Mirar por primera vez.
Observar con
el “Ojo
de Japeto” es una experiencia memorable, sea que eches ojo sobre una
nebulosa, sea que caigas sobre una estrella visitada como Rigil Kent. El porte de
este amigo blanco es soberbio. De nombre comercial Puente de Luz, bautizado
como arriba reza y renombrado luego como “Gracias Moni” por Migue, quien estima
que la presión que la naifa metiera para que me desprendiese del armatoste fue
crucial para que lo hubiera llevado tan lejos; aunque yo le jure que lo entregué
–a regañadientes, es cierto- para cumplir con la palabra empeñada. Quería que
tuviesen semejante arma pues el Rodo andaba de a pié con un libro en gateras y
el Migue picado por ver el Todo, pero ambos remoloneaban como niños vergonzosos
frente a una torta de crema en cumpleaños ajeno, temerosos ante sus madres de gesto adusto. Así las cosas, encargué el telescopio al
mítico Roger, el mejor proveedor de América del sur: Vos traemelo, Roier, si
los vagos no pican y no lo quieren para si, papita pal loro... -le dije. Y el
Roger en menos de lo que tomo para escribir este reporte ¡lo tenía armado en su
negocio! Uy, qué clavos corté esos días, qué terror tuve a que Moni lo viera. Pensé
entonces, Si lo ve, de una sabe que es para mí pues nadie en 5000 km . a la redonda es
capaz de comprar en lo del Roier un Meade LB, un dobson de 400mm de cacerola,
con perdón de la palabra. Todos los días pasaba por enfrente, me paraba en la
vereda, veía cuán, cuán grande era, cómo obstruía el paso a los desprevenidos
clientes que entraban a la óptica a por sus simples, mortales gafas, sus
espejuelos livianos, acaso orgánicos, de no más de uno o dos milímetros de
espesor; y allí mi precioso LightBridge, erguido cual un aljibe absurdo en
medio del estar, con un espejuelo de
cinco centímetros de grosor, pesado como un novillo, en oposición… astronómica,
si cabe, con el resto del storage. Una semana estuvo el trasto en Óptica Elena,
hasta que me animé a llevarlo a casa, a mentir-aseverar de una, No Moni, no es
para mí, es para el Migue y para el Rodo, Sí, Mimoni, ya lo llevamos, apenas
vayamos… Y, por dentro, Ojalá no lo quieran, ojalá no se decidan nunca, ojalá
me lo pueda quedar, total, una vez que entró a la casa...
Ah, qué días
aquellos, observar el mundo mediante la propuesta ¡Blue experience! Con el
fabuloso Ojo de Japeto. Recuerdo unas anécdotas; cariñosa: La señora mamá del
Roier me escucha decir El Ojo de Japeto y me reconviene, delante de todos, Sergio,
Jápeto, es Jápeto; precavida, de un observador de fuste: No lo uses, no se lo
des a los chiquillos, no lo uses en las plazas; amistosa, el Migue en el
momento en que se entera: Uhhh chaguito, ¡qué hiciiiiiiiiste! Yo la estoy
apalabrando a Liz, pero aún no afloja… Jajaja, ya iría a aflojar, que el Migue
no es ningún zonzo.
Por estos
lares muy poco jugo pude sacarle, sin embargo. Observé un par de veces desde la
plaza de Bigand con niños y amigos, y luego en el campo, una noche con Daniel y
otros amigos y parientes en La estrella; luego con Javier, Richi, Julián y Juan
Pablo, en otra noche fría y húmeda como pocas, durante la cual despachamos
choris y largas charlas; noche esta última en la que vi por primera vez la Hélice (más grandota y
nítida que el dedo gordo de mi pié) y, por lo mucho que brillaban, por primera
vez vi Carina (estuve con ella una hora, creo, paseando por sus aureolas de
humo, los rizos de nube negra o brillante por igual; el homúnculo estaba
sentado sobre mi nariz y la key hole se partía en dos o tres partes dentro de
un Orión de 8mm y 65º de campo ap.) y la cara oscura de la Luna , iluminada con el débil
resplandor de la atmósfera terrestre en unas vistas que guardaré en la sesera
por siempre.
