Un Dios De Refilón y Dos muchachos madrugadores
La noche del 20 de marzo, día del equinoccio, Saturno pasará chiflando muy cerca de la Luna en la visual propia de nuestras latitudes. Los observadores situados más al norte podrán ver su ocultación, al fin de la cual los anillos del Dios aparecerán de la nada, libres de la giba oscura de nuestro satélite.
En casa (lat -33º long 61. O), esta me la pierdo, aunque prometo tirar unas instantáneas del refilón, si despeja. Para los lectores que hablan otros españoles o castellanos, refilón significa pasar de costado, o pasar muy cerca de algo; a veces, esa voz también implica contacto leve o mínimo y raudo.
El evento será visible muy bajo, habrá que correrse hacia las afueras de la ciudad. En la imagen inferior se ve un detalle de qué tan próximos se presentarán en la visual.
Son eventos escasos en la corta o larga vida humana, de modo que les recomiendo salir al campo con un buen par de ojos, una reposera y unos binoculares, si la quieren hacer completa. Nosotros iremos a algún camino de tierra con nuestros excelentes telescopios, de modo que están todos invitados, basta con mandar un sms o un mail para que les contemos dónde armaremos el circo.
(03464 15449820 - sergiogalarza62@gmail.com o sergio carlos galarza casilda en facebook)
Luego, y por demostrar su magnificencia inaudita, en la alta noche (como dijo Borges) y en la madrugada, nuevas conjunciones dignas de verse: Spica y Marte, al oeste, por delante del tanbem Saturno Luna, y a la hora del gallo: Venus, escandaloso sobre el este, y su primo Mercurio apenas abajo y a la derecha.
En realidad, nuestro cielo es un lujo que prueba tu estolidez, si es que te lo pierdes.
Cada nueva mañana centenares de almas se alzan del lecho a disfrutar o padecer la jornada; muchas y muchos de nosotros caminamos hacia el este, al sur, al norte, rumbo a los colegios, fábricas, obras, campos; arriba, dos luces nos guiarán con ímpetu dispar. El más brioso, Lucifer, el Lucero, Venus; el otro, tímido, apenas naranja, Mercurio, el escanciador, el mensajero de los dioses.
No se los pierdan. No estarán por siempre allí.
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