Qué es proyecto sagitario?

Cursos de Iniciación a la astronomía.

Didáctica astronómica. Talleres de Ciencia.

Charlas, cursos, campamentos, observaciones grupales.

lunes, 31 de julio de 2017

Las blancas flores de la luna

Las blancas flores de la luna

Una lata brillante desciende sobre la Luna. 
Se abre una puerta y baja el Astronauta Intrépido, vestido con su traje.
Apenas toca con sus zapatones el suelo, pone cara importante y dice:

Este es un pequeño paso para el hombre, y un…

Lo interrumpe un reto:

¡Me está pisando las flores¡

Intrépido se da vuelta de un salto, con una mano en el pecho:

Qué, ¿cómo puede ser?¡¡

Y déle.- Le habla una persona menuda, vestida de blanco, que sale de atrás.- ¿Ve? me sigue pisando las flores¡¡¡

Pero ¿Qué flores? Si estamos en la Luna. En la Luna ¡no hay flores!

- ¿A no? ¿Y esto qué es? Fíjese, las sembró mi padre, hace mucho tiempo: las buscó de este blanco tan lindo para que hagan juego con el paisaje.

Intrépido se agacha, mira y asiente:

Ah, sí, ahora las veo. ¡Parecen de tierra!

¿Parecen de qué?
           
 De tierra (el astronauta advierte que su interlocutor no entiende, y se explica de otro modo),  de polvo quiero decir.
           
Claro, de polvo: parecen de luna. ¿De verdad le gustan?

 Mucho, pero ¿Qué hace usted aquí?

¡Vaya pregunta! ¿Qué hace usted, aquí? Este cráter es mi casa. ¡Usted alunizó en mí patio! ¡Y sin pedir permiso! Le recrimina con un dedo.
           
 Es que creí que aquí todo estaba vacío.- Dice, y agrega: Yo vengo de la Tierra, sabe.

 ¿De dónde viene?
           
 De la Tierra, de ahí. – Intrépido señala la esfera azul que cuelga del cielo.
 Ah, viene de Azulina, ¡el planeta de topacio! ¿Y qué anda buscando por acá, si se puede saber?

Vine porque ¡soy un Astronauta! La misión de un astronauta es la de recorrer el espacio. Justamente, ando en busca de piedras y de… Bueno, no esperaba llevarme más que un poco de polvo, algunos cascotes.

 ¿Y viene de tan lejos, por unos cascotes? ¿No hay cascotes en Azulina?

Sí hay. Lo que busca un astronauta es cascote de otro mundo: de la Luna, por ejemplo. Y también tengo que saber si hay agua, o si hay metales, o si hay…

El astronauta se golpea el casco y exclama:

¡Vida! Tengo que saber si aquí hay vida¡¡ Y acá estoy, hablando  con usted¡¡ y usted está viva¡¡¡¿se da cuenta?! Aferra y sacude sus hombros, entusiasmado.

Me parece que en Azulina no son muy inteligentes.- Dice nuestra persona, por lo bajo, y más fuerte:

Si quiere se lleva una bolsita de polvo, y un cascote le doy, ¡Pero la vida se queda acá! ¡A mí no va a llevar a ningún lado!

Mire que si usted viniera a la Tierra

A Azulina…

Sí, a Azulina, si usted viniese a Azulina, sería una persona famosa, sería una persona importante y, ¡qué digo! ¡Sería una personalidad!

Aja, ¿y para qué quiero yo ser una persona famosa, importante y no sé qué más? ¿Si no voy a estar en mi casa, en mi cráter, con mis hermosas flores de luna?

Pero… tráigase alguna. Puede venir conmigo a la… a Azulina. Le va a gustar, de allá se ve tan linda, la Luna.

¿Para qué voy a mirar de tan lejos lo que de verdad quiero?

Allá hay flores de mil colores.

Pensé que sólo serían azules, las flores de Azulina.

Allá hay grandes mares de agua.