Al fin, pudo
Moni ausentarse unos días de sus muchos quehaceres, cargué el Ojo en
Quéchatitache y -sí, con desconsuelo, que lo sufrido no desmerece lo cumplido-
lo llevé a los amigos cuyanos. La noche de estreno bajo los 68º long O. está
redactada en “Aldo, el huidizo” http://sagitarioblues.blogspot.com.ar/2012/07/aldo-el-huidizo.html y salidas subsiguientes. Recuerdo de aquellas
tenidas que localicé a la
Moneda de Plata (NGC253) a través de las nubes, que al LB no
lo detiene nada como no sea una pared. Y de adobones, la pared.
Pasaron los
días como si los llevara el diablo, che, desde la compra del Ojo de Japeto
hasta hoy: La estar del 2012,
a la que no asistí; el alejamiento de EP; el plan de Proyecto Sagitario 2012,
35 actividades en 25 colegios, apoyado por Sygma Seguridad, por la Comuna de Bigand y la SECTeI de Santa fe; el
fortalecimiento de amistades recientes: Cristián, Aldo Kleinman y Aldo Mottino;
un par de vueltas por Rada Tilly, donde asistí a tres colegios, un club, una
playa y una punta, la del Marqués; una vuelta por Olavarría (gracias de nuevo
por esas veladas); la compra de “El Pequeño Juan” y Proyecto Sagitario en
Rosario; la llegada de los cometas con motivo del nacimiento de mi nieto
Leónidas; el inicio del plan 2013 de PS y la SPVG 2013, de posteo reciente; y, al cabo, el
pasado fin de semana de vuelta por Mendoza, en plan trabajo y compra de
tomates, que cada cual viaja por lo que cree justo.
Llegamos a San
Rafael con Moni en la chatita. Mi Kangoo no tiene radio ni aire, pero le caben holgados un par de teles de envergadura o varios cajones de tomates. Llegamos al mediodía del sábado después de almorzar unas zapatillas
de jamón y queso. Esto es digno de saber y memorizar, amigas, amigos, que
seguro seguirán ustedes viajando a las juntadas de Jaime en el futuro, y, según
creo, no deben perderse esta Pernil Experience, de la mano de
Proyecto Sagitario:
Cuando lleguen
a Monte Comán, localidad sita al borde del desierto en el camino de la Horqueta , a/desde San
Luís, verán sobre una de las últimas cuadras dos despensas o negocitos -a mano
derecha si vas de vuelta-; el segundo -de afuera una ventana y una puerta sin
esmeros, solo una pizarra con letras de tiza- está atiborrado de cosas, todas
ellas para comer, para llenar la barriga, para abrigar el alma que de eso se
trata si llegas del desierto o vas a internarte en él. El cuchitril es atendido
por un señor tan amable como ancho y su muy querida esposa; ambos son pillos de
alta estofa; te dirán: ¿Un sanguchito? Como no, Vieja, hacele un sanguchito de
jamón a esta chiiica… y en menos de lo que tardo en cambiar un ocular se
aparece la señora de dentro de la cocina con un paquete más grande y más pesado
que un reflector de 90mm, con su montura correspondiente. Dentro del paquete,
dos sanguchitos.
Estos, con el siguiente set up: dos panes caseros hechos al horno de leña, cada
uno de un pié y medio por un palmo de ancho y cuatro dedos de alto. De estos
últimos, dos dedos corresponden a los panes superior e inferior, los dos dedos
restantes para el mucho jamón y no poco queso, unas cuchilladas de manteca y tu
saliva que ya va chorreando de tu bocaza, la cual, como las caderas de una
parturienta, se desencajan lentas para permitir la entrada de semejante
esperpento alimenticio.
