Qué es proyecto sagitario?

Cursos de Iniciación a la astronomía.

Didáctica astronómica. Talleres de Ciencia.

Charlas, cursos, campamentos, observaciones grupales.

jueves, 25 de junio de 2015

Silicio y Convexo

Silicio y Convexo

La escuela
El martes pasado ofrecimos una charla taller a dos colegios primarios de Chabás. La escuela anfitriona, mi querida Bernardo Monteagudo, la 208 de Chabás; los invitados, docente y alumnos de sexto grado de la María de Belén.

Quiero a la Monteagudo porque fue mi primera institución educativa como docente de ajedrez; fue, además, la escuela que eligió mi hija mayor para instruirse.

Cuando Natalia enfrentó la disyuntiva de comenzar su educación primaria, a los cuatro años de su edad, con su madre le ofrecimos que eligiera dónde cursar.  Recorrimos juntos los tres colegios del pueblo y su decisión fue categórica: ¡la Monteagudo! porque era la única que tenía patio de tierra, pasto y verde. Las otras… solo cemento, el frío e impersonal cemento (de verdad lo digo: nadie puede pensar sobre el cemento, el cemento es el kitsh absoluto).

Por desgracia, bien pronto la 208 sufrió el mismo progreso, el absurdo pavimento cubre hoy su patio. Cuando mi nieto Leónidas deba elegir su escuela, ay, ya no tendrá esa elección magnífica (si cada educador leyera a Tonucci, alguna vez).

La charla

La charla-taller ofrecida, terciaría sobre los términos Solsticio y Equinoccio. Los niños y docentes estaban sentados bien abrigaditos dentro de un amplio salón cuyas ventanas miran al noreste, en sombras a esa hora. Por romper hielos, pregunté:

¿Chicos, chicas, sobre qué hablaremos hoy?

Silencio acsoluto -como decía un director de secundaria local.
Los miré. Esperé. Insistí:

Queridos párvulos, inocentes niños y niñas, blancas palomitas, como decía un personaje de un programa de los setenta, Alguno de ustedes, por gracia del buen Señor, ¿tiene la más pálida idea de qué temas trataremos hoy?

Un niño levantó la mano, bien alta, la sacudió con fuerza.
Sonreí; le dije¡habla! Y él:

Hoy hablaremos sobre Silicio y Convexo…
……………………………………………………………..

¡Paaaaaajarito! Qué bien me vino esa pequeñísima diferencia en los significantes: silicio por solsticio; convexo por equinoccio.

No está nada mal. En realidad, a cualquiera le pude pasar. Quedé fascinado con esas palabras. ¿Por qué un niño de formación media, que ya había escuchado de sus maestras el verdadero título de la charla: Solsticio y Equinoccio, se zarpa con estas dos palabras tan sabrosas: silicio y convexo? Inmediatamente le pregunto si conoce el silicio, si conoce lo convexo… no contesta, no sabe. Le pregunto de otro modo, ¿qué es el silicio? ¿Qué es lo convexo? Nadie. Nada. Silencio otra vez. Trabajaría mucho sobre estas cosas que suceden, sin duda el niño ha oído estas palabras, no las ha inventado, y como solsticio y equinoccio le han de haber resultado ajenas -demasiado ajenas- otras dos le vinieron a la boca, más cercanas creo: Silicio y convexo.

Silicio y convexo, dije y, Sin el silicio no estaríamos aquí, ninguno de nosotros, ni siquiera esta escuela, ni este sitio en el mundo, ni el mundo mismo.
 Convexo… ya hablaremos de lo convexo.

Y comencé mi charla sobre el solsticio y el equinoccio.

El valor de lo verdadero

Un proyector con el Stellarium y el Celestia corriendo; un globo terráqueo armado sobre su trípode “al revés”; unas cartulinas amarilla y negra; y nada más. De hecho, los programas sobran, aunque sean los que más llaman la atención -a chicos y grandes.

Sobran los programas, digo, porque un ordenador no prueba nada. Un programa que genera y alterna imágenes, en realidad exige un principio de veracidad que no posee. Quién cree en lo virtual, en realidad cree en el programador y, antes que en él, debe creer en el observador, en el técnico que ha aportado las coordenadas y efemérides de cada astro para que luego podamos reproducirlas. Pedirle a un niño que crea todo eso, así, sin más, me suena a burla… aunque siempre lo haga. Por ello prefiero explicar y basar las pruebas sobre lo afirmado en elementos palpables: el globo; un Sol recortado en cartulina amarilla; una sombra plasmada en negro.