Aquí hay grandes mares de tranquilidad.

Allá hay llanuras de pasto y de trigo que se mecen en el cálido viento de la tarde.

Aquí hay hermosas planicies de brillante polvillo blanco, y luego campos de antigua lava oscura; cada tanto, una de nuestras casas de cráter.

Allá hay nubes y ocasos y auroras boreales.

Aquí hay abruptos días y abruptas noches, y el espectáculo incomparable de Azulina.

No se va a dejar convencer, ¿verdad? Dígame, ¿Cuál es su nombre?

Mi nombre es Eneles, y no es que me tenga que convencer, es que tengo la certeza de vivir allí donde debo vivir.

¿Eneles? que nombre más lindo; yo soy el astronauta Intrépido, para servirle. Hace una reverencia y sigue:

Entonces, ¿me iré de vuelta  a mi cascote solo, con mi cascote?

Y con su polvo.

Si, con su bello polvo de la luna… Pero usted me ha turbado, Eneles. Usted… Yo venía con grandes ideas, (alza el brazo, barre con un arco el negro cielo) a buscar una tosca, un terrón, y ahora (junta las palmas, las baja, se las mira) siento que me voy con las manos vacías… Porque, ¿me deja que le diga? Allá, en mi Tierra, en Azulina - como usted dice- vivo solo, ninguna persona  ha querido aún ser mi amiga. Hace años que la única compañera es su luna tras las rejas de mi ventana.

No imagino por qué, se ve usted tan apuesto dentro de su traje...

Si me ve así, acepte, Eneles, véngase conmigo; en mi nave hay lugar suficiente… si nos apretamos un poquito.

Pero ¿usted vio mi casa, lo amplia y abierta que es? Dese vuelta un poco – está muy duro ahí dentro- y mire mi mundo, mi querida luna. ¿Ve una puerta, una pared, una reja? Aquí todo es amplio y límpido. ¿Cómo haría yo para viajar sin espacio por el espacio?

Tiene razón, Eneles. ¡Qué le pido! Somos distintos, yo extrañaría mi tierra y usted la suya. Voy a juntar una piedra o dos, y ya me pego la vuelta.

No olvide su polvo, aquí le doy este puñado. Guárdelo de recuerdo, para que piense en este momento durante las noches de luna nueva.

Lo pondré en una maceta, en una de esas  florece una de sus flores, tan blancas.

Acuérdese entonces que no eran mías, son obra de mi padre, a él le debo este jardín.

Su padre… ¿podré conocerlo?

Es curioso; igual que usted, él se fue al cielo. Andará sembrando sus flores, quién sabe dónde.

El astronauta se mesa la barbilla del casco, pensativo. Y dice:

¡Eso sí que es ser un astronauta! yo venía a llevarme cosas, pero su padre vino a dejarlas. Sabe una cosa Eneles, acá le devuelvo su piedra y sólo me llevo una pizca de su polvo tan lindo, tan blanco. Voy a seguir el mensaje de su padre. También voy a dejarle algo, para usted,  hermosa gente de la  luna.

El astronauta se vuelve y camina hasta su lata, hasta su nave. Eneles, que ante la galantería había bajado su rostro, lo mira con interés. Intrépido revuelve un poco y regresa con algo en la mano. Entonces dice:

Tenga, guarde esto, para que usted también me recuerde durante las noches en que azulina no brille.

El astronauta le entrega un libro de tapas rojas. Eneles se quita un mechón de la frente, toma el libro y murmura:

Un libro, un libro del espacio, ¡un libro de astronomía!

Sí, también a mí me lo dejó mi padre, antes de marcharse. Ese libro me trajo hasta aquí, hasta su luna. Yo me hice astronauta por el amor que tuve a ese libro.

Y por amor a su padre, así como yo amo mis flores que hacen juego con el paisaje.

Así ¡precisamente!

