Qué es proyecto sagitario?

Cursos de Iniciación a la astronomía.

Didáctica astronómica. Talleres de Ciencia.

Charlas, cursos, campamentos, observaciones grupales.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Meridiana, Astronomía de día Curso de Astronomía práctica

Meridiana, Astronomía de día

Curso de Astronomía práctica

La astronomía nació con la observación de los astros. El paso aparente del sol y la sucesión de las fases de la luna sin duda causaron asombro e impresión de belleza. Estos son prodigios y, cuando inventamos las diversas medidas de tiempo, vimos que muchos de ellos eran periódicos.

La periodicidad en un suceso es una de las bases de eso que llamamos ciencia.

En efecto, la percepción de tales repeticiones nos llevó a imaginar que la naturaleza late por medio de ciclos.

De modo que cedimos a la curiosidad y la búsqueda de las causas o razones que expliquen o prevean tales eventos.

Para lograrlo, un buen día los hombres comenzamos a llevar un registro, una cuenta de esas apariencias por medio de las posiciones y movimientos de los astros.
El registro observacional es otro paso del método científico, de modo que siempre nos apoyaremos en estos y otros registros de lo observado.

Coordenadas celestes: 

Coordenadas altacimutales.

Horizonte:

La Posición y el movimiento de un astro pueden definirse en comparación a un marco de referencia fija. La primera referencia sobre la cual trabajamos fue y es el horizonte.

Horizonte significa límite, el límite de lo que puedo ver. Así, el horizonte siempre estará referido al observador. Cada persona que observe el cielo poseerá su horizonte y al tomar una medida de un astro deberá dejar registro de su sitio o posición geográfica para que quede definido su horizonte de observador.

Sobre este horizonte se medirán dos cotas: el acimut (az) y la altura (h).


Acimut (az):

El horizonte del observador es un círculo que contiene un ángulo de 360°.  Cuando nos referimos a él en astronomía le llamamos acimut y se abrevia az. La medida de acimut tiene su punto cero en el cardinal S. sur geográfico y avanza hacia el O. oeste(para el hemisferio sur; en el hemisferio norte el acimut se mide desde el N. hacia el E). 

Al cardinal O. oeste le corresponde a un acimut de 90°; al cardinal N. norte le corresponde 180° de acimut; al cardinal E. este le corresponde 270° de acimut.

Cuando se observa un astro se lo imagina sobre una vertical que toca el horizonte en un determinado punto del acimut (az). Este punto debe quedar como registro de la observación, será el acimut de dicho astro, en ese momento, en esa jornada, para ese observador. Esta cota se complementará con la altura aparente del astro sobre el horizonte.

Altura (h):

La altura de un astro se mide, como dije, con respecto al horizonte. Puede verse en una sola jornada de observación que los astros modifican su altura con respecto al horizonte, a cada momento. Por supuesto, la causa de esta variación es el giro terrestre, pero antaño esto no se conocía y las sucesivas medidas de la altura de los astros fue un indicio de dicho movimiento. Los astros surgen por el este, se alzan hacia el norte y se acuestan bajo el oeste. Con el tiempo imaginamos al planeta Tierra con un giro de oeste a este, el cual explica estas apariencias; de todos modos aquí hablaré como si, en efecto, fuera el cielo el que se moviese.

La altura h de los astros se mide en ángulos, asimismo. El punto cero corresponde al horizonte y el máximo será el cenit, sobre nuestras cabezas, con un ángulo de 90° en altura.

Si mides un astro que alce hacia el norte con un intervalo de una hora, entre medida y medida, podrás ver que se ha movido casi un palmo. De hecho, la mano y el brazo fueron las primeras herramientas de medida, y lo siguen siendo.

Medir el cielo:


Hay un ejercicio muy simple, que te muestra cómo se mide el cielo: Parado en un sitio abierto, extiendes tu brazo con el puño cerrado de modo que su base toque el horizonte. Luego, sumas puños tras puños hasta que puedas apuntar al cenit, es decir, que el puño apunte recto sobre tu cabeza. Cuentas el número de puños que necesitaste para lograrlo; divide 90° (la medida angular del horizonte al cenit) por dicho número (de puños), ya tienes una regla con la cual medir los cielos. El puño cerrado, proyectado sobre la bóveda celeste con el brazo extendido, equivale a 10° de cielo; luego: la mano abierta mide 20° de cielo; cada dedo equivale a 2° de cielo.