Uff, amigas,
amigos, qué panzada. Abrimos solo la mitad de uno y lo fuimos masticando
despacito mientras la turbo blanca se encarama por esos senderos de ensueño
coronados por álamos de cobre, los
cuales van escondiendo y mostrando las añosas viñas, los secaderos, el campo
ralo y mustio tras las primeras heladas. Ese último tramo de mis llegadas a San
Rafael siempre me entusiasma, me hacen pensar en vivir allá, en esa zona
alejada de la ciudad, que ninguna es buena para nadie y menos para un
astrónomo.
Dimos en la
citi con las amigas los parientes y el cada vez más querido Migue y su linda
familia; el Rodo andaba de paseo por Baires con sus estrellas al hombro, en el
literal sentido de la palabra.
Nos alojamos en un complejo de tres casas más lindas que un mak de 127mm. Con parque
espeso y poca luz artificial, con unos techos arbolados a los que se accede por
una escalera muy cómoda y accesible, tanto que me imaginé allí con mi
Lamborghini. De verdad, para recomendar si no te importa lo que gastas, como
corresponde a un hombre que se siente pobre como yo: La Pilar , de Horacio y Daniela. http://www.lapilar.com.ar/
Pasamos tres
días allá; hice mi trabajo; compró Moni sus tomates y solo el lunes pude ir a
observar con Migue y el Ojo de Jápeto, como quiere la madre de mi socio el
Roger (un chiste viejo: somos socios en el negocio pues mientras él vende los
telescopios, yo los compro). En verdad, tanto el sábado como el domingo hubo un
cielo de ensueño, lo pispiaba desde el parque de La Pilar , pero contingencias de
casado me apartaron del gusto y el placer de caerle al amigo.
No dejo en el
tintero una visita que le hice al Anticuario, una librería de primera que está
ubicada a la vuelta del negocio del Migue en pleno centro de la ciudad. Cada vez que caigo en una localidad me apersono
en su librería y hurgo en los anaqueles pues sostengo que, en cada una, un
libro muy especial me espera. Estaba otra vez el broli deseado aguardando por
mí, aunque no supiese al ingresar cual era, lo supe al verlo: La Vida de
un Joven Planeta, de Andrew Knoll, editora Crítica (los primeros 3.000
millones de años de la Tierra ,
apasionante); y Los agujeros negros, los cuásares y el Universo, de HL Shipman,
editora Alambra. Ya ven, dos libros por lo cual se justifica el viaje; el
resto: los amigos, el cielo, los vinos, el aceite; todo eso, de yapa.
Ya que
estamos, el vino. He tomado mucho contenido de las verdes botellas del buen
vino mendocino; he bebido malbec, cabernet sauvignon, sirah, barbera y bonarda,
algunos pinot noir, y muchos, muchos merlot que quedan como mis preferidos. De
estas varietales más o menos comunes en San Rafael me quedo con las vinificadas
por los mismos productores, por las pequeñas bodegas, por emprendimientos que
no exceden la hectárea y un galpón que, en Santa fe, no sería sino un garaje de
auto, mientras que allá, en Cuyo, con la diversa mentalidad, es un
microemprendimiento que exporta al mundo. En cuyo,
un productor trabaja de sol a sol, literalmente (en la pampa esto no existe). La vid, para que dé vino,
precisa de cinco años de trabajo previo y esmerado cuidado.