Se miran en silencio, se toman la mano y (mientras las luces de la sala merman) miran el alto cielo que se ilumina, tachonado de estrellas, Y saludan al público.

Telón.


Sergio Galarza, mayo 4 de 2010.

viernes, 21 de julio de 2017

Armado, puesta en estación y uso del telescopio

Armado, puesta en estación y uso del telescopio reflector sobre montura ecuatorial (Eq).


Hay varios tipos de telescopios en el mercado Argentino, los más comunes son refractores y reflectores. Por supuesto, existen telescopios con otros diseños ópticos, como los Schmidt-Cassegrain o los Maksutov-Cassegrain, y son excelentes, pero no hacen al objeto de la nota, aunque algunos tópicos y consejos de esta serán aplicables al uso de aquellos.

Históricamente, los primeros telescopios desarrollados fueron los refractores, los cuales constan de una lente primaria -que focaliza la imagen que proviene del objeto- y una lente secundaria, sustituible, comúnmente llamada ocular*, encargada de la magnificación angular deseada (los aumentos o x). Los telescopios refractores son prácticos pues no suelen sufrir descolimación de su tren óptico, ya que las lentes principales vienen firmes en su empaque frontal.

Los telescopios reflectores en lugar de lentes constan de un espejo por primario y fueron inventados por Newton. Este espejo es cóncavo y focaliza la luz capturada. Esta concavidad será de curvatura esférica o parabólica en función de la focal y o calidad deseada por el fabricante. Al contar con espejo en lugar de lentes, a igual diámetro de apertura, los telescopios reflectores son más económicos que los refractores (un espejo solo está trabajado en una cara; una lente necesita desbaste en ambas caras).

Armado del telescopio: el telescopio reflector o newtoniano viene de fábrica con los siguientes componentes:

Un tubo óptico ensamblable OTA

Un buscador con soporte, colimable.

Una barra plana (cola de milano) con anillas.

Una montura ecuatorial, con dos manijas flexibles extensas, o manivelas cortas (para ajustes en el seguimiento de objetos, en los ejes AR y declinación δ)***.

Una barra de contrapesos. Uno o más contrapesos.

Un pie o trípode extensible.

Un set de accesorios:

Bandeja porta-oculares y tornillitos. Ocular Plosl de 10mm. Ocular Plosl de 20mm. Lente de Barlow 2x. Filtro lunar, Brújula, Llaves varias.

Pasos de armado:

Primero se planta el pie o trípode, bien abierto y firme, y se fija su bandeja con los tornillos provistos. Esta le da bastante estabilidad. Si el trípode no fuera robusto se puede mejorar su estabilidad colocándole pesas, pero es una modificación a cargo del aficionado.



El Armado:



Se coloca la montura sobre el trípode; se fija con el tornillo que va debajo del trípode que ajusta en la base de la montura; con una mano se sostiene a la misma y con la otra se le enrosca el tornillo.

Las monturas tienen uno o dos tornillos horizontales en su base, en sentido N S, opuestos entre sí; sirven para setear la latitud sobre la que se utilizará el equipo (no confundir con los tornillos de acimut que traen las monturas Eq3 y superiores. Los tornillos de acimut son perpendiculares al eje principal (AR) del telescopio.

Seteo de la latitud.

Seteo fino del acimut. Solo para astrofotos.


Eje de latitud: En un costado de la montura, hay una escala graduada -0° a 90°. Setear la elevación polar por medio de su enrosque o desenrosque combinado. Algunas monturas traen un freno -tornillo firme- para el eje latitud, fijar una ver seteada la altura polar.

Frenos: AR en primer plano, Dec arriba a la derecha.


Verificar que la montura tiene dos frenos livianos con mariposa plástica: uno sobre el eje principal o de AR (co-lineal con el eje de la montura) y el otro perpendicular al anterior, llamado eje dec, δ, o eje de declinación. Los frenos deben estar ahora flojos o sueltos. Los frenos no deben ser forzados: si los ejes no se desplazan libres para lo que sigue hay que aflojar los frenos.

