Una Supernova
en el Centauro
Una supernova (SN) es
una categoría de estrella: comprende a las que en un segundo aumentan su brillo
en más de 17 magnitudes1.
Veinte magnitudes de aumento en
el brillo de una estrella representan una variación de 2,512 x 2,512 x 2,512… hecho
esto veinte veces. Esta simple multiplicación arroja como resultado que una estrella que troca a supernova ¡aumenta su brillo
100.000.000 de veces en un instante!
Las SN difieren de las Novas, en
principio, por su razón de brillos entre el estadio previo y el desenlace
final: una Nova nunca alcanza tales variaciones en magnitud (llegan a -7m
-8m). Se estima que una SN puede alcanzar una magnitud visual de -16m
o -18m. La categoría SN o peso pesado de las novas fue instaurada
por un astrónomo y un físico –cuenta don Feinstein-Tignanelli en Objetivo
Universo-, los señores Baade y Zwicky, al analizar datos recogidos de un número
de novas detectadas.
Al estallar las SN arrojan su
masa al universo y esta crea nebulosidades visibles o detectables desde casa. El
objeto Messier M1 es una de estas nebulosidades o -como ahora se les dice-
remanente de supernova. La SN que dio origen a esta belleza que veo muchas
veces desde el patio estalló hace un milenio bajo un cuerno del Toro y fue
registrada por chinos y japoneses: la Nebulosa del Cangrejo, le dicen entrecasa.
Se cree que las SN eran estrellas
muy masivas que habían sintetizado elementos hasta crear un núcleo de hierro (Fe)2.
Si estos procesos son correctos, al llegar a ese punto las reacciones termonucleares
se detienen: no existen estrellas con gravedad capaz de sintetizar núcleos más
masivos que el Fe. Al desaparecer en un instante la contrafuerza que intentaba
expandir la estrella (al apagarse el núcleo estelar) se quiebra el equilibrio
hidrostático y el astro se derrumba sobre sí. Las capas de plasma que le formaban
sucumben las unas sobre las otras y este sol reduce su radio en un factor
aterrador (los núcleos dejado atrás por supernovas –llamados estrellas de
neutrón- tienen densidad equivalente al núcleo atómico y su radio es el de una ciudad).
En este momento, los núcleos de Fe que forman el núcleo de la estrella son
desintegrados por fotones de alta energía y, bajo ese derrumbe insólito, los protones
liberados se unen a electrones, creando cada par un neutrón.
El núcleo de hierro colapsa hasta
que, vuelto una masa inimaginable, no acepta una partícula más dentro de sí.
Hay un principio físico que ordena: ¡Hasta
aquí llegó mi amor, amigos, ni un solo maldito espacio libre queda en mi
corazón! (algunos le dicen principio de exclusión de Pauli). Al alcanzar el
núcleo este grado de densidad, el material estelar que continúa cayendo, capa
sobre capa, no encuentra ya dónde ir y rebota hacia afuera, hacia el espacio
infinito. Es aquí cuando la estrella sufre un portentoso estertor y brilla como
un demonio -o un ángel. Lo hace, muchas veces, más que la galaxia que le
contiene.
Para hacerse una idea de la
magnificencia de este instante póstumo, puedes jugar a las supernovas. Pero,
cuidado. Es un juego delicado, no te lo aconsejo en interiores, juégalo en el
patio o, mejor, en un club o descampado. Necesitas 4 o 5 pelotas; que cada una posea
un diámetro mayor que la siguiente. Digamos: una de básquet; una de fóbal; una
de plástico comunarda, fluo, las venden en cualquier esquina; una de goma
rayada, de esas con las que antes jugábamos a las cabezas; y una de tenis. Las apilas en orden de tamaño, la más
grande abajo (hay que tener cuatro manos para esto, o mucha cancha). Las
sueltas hacia el piso, en tándem, en contacto mutuo desde la altura de tu
pecho. Cuando la pelota cara a Ginobili rebote, golpeará a la segunda; esta, a
la tercera, y así. La reacción en cadena que sucederá frente a ti en un
instante -un momento en apariencia tonto, incluso, antes de ver los resultados-
te dejará pasmado: es probable que la pelotita de tenis vaya lejos.
Cuando leí a Carl Sagan por
primera vez aprendí que a las SN le debemos el muy dudoso honor de estar aquí.
Son ellas las que posibilitan que los elementos más pesados que el hierro se
formen, y que estos sean sembrados en el cosmos; y, aún, que esas oscuras
regiones de polvo ricas en moléculas de todo tipo -también orgánicas-, las
llamadas regiones HI, se pongan en movimiento, abandonen su letargo de eones y
formen grumos que formarán cúmulos de Bok, que formarán discos
protoplanetarios, con estrellas en sus centros, planetas a su alrededor y,
capaz, energúmenos obrando sobre esos
mundos.
¿Cómo puede una supernova crear
átomos más pesados que el hierro si la estrella no pudo hacerlo, según se dice
arriba?