Así comencé la charla, con los programas en la pared y con los móviles o herramientas en las manos: blandí el globo frente a la clase y, desde atrás de su horizonte, repetidas veces hice aparecer un sol amarillo que otro alumno recortó. Mostré el solsticio que acababa de pasar; el equinoccio por venir, los sucesivos eventos que a ambos astros involucrarán, por los siglos de los siglos…

No sé hasta qué punto los alumnos comprendieron o imaginaron la solución propuesta para tales días, los solsticiales y los equinocciales (por supuesto vieron todos la noche de seis meses, el día de medio año de duración, y su contraparte, la noche igual*), lo que sí puedo asegurar es que dedujeron conmigo cuál es la posición real del eje de la Tierra, proyectado en el amplio espacio que nos rodea.

Para mostrar la posición del eje terrestre, con respecto al horizonte del observador y al sol, basta con una pelota y dos rectángulos de cartulina (como ven, sin cartulina no puedo imaginar la astronomía en la escuela; Aristarco y los demás gigantes no poseían cartulinas, pero tenían a su mano palos y patios de tierra donde clavarlos; como arriba dije, estas escuelas modernas no tienen ya patios de tierra y acaso este sea el motivo del fracaso de la escuela actual como generadora de niños experimentadores, o niños científicos).

Como pelota, entonces, usé el globo terráqueo. Deduzca usted para qué usé los trozos de cartulina.


Me gusta mucho usar una pelota en lugar del globo (para representar a la Tierra) porque los niños se sorprenden al ver que, para hacer ciencia, el maestro no ha menester de “objetos científicos” (una vez di esta misma charla con alumnos de profesorado, durante una noche fría, sin “elementos”, de modo que por mundo usamos una gorra bien enrollada sobre sí; otra vez la di con el tacho de basura del salón, por lo que me sorprendí a mí mismo como un emulo del genial Anaximandro, quién así describía al mundo: un cilindro magnífico girando en el cielo).

Con los alumnos de sexto grado formando corro, expuse las pruebas que, inapelables, demuestran a pleno día, en plena mañana (estaba ahora el sol a dos palmos dedos de su culminación), cual es la inclinación y cardinal a través de los cuales se proyecta el eje de giro terrestre. Razonamos el sentido y explicación que las evidencias pueden aportar a quienes sepan leerlas, y todos miramos el cielo sur, alto y celeste sobre el patio del cole, donde yace el impalpable polo sur.

Es muy extraño que en los profesorados no expliquen estas razones tan simples. Muchos docentes llegan al aula convencidos de que el sur “está abajo” y dan por ciertas dos voces que en el Cosmos nada significan (arriba-abajo, palabras que solo son válidas para el hombre en proximidad de campos gravitatorios; más aún, arriba-abajo tiene valor en tanto que hemos evolucionado con el cerebro “lejos del piso”, por protegerlo. Hay seres sobre esta tierra para los cuales su arriba-abajo es el norte-sur magnético, y otros para los cuales arriba-abajo es la diferencia de temperatura próximas a las dorsales oceánicas).

Después de esta cháchara aburrida, nos dedicamos a observar –mediante el telescopio con filtro Ha- el lindo sol que arriba lucía. El limbo mostró dos manchas gigantonas y fue un verdadero espectáculo.

Como cariño hacia los visitantes la directora había comprado varios presentes. A los niños que se esforzaron en participar con preguntas o respuestas lúcidas se los regalamos. Un acierto la elección de los mismos: lupas, calculadoras, lapiceras. Por supuesto, estos dones me vinieron de perlas para explicar las dos palabras que titulan la nota de hoy: silicio y convexo.

Con la lupa nos pusimos concentrar luces del cielo y quemamos las cartulinas amarillas que yacían en el piso, pues habían cumplido su labor*. Charlamos entonces sobre lo convexo de sus lentes y enseguida aclaré, para cerrar, que el silicio es elemento fundacional de mundos como el nuestro (y sus seres).



Elementos que componen la Tierra
Oxígeno: 46 %
Silicio: 28%
Aluminio Al: 8%
Hierro Fe: 5%
Calcio Ca: 3,6%
Sodio Na: 3%
Potasio K: 2,6%
Magnesio Mg: 2,1%

Con el sol a un palmo del meridiano, me fui a casa, contento por el trabajo realizado. Ojalá los niños hayan podido aprender algo esa mañana.

Preguntas de despedida: 

¿Cómo prueban dos cartoncitos, una pelota y un patio de escuela la posición real de la Tierra en el espacio con respecto al sol?

¿A qué hora comenzó la charla?

¿A qué hora salimos a observar el sol?

* noche igual = equinoccio, la noche igual al día en duración horaria.


*Estas charlas, gracias al gobierno actual santafecino, son gratuitas para todos los colegios y profesorados de Santa fe. Pueden ser solicitadas por mail a sergiogalarza62@gmail.com o al contacto de la Subsecretaría de Apropiación Social, Ojo con el Telescopio, dependiente de la SECTeI, Santa fe.

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