Se rosca la barra de pesas, se le desenrosca el tornillo tope inferior, se coloca la pesa -o las pesas- y se ajusta el tornillo tope inferior.



Se atornillan las anillas sobre la cola de milano cuidando que ambas abran en un mismo sentido de la cola de milano. Se ajusta la cola de milano con las anillas sobre la corredera de la montura con la mariposa principal y el tornillito del seguro (en los modelos eq5 y superior).

Se rebaten las anillas con la cola de milano puesta en posición perpendicular al eje de la montura. Se ajustan los frenos de AR y dec. Al ajustar, no hay que apretar demasiado.

Se monta el OTA en el seno de las anillas; sin soltarlo nunca de una mano; se abaten las anillas y se roscan los tornillos. No apretar nunca demasiado, sin que nada quede flojo.

Se coloca el buscador. Se colocan las manillas flexibles o fijas para corrección de los ejes de seguimiento. Se destapa la boca del tubo, se coloca el ocular de mayor focal. Conviene ir guardando las tapas en los respectivos envases.



Balanceo del equipo: 
El conjunto del telescopio, OTA sobre montura con accesorios y pesas, debe estar perfectamente balanceado. El balanceo es doble, uno sobre el eje declinación, y el otro sobre el eje AR. Para balancearlo, tomamos el tubo con una mano y soltamos ambos frenos: el conjunto queda libre. Inclinamos el tubo 90° de modo que OTA y barra de pesas queden horizontales; verificar el balanceo que se logrará desplazando leve la pesa a lo largo del barral. El conjunto debe quedar suspenso en equilibrio. Luego, con el conjunto aún horizontal, verificar el balanceo del tubo dentro de sus anillas. El tubo no debe inclinarse en sentido alguno, debe quedar en equilibrio; este se logra desplazando leve el tubo entre las anillas, para esto es vital aflojar las tuercas seguro de anillas un poco. Nunca soltar el tubo, al cual conviene sujetar por la parte trasera, dónde se aloja el espejo. Un balanceo preciso es imprescindible para el buen manejo del equipo, así como para conservar sin desgaste. Los frenos solo deben frenar el conjunto, nunca sostenerlo.

Colimar el buscador.

El buscador y el telescopio deben apuntar a un mismo punto en el espacio, esto es, estar enfocados en una misma visual. La forma más sencilla de orientar el buscador es, de día, apuntar con el equipo a una punta de antena. Por medio de un ocular de gran focal, dar con la punta de antena en el telescopio; fijar los frenos AR y declinación; por último, con tranquilidad, ir moviendo los tornillos de colimación del buscador hasta que las imágenes ocular y buscador sean las mismas, y estén centradas en sus respectivos campos visuales.

El buscador es un telescopio de muy bajos aumentos y gran campo visual, mientras que el telescopio principal proveerá una gran magnificación o aumentos, y por tanto un campo visual pequeño. Suele traer un enfoque en el lente secundario, el cual se ajusta con un simple giro.


Puesta en estación del telescopio de montura ecuatorial:

Los telescopios se fabrican con monturas ecuatoriales o altacimutales.

Las monturas altacimutales se mueven en altura y acimut, y toman al horizonte del observador y al cardinal N como bases de sus cotas; son muy sencillos de usar pues basta con desplazar el tubo a derecha e izquierda y arriba abajo para dar con el objeto a observar. Tienen la contra de que para seguir un objeto la corrección de seguimiento es doble (escalonada) -salvo que el hipotético observador se hallara sobre el polo geográfico (latitud -90° o +90°).