Descarga:
https://drive.google.com/file/d/0B6pnMvERkCxzUUx0S2g2V0NNcXc/view?usp=sharing

jueves, 19 de febrero de 2015

Conjunción planetaria

Conjunción planetaria, 20 de febrero de 2015

La tarde del viernes 20 de febrero nos depara una conjunción planetaria muy especial. 
Marte, Venus y Luna se verán en una porción muy pequeña del cielo oeste.
Venus, por algo le dicen El Lucero, brillará notable; Luna mostrará una débil fase creciente y Marte, el violento, el Dios de la guerra, será el pequeño del grupo.

Por supuesto, una conjunción es una figura aparente, generada por nuestra visual, pues en el cielo estos astros se ubican a dispar distancia del patio de casa.

Asomate mañana al oeste, sobre las ocho, no te pierdas esta filigrana que el cielo cuelga para tu placer visual.

Te dejo unas imágenes generadas con el programa Stellarium (si aún no lo tenés instalado, acá a la derecha existe un link para su descarga).
 Horizonte oeste, 20 horas 20 minutos.


 Detalle de la órbita de Venus. Puede verse que su camino se cierra a pocos grados de donde mañana se hallará situado. Es por esto que Venus solo puede ser visto durante los atardeceres o amaneceres: su órbita es interna con respecto a Tierra.


 Marte, por ser planeta exterior al nuestro, muestra una órbita abierta que nos rodea por detrás. Es esta la razón por la cual Marte puede ser visible al culminar.





La última imagen generada muestra la fase que el planeta Tierra muestra a su satélite Luna. Las fases que Tierra y Luna se ofrecen son opuestas en amplitud.  Mientras Luna apenas brillará mañana en un delgado gajo, Tierra radiará gran cantidad de luz hacia ella, razón por la cual, su "noche" se hará visible a nosotros, sumida en la llamada luz cenicienta.


viernes, 13 de febrero de 2015

Biblioteca Juan C Galarza amplía su reserva literaria

Biblioteca Juan C. Galarza amplía su reserva literaria

La vida de un hombre privilegiado puede ser muy curiosa y sorprender al mismo protagonista.

Nací en un hogar cómodo, cálido, de personas cultas que aman los libros. Cursé la secundaria, toda la herramienta que necesita una persona para poder vivir independiente y digno.
Tuve y tengo el amor de mis seres queridos y más: amigos, compañeros, hijos, nietos.

Pero lo sorprendente -porque lo anterior pueden haberlo tenido o tenerlo millones de personas- es que cuando perdí a mi padre pude cambiar la pena y el dolor por un trabajo en extremo esforzado,  un verdadero desafío: aprender y enseñar astronomía, divulgar astronomía hasta debajo de las piedras, como decía entonces.

Las metas fueron y son: crear centros astronómicos, crear talleres de astronomía, organizar juntadas y escuelas, dictar clases y talleres, ofrecer los mejores equipos astronómicos y, por sobre todo, no aburrir a los participantes.

Cinco años después, junto a mi hermana (al principio junto a mi hija Sabrina) difundimos astronomía en toda la provincia de Santa fe, y en cualquier lugar del país que afronte viaje, estadía y comida; a los colegios, vecinales, fundaciones, ong´s y áreas de gobierno ofrecemos las actividades con los mejores equipos ópticos y fotográficos de Argentina.

En este marco de privilegio es que, con el apoyo de la Comuna de Bigand, de la SECTeI Santa fe, y con inversión propia, adquirimos unos cuatro libros técnicos o históricos mensuales, para acrecentar la Biblioteca que ha permitido tener algo para decir en cada taller, charla, proyección o jornada observacional, además de constituir material de estudio para los jóvenes que participan de las olimpíadas y talleres.

Hoy les presento unas joyas magníficas, un verdadero Alhajero textual, un NGC 4755 alumbrando el estar de mi casa:



El universo extravagante, excelente libro sobre la medición de la constante cosmogológica z, la aceleración que parece expandir el Universo. escrito por un hombre afable y protagonista de los esfuerzos. Muy recomendable para los que ya tenemos una pasión por el tema. Novatos, abstenerse, por momentos es algo pesado y su coste es astronómico.

El Big Bang, de Alejandro Gangui. Un broli perfecto, muy completo, no muy pesado y muy económico. Para todo nivel.

La Vida en un Joven Planeta: un libro formidable, magnífico, la búsqueda del origen de la vida en la Tierra, los microorganismos, su aventura a través de los avatares de una roca ígnea como nuestro planeta. La verdad, sorprende. La vida es algo muy curioso, muy tenaz, casi tan tenaz como mi voluntad de  difundir astronomía.