Antes de volver, me corrí hasta lo de Carlos Camargo, titular de su finca, quien mantiene un par de hectáreas con tomates y vides. Produce Malbec y Cabernet de viña propia y justo el lunes lo pescamos con dos tanques de acero ahítos de Barbera de un viñedo amigo. Nos hizo probar el mosto del barbera, un zumo purpurado y dulzón más rico que una foto de M8 procesada por los amigos de surastronómico. Un vasito, nos dio, un par de dedos en él bastó para que mi alicaído espíritu se alzara al cielo diáfano del mediodía, que la una le caímos al pobre Carlos. Luego nos hizo probar el mismo líquido bendito pero culminada ahora su vinificación. Ah, qué placer, qué aromas allí, qué vahos alcohólicos más exquisitos. No dejen de ir a la finca Camargo, háganme caso. Me llevé una caja de sueños y unos litros de buen aceite de oliva, allí prensado, asimismo.
Antes de volver, me corrí hasta lo de Carlos Camargo, titular de su finca, quien mantiene un par de hectáreas con tomates y vides. Produce Malbec y Cabernet de viña propia y justo el lunes lo pescamos con dos tanques de acero ahítos de Barbera de un viñedo amigo. Nos hizo probar el mosto del barbera, un zumo purpurado y dulzón más rico que una foto de M8 procesada por los amigos de surastronómico. Un vasito, nos dio, un par de dedos en él bastó para que mi alicaído espíritu se alzara al cielo diáfano del mediodía, que la una le caímos al pobre Carlos. Luego nos hizo probar el mismo líquido bendito pero culminada ahora su vinificación. Ah, qué placer, qué aromas allí, qué vahos alcohólicos más exquisitos. No dejen de ir a la finca Camargo, háganme caso. Me llevé una caja de sueños y unos litros de buen aceite de oliva, allí prensado, asimismo.
Como el martes
nos volvíamos, quedamos con Migue para observar en la noche del Lunes. Llegué a
su casa cuando cenaban los chiquillos y recibí de su Anita un dibujo precioso
donde ella y yo caminamos tomados de la mano bajo un cielo luminoso, con un sol
re-cheto que calza lentes ahumados dado su propio brillo.
Armamos al Ojo
de Japeto en el traspatio, guarecidos de los reflectores que la gilada traduce:
reflector-luz-seguridad; luego: muchos reflectores-mucha luz- mucha seguridad.
Ay, la lógica amarilla.
Ubicado el pie
de Ojo en el sitio preciso arranqué con Canopo para alinear el buscador. Hecho
esto fui sobre M41 quien invadió por completo a un ocus plossl de 25mm
genérico. De allí a un cúmulo muy bonito, el NGC2362 mag 4.1, sobre el cuarto
trasero del Perro. Este es un cúmulo muy jovencito con estrellas de 5 millones
de años clase O y B, y un centenar de estrellas en formación. Muy cerca tiene
una gran nube de gas, la cual se supone alejada por la intensidad del viento
estelar, tan brioso.
Como Canis mayoris ya se iba a la cucha subimos a por el Triplete
pero el norte estaba saturado por seguridades; subimos aún a por la Sombrero , la galaxia M104,
la cual encontramos nítida en el buscador, al sur de la Puerta de las estrellas,
así que le metimos ojo en varios oculares a dicha Gate. La galaxia se veía
nítida, su barra de polvo característica, el brillo de su núcleo. Este conjunto
es precioso en cualquier teles, ya que la Stargate y la Pequeña Sagita son
inconfundibles y todas caben en el campo a bajos aumentos.
Antes que el
hermoso Saturno alzara sobre el techo de la casa, nos corrimos al sur, y caímos
sobre la enamorada de mí. NGC3372 nos sentó de traste, como siempre. Su
Homúnculo, su llave. La cerradura es algo digno de describir después de haberle
mirado una hora o poco más, claro. Una voluta humo negro se enrosca sobre un
brillo apenas sugerido pero inconfundible en el ocus de 2´´ y 13mm. Esta figura
tan curiosa resalta sobre la nebulosa brillante y deleita a cualquiera.
