¡Poyejali! (¡Vámonos!)
¡Vámonos!
Dijo Yuri, y toneladas de combustible lo llevaron al cielo.
http://www.spacefacts.de/graph/drawing/drawings/vostok-1_launch.jpg
¿Cuántos de nosotros ha visto la Tierra ? ¿Cuántos la leve
curvatura? ¿Cuántos el nítido azul desdibujarse en el espacio absoluto?
El primer hombre que vio la Tierra desde el cielo fue
Gagarin, héroe ruso. Yuri trepó a la estratosfera y desde allá dijo:
¡Es hermosa, cuídenla, no la destruyan!
Ascendió en un cohete Vostok, orbitó el planeta y cayó
en paracaídas a solo 110
kilómetros de dónde debía hacerlo.
Una campesina lo vio caer, se acercó con su nieta, le
preguntó:
¿Usted viene del cielo?
Ciertamente, Sí -dijo Yuri- pero tranquilícese, soy ruso.
Entonces corría el año 1961 y el hecho fue una verdadera
proeza. De hecho, la nave estuvo a punto de desintegrarse durante el reingreso
a la atmósfera.
Hoy, un par de millonarios ofrece realizar tal ascenso
como actividad turística. Si dispones de 250.000 verdes podés comprar tu boleto
para pasear. Esta rara propuesta se suma al reality que se promocionó acerca de
Marte. Tal empresa era falsa y solo pretendía generar un comercio espurio. Un
viaje tripulado al planeta de la
Guerra aun es inviable, lo haremos en el por venir. Pero un
ascenso a la estratosfera es posible. De hecho, un millonario ruso pagó unos
cuantos millones para que lo varearan un tanto más alto, y -hace poco-
permitieron a un deportista saltar desde 39.000 km de altitud. Este cayó durante cuatro
minutos, rompió la barrera del sonido durante la caída. Me pregunto ¿para qué,
para qué hizo eso?
La estratosfera es una región intermedia de la
atmósfera de nuestro planeta. Se la sitúa entre los 10 y 50 kilómetros de
altitud. A semejante altura de la superficie terrestre, la curvatura del
planeta es notoria y el color azul característico de nuestro cielo ha quedado
atrás. Los gases existentes no tienen la densidad necesaria como para dispersar
luz solar.
¿Por qué los gases atmosféricos merman en tanto ascendemos?
La razón es que por cada unidad de distancia que nos alejamos del núcleo
planetario la atracción gravitatoria disminuye en cuatro; luego, la fuerza de gravedad no es suficiente para retener las moléculas que
forman la atmósfera y por ello están circunscritas a determinada altura. Nuestro satélite –vaya como ejemplo- genera atmósfera a cada
instante por interacción de sus átomos con las emisiones solares. Sin embargo,
así como esta se crea, así se pierde por la gravedad insuficiente.
Yuri Gagarin, el héroe del pueblo, el don Juan, el
borracho, el trabajador socialista que murió a los 35 años -¡tan justo él,
que tocó el cielo con las manos, literalmente!- realizó su epopeya para estudio de las consecuencias de la
ingravidez sobre el cuerpo humano. Ese viaje permitió los que le siguieron.
La empresa turística que promociona el ascenso
especula sin embargo con otros valores: desarrollos científicos actuales; el
espectáculo prodigioso; la banalidad de algunos.
El ascenso no es juego ni debiera ser tomado como un
paseo. De allí surgirán próximos tours a la Luna y pronto algo tan hermoso como el cielo se
llenará de burgueses que mirarán lo creado a su alrededor con displicencia, lo
harán a través del lente de una cámara. Tal sucede frente a las ballenas, los
glaciares y, en cualquier domicilio, donde los padres se concentran más en
filmar el cumpleaños de sus hijos que en disfrutar el momento al abrazarlos.
Así, los invito: ¡Vámonos! Observemos el hermoso
cielo, disfrutemos de su color y sus contrastes, de los ocasos tornasolados, de
las bellas constelaciones y de las estrellas fugaces.
Pidamos entonces un deseo colectivo:
¡Qué bello es el cielo! ¡Cuídenlo, no lo destruyan!
¡Qué bello es el cielo! ¡Cuídenlo, no lo destruyan!
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