Notas Celestes, un viaje por la Vía Láctea. 
Qué libro, el mejor de la biblioteca.
Antes de leer este librito (todo lo bueno viene en frasco chico) decía que el mejor libro de astronomía que había leído era Por los senderos de la noche, de Pedro Saizar. Que me disculpe, ahora debo decir que Carmen Núñez se lleva el palmarés. Este libro no solo es completísimo, está muy bien escrito y, lo mejor de lo mejor, concatena ideas en forma lógica, de modo que el lector comprende el curso del aprendizaje del cosmos que hemos hecho.



La Nube de la Vida, de Fred Hoyle. Hoyle es como Asimov, nada que no sea oro destila su pluma.
Otro libro magnífico, para entendidos de la buena literatura.
Lectores hay millones, pero buenos lectores hay muy pocos. Los best seller son un ejemplo. En astronomía también hay libros malos que la gente lee por creerlos buenos, o porque son amables en su prosa, o, como dijo Sábato (en Uno y el Universo), porque a fuerza de simplificar lo que dicen, no dicen lo que dicen que dicen.
Bien, La nube de la vida es algo denso, por allí, pero muy bueno.



Reflejos de Cosmos es una primura que me he regalado. Cuesta un dineral y solo habla de la astronomía antigua en la Europa griega y romana. Los nórdicos tienen el ombligo en medio de su cerebro y en su vida van a comprender que el universo no, no amigos, no pasa por su maldito estómago (lo digo un poco en broma, conozco excelentes maestros de astronomía europeos). De todos modos, aunque acotado, este libro es precioso, abajo hay imágenes en color, y su argumentación, aunque redundante, es amplia y cómoda.



Historia de las ideas es regular. Lo compré porque es demasiado ancho como para no contener cosas valiosas. Creo que lo bueno lo aporta don Nicolás ya que Moledo nunca me gustó como divulgador, pese ha que ha dirigido el suplemento científico de Página 12.








El libro de Clariá es bueno, con excelente diseño, imágenes, hojas duras, ideal para quien apenas se acerque al tema, sin pretensiones de complejidad, super agradable y sencillo,  para gente que está demasiado ocupada y gana bien (hay mucha en el ambiente que antes de comprar un telescopio -para adorno de la sala- vienen a consultarte y luego, cuando lo invitás a una jornada o alguna actividad, dicen: Sí, me gusta el cielo, pero estoy muy ocupado yo... Cuando así dicen pienso: ¡soy desocupado, entonces, ya que tengo el tiempo para aconsejarlo y compartir mi experiencia?).

El Experimentos de astronomía es, descubrí con tristeza, la base del curso NASE que a Argentina vino a dar la astrónoma española Rosa Ros. 
Me decepciona que en el contenido de este último, publicado y distribuido en forma gratuita por la SECTeI Santa fe, no figuren los créditos debidos y sí el apellido de doña Ros. 
Con un astrónomo muy famoso argentino ha pasado lo mismo, ha escrito un libro gigante de astronomía copiando todo del imperdible libro de Cecilia Payne. 
Lo que digo es real y quien haya leído todos los libros podrá verificarlo. En el librote que refiero están copiados literal los párrafos, uno tras otro, lo he leído en forma comparativa, no difieren en nada. Una vergüenza que me ha ayudado a abrir los ojos. En este medio hay timadores contumaces, por desgracia.




Los Hoyos negros y la curvatura del espacio tiempo.
Un libro maravilloso, muy bueno, mejor que Historia del Tiempo, para mí. Hawking es genial y ahora todo lo que editan con su nombre es basura, ilegible. Hawking solo fue muy bueno en su primer libro; cuando se hizo millonario, por supuesto, ya no escribía él sino sus millones.
Este mejicano, en cambio, escribe en memoria de su padre, así como yo lo leo. Es ameno, tiene números, jeje, y enfoca el tema desde una perspectiva histórica con bastante rigurosidad. Por desgracia se editó antes de que la física francesa publicara su negación de las singularidades, de modo que tendré que esperar para que este nuevo enfoque sea divulgado, sea bajado a mi capacidad de entendimiento. Lo que corresponde a Laplace, Einstein y Fridman se entiende (otra vez, la máxima sobre la relatividad se huele aquí: 
Un tío no entiende a un físico que habla sobre relatividad; el físico quita de su discurso ciertos tensores; el tío sigue sin entender, de modo que el físico vuelve a suavizar su explicación; el tío entiende y exclama: Gracias, lo he entendido perfecto. El físico dice: Sí, pero ya NO ES la relatividad
Esto es lo que cuenta Sábato en su ensayo Uno y el Universo).