En oscura
charla con el Migue nos preguntamos sobre los estados del espaciotiempo (así
debe escribirse, decirse y pensarse, leí hace poco de un grande argentino), me
refiero a eso tan curioso que, sea lo que sea, da hoy en energía, mañana en
materia, y luego de ser otra vez energía trasmuta en no-espacio. Tal milagro
constituye los agujeros negros, por ejemplo. Esto es algo que uno acepta, sí,
como no, si lo leímos cien veces en cien libros distintos, que la energía del
Bigbang deriva en materia ordinaria, que ésta da a energía cuando se comprime a
la materia más allá de cierto punto, y que el espaciotiempo se hunde y
desaparece si la acción de la materia es tal o cual (desaparece es palabra que no tiene significado, pues desaparece lo
que es, y un hoyo negro no es). Uff. No conformes con estas conclusiones y
después de recorrer el cúmulo NGC3532 y luego la Gema, y también la roja DY
crucis (rojísima en el 400mm de cacerola -qfp) y el Joyero, pusimos en palabras
esa vista de los dioses que implica lo siguiente: cuando vemos una galaxia, la
vemos en un instante, quieta, enroscada si es una barrada o una espiral, y
deducimos de sus brazos curvos el giro que efectúa, grácil, sujeta al tejido
cósmico. Más, una mente de viviera 200 millones de años, le vería dar una
vuelta completa, por ejemplo; y una mente que viviera 1000 millones de años, le
vería girar cansina, y alejarse al
hacerlo. Qué espectáculo, qué espectáculo maravilloso ha de ser ver el cosmos
en movimiento de su macro escala. Tal vez, en lejanas galaxias o aún sobre
nosotros, aquí y ahora solo que invisibles e intangibles, seres impensables se
recuestan por las noches a observar los Molinetes del cielo girar y soplar el
cosmos con sus aspas de soles, polvo y conciencias.
¿Miran esos Prodigios
a los soles que más allá de novas se cierran como flores nocturnas en la
mañana, arrugando la geometría del espacio, acaso en esas figuras preciosas que
forman los remolinos de agua en los ríos, o los gases en los cielos y que se
ven asimismo sobre la atmósfera del gran Júpiter, por ejemplo, turbulencia
titánica cada agujero negro que engulle lo que es para dar potencia centrípeta
a los mirasoles del cosmos?
Acá no
llegamos con el Migue pues él es hombre que lleva su cabeza sobre los hombros.
Pero llego yo ahora que al cuete estoy sentado en mi silla frente al ordenador
tecleando mi pasado. Y concluyo con lo siguiente, una mente aún más lejana y
ubicua, ¿podría ver al mismo universo nuestro nacer, crecer y morir o dejar de
ser al multiplicarse en cientos de nuevos universos sitos en otro algo, donde
ni siquiera las reglas físicas fueran las mismas? Pero esto hace rato que no es
ciencia, ni astronomía, ni nada, solo divagues.
Al meterle ojo
a Saturno con el Ojo vimos el Migue y quien habla cinco tímidas luces que
creímos sus satélites y que ahora les confirmo por Stellarium. Los cinco puntos
brillantes eran Dione, Tetis, Rea y Titán. Una estrella vi como luna y ahora sé
que Encélado era la quinta y no ese sol que pinta arriba. Antes de irme del
relato dejo constancia de haber mirado un largo minuto a la bella nebulosa Azul
de Crux, la NGC 3918,
una planetaria tan grande y tan blue como mis ganas en la difusión de la
astronomía. Su disco nítido asusta y uno se dice, ¡diablos, qué mina esta!
De todos modos
y ante la distancia infinita que media entre el ver y el contar lo visto,
resumo lo siguiente: Rigel kent se veía nitidídsima, doble, muy bien resuelta,
brillaba allí Rigil A y, aquí, a un milímetro gordo de ella, Rigil B.
Increíble parece ir a mirar esa estrella tan visitada con el dobson de 16´´, y sin embargo fue como hacerlo por
primera vez.
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