mucho más masivo que un cubo de agua.

R136a1 (habría que ponerle un nombre más significativo) es, entonces, el objeto estelar más masivo jamás descubierto y pone a los científicos frente a replanteos teóricos de importancia. De hecho, tanta energía se resolverá en una muerte apoteósica capaz de crear incluso antimateria (esto se estima con modelos estelares matemáticos). Su aspecto es azul y la cantidad de energía que despide en forma de viento solar es tal que anularía toda forma de vida en los planetas del sistema si ella fuera nuestra. De todos modos tiene un lugar en la sinfonía cósmica ya qué, como se cita arriba, es la causal de que otras cientos de miles de estrellas se enciendan en el futuro en la Gran Magallanes.

Las estrellas masivas son las encargadas de crear las moléculas de los elementos del cosmos. Nosotros estamos formados de minerales que fueron creados por estrellas masivas miles de millones de años atrás. Nuestras moléculas de carbono vagaron por el espacio eones, hasta que, atraídos por la gravedad del sistema local, participaron de la tierra y por fin cuajaron en vida en los mares anteriores a cualquier diluvio, cuando no había oxígeno y la atmósfera era lo que acaso hoy sea Titán (satélite de Saturno, donde se presume la existencia de moléculas base de vida).


Sergio Galarza

Taller de astronomía
Juan Carlos Galarza
Comuna de Bigand