La energía necesaria para agregar
partículas3 a los núcleos de hierro4 surgiría de ese
rebote encadenado que la nueva constitución nuclear, ahora sopa de neutrones,
imprime a las partículas que, con velocidad creciente, vienen a su impacto. Lo
diré así: la estrella se apaga porque no posee la energía suficiente para que
su núcleo, saturado de hierro, siga sumando partículas. En este instante la
gravedad toma las riendas del destino y desploma a la estrella sobre sí misma. La
velocidad de cada partícula aumenta con cada milímetro que trasciende. La F
gravitatoria es función inversa de la distancia desde la cual impera; al
disminuir el radio de la masa estelar ¡la F entre partículas aumenta
exponencialmente! De modo que el infierno se ha desatado allí. Más, oh cólera
de los dioses, toda esa partícula-en-caída
impacta (es acelerada, por el principio
de acción y reacción) contra/por el núcleo recién formado de materia degenerada
o plasma de neutrones, sólido como ninguna otra cosa que puedas imaginar. De modo que toda la materia que caía regresa ahora en
contramano, con prisa suma, e impacta a los núcleos que vienen a su encuentro…
e incluso otros, los que ya habían sido eyectados por la estrella antes de la
eclosión, los cuales se alejan a menor velocidad. En la abundancia de neutrones
libres y en la energía de estas colisiones se daría el enriquecimiento de los
núcleos y su síntesis a elementos más pesados.
Es absurdo pensarlo: todo el oro
del mundo por el que alguna vez alguien se ufanó o perdió su vida fue creado en
un segundo en una explosión de supernova, hace cientos de millones de años en
una región impensada de la Galaxia. Tanto esfuerzo por algo que, a fin y al
cabo, se fabrica tan rápido…
En la galaxia CentaurusA
(NGC5128) ha estallado una estrella, una supernova. Se la
ha llamado SN2016adj y ha aparecido de un momento a otro desde unos… ¡trece millones de años luz de casa!
Toma superior, con SN. Toma inferior del año 2013.
Llamadas:
1La magnitud (m) es la unidad de
diferencia de brillos estelares. Utilizada desde hace unos tres mil años, el
concepto magnitud clasificaba seis intensidades. De primera magnitud eran las
estrellas conspicuas; de magnitud seis las apenas perceptibles por la vista.
Con el advenimiento de telescopios y cámaras el sistema fue desarrollado. Se
supo asimismo que la percepción de estímulos visuales (así como los auditivos)
sigue una escala logarítmica. Podemos imaginar una escala
logarítmica mediante un tablero de Ajedrez: Si atribuimos a la primera
casilla el valor 2, a la segunda el 4, a la tercera el 8, a la cuarta el 16, y
así hasta agotar el tablero, el logaritmo es la función que -con un factor 2
por casilla-, y para un múltiplo determinado, indica el número de casilla a la
que aquél ha sido atribuido. Ejemplo: log2 256
= 8. Se verifica que sobre la primera fila de casillas
tendríamos atribuidos los números 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128, 256. La tabla
actual de magnitudes se ha diseñado de modo que entre estrellas de 1ra y 6ta
magnitud exista una razón de 100 (es decir, a estrellas que difieran en 5
magnitudes corresponde una razón de 100 entre sus brillos). Luego, si conocemos
el número atribuido a nuestra casilla imaginaria (el 100) y el número de esa
casilla (la n° 5), el factor multiplicativo o base del logaritmo será: 2,512 (Comprueba
que 2,512 x 2,512 x 2,512 x 2,512 x 2,512 = 100).
2
Las estrellas
crean o sintetizan los elementos conocidos de la tabla periódica en sus
regiones centrales, llamadas núcleos. Estas son las más densas de la estrella,
las más calientes, donde la energía que adquiere una partícula es suficiente
para vencer la fuerza de repulsión entre cargas iguales. Cuando la distancia a la que estos núcleos se acercan es la de sus partículas, la fuerza nuclear fuerte ejerce su mando y un nuevo protón se suma al conjunto. Sin embargo,
con cada sumatoria, el nuevo núcleo atómico aumenta su peso (es ya otro elemento), de modo que agregarle ahora nuevas partículas se
hace en cada peldaño más y más difícil. Se verifica que es precisa mucha menor presión
(o temperatura, o energía cinética, son todos sinónimos, en realidad) para
sintetizar H + H + ν + ν en He4 que para sintetizar He4 +
He4 en Be8.
3 Neutrones
y partículas alfa (núcleos de He); la agregación de partículas a los núcleos
atómicos es la forma en que se crea elementos nuevos, más pesados. El peso de
un elemento es, precisamente, la cantidad de partículas que posee.
4
Núcleos de
hierro y los más livianos, ya que el Fe que forma el núcleo de tales estrellas
se encontraría rodeado por capas sucesivas y encendidas de Si; O+Mg; O+Ne+Mg;
C+O; He y H.
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