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martes, 5 de junio de 2018

«Hay indicios de que la contaminación lumínica puede causar cáncer»

Emilio José Sánchez, catedrático de Fisiología Humana de la UC, asegura que «rompemos miles de años de evolución basados en el día y la noche y creemos que no hay consecuencias»


José Carlos Rojo

JOSÉ CARLOS ROJOSantander
Hace tiempo que quedó demostrado que dilatar la exposición a dispositivos electrónicos hasta altas horas de la noche puede producir trastornos del sueño, nerviosismo y ansiedad. Pero a medida que avanzan los estudios se demuestra que el impacto de la luz artificial en horas de oscuridad natural, en la noche, puede trastocar el reloj biológico hasta el punto de favorecer la proliferación de ciertos tipos de tumor. «Tiene su lógica. Si alteramos esos ritmos de día y noche, cambiamos el patrón de reproducción celular y ahí está la clave», destaca el catedrático de la Universidad de Cantabria Emilio José Sánchez (Valencia, 1949), autor del libro 'Hicimos la luz... y perdimos la noche', donde pone el foco sobre la multitud de enfermedades que desencadena la llamada polución luminosa.
-Lo correcto, entonces, es mantener la lógica del día y la noche.
-Hay muchos parámetros que han cambiado en estos 50 millones de años. El cambio climático, la disponibilidad de alimentos, la organización social, etc. Pero hay algo que permanece inmutable: el ciclo del día y la noche. Es lo que ha dado lugar a la aparición de diferentes tipos de animales, los diurnos y los crepusculares. Nosotros somos diurnos, tenemos actividad durante el día y disponemos de unos relojes biológicos que de alguna manera controlan eso.
«No es bueno permanecer hasta altas horas viendo la televisión, o pegados al móvil o la tableta»
-¿No tiene nada que ver con la cultura?
-Cuando nos levantamos, por las mañanas, la presión arterial sube. Es una respuesta que se produce una hora antes de levantarse. Un proceso automático. Digamos que el cuerpo tiene un plan de trabajo. Si todos los días vas a comer a las 15.00 horas, tienes el aparato digestivo preparado para eso.
-¿Ese reloj biológico está en el cerebro?
-Todos los órganos tienen un sistema dedicado a ello, pero el central, el jefe, que los coordina a todos, está en el hipotálamo. Se identificó hacia el 1750, pero no se le hizo mucho caso hasta los años sesenta. Lo descubrió un monje que comenzó a experimentar con una planta que abría sus pétalos por las mañanas y los cerraba durante la noche. Encerró la planta en un armario y contempló que mantenía el mecanismo. Para nosotros, el problema es que nos hemos regido por esa lógica del día y la noche durante miles de años y ahora, en menos de cien años, que es como un milisegundo en tiempo de evolución, hemos cambiado estas pautas con el descubrimiento de la electricidad.
-Y según dice tiene sus peligros...
-Lo notamos muy bien cuando sufrimos el jet lag. Eso nos sucede porque alteramos el reloj interno. Ahora a diario recibimos señales que son capaces de alterar nuestro reloj biológico. A esto lo llamamos 'cronodisrupción' y cada vez se demuestra con más datos que tiene consecuencias sobre nuestra salud.
-Habla incluso de cáncer...
-A largo plazo puede incidir en la aparición de cáncer de mama. Hasta tal punto de que en algunos países ha comenzado a considerarse enfermedad laboral. En Dinamarca, por ejemplo, hay mujeres a las que se les ha pensionado porque han desarrollado un cáncer de mama tras pasar un mínimo de 20 años trabajando en puestos donde estaban expuestas a luminosidad en la noche.
-¿Cómo se explica el desarrollo de esta enfermedad en estas condiciones?
-Faltan muchos estudios para concretar más la relación causa-efecto. Nosotros lo que hemos demostrado en nuestro departamento es que ratas con tumores de mama desarrollaban mucho más rápido el tumor si eran sometidas a polución luminosa. También hemos demostrado que para la misma ingesta de calorías desarrollaban más peso. Tiene una relación sencilla. Es ese reloj interno el que controla cuestiones tan importantes como el ciclo de reproducción celular. Tiene toda lógica.
-Ante esta situación sólo queda tomar precauciones.
-Lo más seguro es estar sometidos a luz natural cuanto más tiempo, mejor. Y respetar las noches. No es bueno permanecer hasta altas horas viendo la televisión, o pegados al móvil o la tableta. Esto puede inhibir la producción de melatonina y es el desencadenante del insomnio y estas otras afecciones que hemos hablado.
-También existen diferentes tipos de luz artificial. No es lo mismo el led que la bombilla tradicional.
-La luz azul es la más estimulante. Hay estudios que avanzan que lo idóneo es que las luces de los coches sean azules, porque mantienen la alerta. Sin embargo es precisamente la peor luz si queremos iluminar la noche. Investigadores de diferentes universidades están desarrollando filtros para cribar ese componente azul de la luz.
-Algunos móviles tienen un modo noche que sirve para reducir el brillo y cambiar el tono de la pantalla hacia el amarillo.
-Y hay programas de ordenador que también hacen lo mismo. El objetivo es filtrar ese componente de la luz.

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