Fue detectada una pista que
describiría el origen del Universo
En la actualidad, se piensa que el universo se esta
expandiendo. Las galaxias se alejan las unas de las otras tanto más rápido
cuanto lejanas están. El universo se infla como un globo y esas islas de
estrellas son como puntos de tinta sobre la goma de un globo que crece.
Esto es así, puede comprobarse con un telescopio y un
vidriecito llamado espectrógrafo.
Luego, si algo se está alejando, es natural que antes,
en el pasado, ese algo haya estado muy cerca o comprimido.
A ese momento, en que el universo comenzó a
expandirse, se le llama Big bang.
El Big bang es un modelo y la mejor de las teoría
actuales para explicar el mundo, aunque tiene puntos oscuros. Uno de los puntos
sin explicación es el siguiente: para ser como es, al nacer, debió expandirse
muchísimo y muy veloz solo en los primeros instantes de su vida. Mucho menos
que un segundo, millones de veces más grande. Luego, ¡basta! A expandirse
natural, tal como ahora lo vemos. Así, había que encontrar la prueba de esa
expansión tan rápida y tan enorme, o cambiar de modelo.
El doctor Matías Zaldarriaga es un joven astrofísico
argentino que dicta cursos e investiga en los centros más destacados.
Trabajando sobre el origen del Cosmos, en especial sobre la etapa del Periodo
Inflacionario que tratamos, le dijo a sus colegas: Busquen por acá, y busquen
de este modo.
Esto sucedió hace unos años; esta semana ha tenido la
dicha y el orgullo de saber que estaba en lo cierto. Fue anunciado que se
encontró una prueba del periodo inflacionario, tal como él lo dijo.
Un grupo de científicos, desde el polo sur, con un
telescopio especial, detectó una cierta anomalía en las ondas de fondo del
cielo. Esta anomalía habría sido causada por ondas de gravedad en la época de
la inflación acelerada.
Voy a tratar de dar un ejemplo:
Supongamos que estamos cerca de una gran pileta, una
de esas que hay en los circos sobre el océano. El agua está calma, la
superficie quieta. De repente, ¡vemos una ballena saltar! El agua salpica por
doquier, el público aplaude. Pronto, la pobre ballena se hunde y desaparece de
superficie.
Si alguien llegara en ese instante, ¿qué prueba
tendría del salto inaudito y rápido de la Orca ? ¿Los gritos de la gente? ¿Gotas de agua
salpicadas por el borde y más allá? Sin duda, esas pruebas ya las hallamos en
el cielo. Los gritos son estruendos pasajeros. Las gotas se alzan rápidas,
impulsadas por el salto, y caen atraídas por la gravedad. Pero hay latente una
prueba más, una prueba que, por correr más débil y en otro plano de la escena,
aun perdura: las olas, las ondas sobre la superficie del agua. Nuestro recién
llegado podría acercarse a la pileta, meter la mano en el agua y sentir las
ondas, las olas producidas por la bestia, tanto al saltar como al caer a lo
profundo.
Estas olas, estas ondas son las que fueron halladas
por el grupo del sur. Estas ondas débiles, mínimas, han sido sentidas por la
mano que recomendó hundir Zaldarriaga.
Qué orgullo, el mundo está exultante. Yo estoy
orgulloso por Matías Zaldarriaga y todos los que como él estudian y se
esfuerzan por un país mejor.
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