Las Tres Marías
Las Tres Marías es una figura de estrellas muy popular
que trepa por el este en las madrugadas de la primavera austral y que alcanza
la culminación a horas decentes poco después del solsticio*, sobre las fechas de
Navidad y Reyes.
Vista nórdica, desde el sur la figura está invertida
Por estar bien altas en el festejo de Reyes, mi padre
no las llamaba Tres Marías sino los Tres Reyes Magos. Así, mientras aquellas
remiten a íconos religiosos, estos Señores de Oriente: Melchor, Gaspar y
Baltasar, llegan a la fantasía infantil cada año, cargados de regalos, en pos
de la estrella de Belén.
Cuántas menciones astronómicas tiene el imaginario
popular, y quizá pasan desapercibidas: las tres Marías, hijas casuales del
devenir y de nuestro punto de visión nocturna -los griegos le llamaron El
Cinturón de Orión; y la Estrella
de Belén, acaso la silueta magnífica del cometa Halley, corriendo a todo vapor
por los cielos de aquella tierra bárbara.
Las tres Marías, los Reyes Magos, el Cinturón de
Orión, como más les guste**, forman parte de una vasta región del cielo, sita
sobre un brazo de la Galaxia Vía
Láctea. Cuando miramos el cielo de invierno, miramos el centro galáctico;
cuando miramos Orión, lo hacemos en el plano inverso. En las noches
equinocciales dan nuestros ávidos ojos con la vastedad vacía del universo
intergaláctico, siendo así visibles esas otras islas del cielo y los muchos
globulares que nos orbitan tan lejos.
Vuelvo a Orión. Su figura debe buscarse invertida en
el cielo, patas arriba. La brillante azul que pica a lo alto es la estrella Rigel,
el pié, y la gigante roja que vemos
abajo, Betelgeuse (La-mano-de-Jause)
el hombro. Ocurre que esta constelación fue creada por hombres del norte, quienes
ven nuestro cielo dado vuelta. Suelo decir que esta es la razón por la cual esas
gentes causan tanto dolor e injusticia a los restantes del mundo; porque lo ven
todo al revés y todo lo equivocan. En realidad, si puedes imaginarte parado
sobre los polos de una pelota que gira en el espacio, al sur y al norte de
ella, comprenderás que, al observar unos y otros el cielo ecuatorial, aquello
que los del sur vean abajo, los del
norte lo estarán viendo arriba. Queda
claro así que el abajo y el arriba no existen en el universo. El abajo y el
arriba solo son conceptos humanos, es decir, falseo barato de la realidad.
Toda vez que veas Orión notarás que hacia nuestro “arriba”
asciende (pende), del eje de las tres Marías, una pequeña recta de estrellas llamada
El Puñal. Cuando le observes a simple vista, podrás ver una seguidilla, un leve
pelotón de luces. Si tienes la suerte de meterle ojo con binoculares o con
telescopio, te sorprenderás viendo una miríada de estrellas y una nube de gas
muy brillante.
Dicha multitud de estrellas ha nacido hace muy poco,
son niñas alborozadas que comienzan su paseo por el brazo de la galaxia; la
nube es el útero, la madre, el sitio de donde acaban de nacer.
Las nubes de gas son la fuente de tales luces, las
queridas estrellas. La nube de Orión es una de las más hermosas del cielo y la
más cercana a nosotros. Por supuesto, su tamaño es grandioso (24al),
inimaginable, así como la distancia que a ella nos separa (1.500al).
Los gases interestelares llenan los brazos de nuestra
galaxia. Nubes oscuras formadas por átomos y moléculas simples y aún complejas son
las que, comprimidas por la fuerza de gravedad, dan lugar a condensaciones prodigiosas
que derivan en soles. La nube negra, apretada de un modo indecible, alcanza un
punto de frenesí en el que comienza a fusionar átomos primeros en helio. El
residuo de ese trabajo es lo que llamamos luz. Cuando la nube original permite tales
esferas de gas que fusionan hidrógeno y -por hacerlo- emiten luz, decimos que
ha nacido una estrella.
*El solsticio nombra a los puntos en que el Sol, en su
paso aparente por el cielo, alcanza la máxima declinación, esto es, se aparta
23.5º S o N del ecuador celeste. Al tocar los 23.5º Sur los días 19 o 20 de
diciembre, la irradiación en nuestro hemisferio es máxima y decimos que
comienza el verano austral (invierno septentrional). Los equinoccios suceden
cuando el paso aparente del sol toca el ecuador celeste. Esto sucede en
septiembre y en abril, los meses primaverales en el sur y el norte respectivos.
** Alnitak, Alnilam, Mintaka, las estrellas del cinto.
Los pueblos nórdicos padecen una mitología basada en el sometimiento, la lujuria
y la batalla. En América, la figura es interpretada como un Poncho que es
tejido por los dioses para abrigo de los hombres. Así, las tres Marías son el
peine que prensa el tejido; el puñal es la lanzadera que teje el hilo sobre la urdimbre;
las estrellas principales de la constelación: Betelgeuse, Bellatrix, Rigel y
Saiph, los hombros y pies del guerrero, son las estacas sobre las cuales está
tendido el telar.
Que buena descripción de lo que es "El puñal" en realidad. Me "robo" tu explicación para la próxima vez que le muestre a alguien M42.
ResponderEliminarAbrazo,
Seba, querido amigo, todo lo que te sirva, es tuyo.
EliminarUn abrazo¡¡¡¡¡¡¡¡
Muy bueno Sergio, como siempre...
ResponderEliminarGracias, Halcón, cuéntame quién eres, no accedo a tí por aquí. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenisima la nota, como todo lo que haces!!! Felicitaciones
ResponderEliminarAbrazo
Carlos, muchas gracias¡¡¡¡¡ Se te espera por aquí. Un abrazo.
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