Las monturas ecuatoriales han sido diseñadas para observar desde cualquier punto de nuestra geografía. La montura debe copiar el eje terrestre, esto es, debe apuntar su eje AR hacia el polo sur celeste (en el hemisferio sur). Para comenzar a observar como aficionado, basta con el seteo de latitud en la montura, y con una brújula. El seteo de la latitud permitirá al telescopio apuntar hacia el polo sur celeste una vez que el conjunto esté orientado a ese cardinal. Por tanto, lo siguiente es orientar el eje AR en sentido Norte Sur, lo cual se logrará en modo aproximado mediante la ayuda de una brújula.

La brújula señala el sur magnético; este tiene una diferencia de 7° con el sur geográfico que es el que nos interesa. Para observar como aficionado, el sur magnético será suficiente pero para observar con cierta precisión o aplicación, así como para tomar astrofotos deberemos orientarnos en el eje N S geográfico. Se enseña a marcar el eje N S en otras notas de este blog: ver meridiana, meridiano.

Giro del tubo óptico -dentro de las anillas- al observar al este o al oeste de la meridiana o arco de culminación: 
Cuando observamos el cielo desde una latitud distinta de 0 y de 90, los astros que siguen la eclíptica aparentan ascender desde el horizonte hasta un punto aparente, llamado culminación de ese astro) que coincide con el círculo meridiano -o antimeridiano, si es de noche- y a partir de allí descienden hasta perderse bajo el oeste. Así, los astros sobre el horizonte N ascienden hasta un punto y luego descienden hasta desaparecer. Por tanto, podemos pensar que estos astros describirán dos semi arcos; uno de E a N, ascendente, y el otro de N a O, descendente.

Con una montura ecuatorial será preciso invertir la inclinación del tubo óptico según sea el caso que los astros asciendan o desciendan. Esto es así porque el tren visual del enfocador está ubicado en un costado del tubo; luego, al mirar al E el tubo debe estar al O de la montura, y al observar hacia el poniente el tubo debe estar ubicado al este de la montura. Pero, esto implica que el tren visual del enfocador ocular quede ora hacia afuera del equipo, ora hacia adentro, sobre la montura, en un sitio incómodo para observar. De modo que hay que aprender a girar el OTA dentro de las anillas al alternar observaciones en ambos arcos –ascendente / descendente.

El OTA se gira así: se balancea el equipo de modo que las pesas queden abajo, y el OTA cruzado, perpendicular al eje AR. Se toma el OTA desde atrás con una mano, donde descansa el espejo; con la otra mano se aflojan leve ambas anillas. Se gira el OTA tomándolo con ambas manos. Se vuelven a ajustar las anillas. Para que esta acción sea natural y sencilla, conviene cortar dos bandas de friselina, no más anchas que las anillas, y se las coloca entre anillas y OTA. El material de la friselina permite que el tubo se desplace con facilidad.

Búsqueda de objetos y seguimiento de los mismos durante una jornada de observación astronómica:

Hay que practicar en la búsqueda y seguimiento de objetos antes de comprometerse a una observación astronómica. El manejo del telescopio es muy sencillo si se tiene en mente el movimiento del cielo sobre nosotros (aparente).

Sito el observador, su lugar será el punto del observador; la recta imaginaria que una el telescopio con el astro a observar, la visual; el cielo sobre sí, la esfera celeste. El arco meridiano antimeridiano, el que corre de N a S. El PSC polo sur celeste, el eje de giro del cielo, sito sobre el S geográfico a una altura en grados similar a la latitud del sitio del observador.

Así, el movimiento de los astros se imagina como suspensos sobre el movimiento de una esfera fija, con eje en el PSC, que se mueve de E a O a una velocidad de un giro cada 23h 56´. Los astros surgirán del E, ascenderán hacia el N, y descenderán hacia el O, salvo que, al observar el sur, se encuentren a una distancia angular menor a la del observador: estos girarán en el cielo en torno al PSC, sin ocultarse, con el sentido de las manecillas del reloj.


Al estar la montura ecuatorial seteada y orientada, una vez enfocado el telescopio sobre un astro, bastará con ir moviendo el eje AR para que dicho objeto permanezca o se reponga en el campo visual del ocular.