Un Sol en el Suelo

27 de Octubre de 2010.




Un sol en el suelo



Cuando en 2003 acudimos a las urnas, muchos de los que creemos en el estado como herramienta de igualdad y justicia entre los hombres no votamos a Néstor Kirchner.

No lo votamos porque no imaginamos que el alicaído peronismo aún guardara gemas para ofrecer al barro, al polvo, al suelo de la patria.

El peronismo, que tuvo en sus líneas a seres como Rucci, Lopez Rega o Lorenzo Miguel; el peronismo, que guarece aún a Menem, a Duhalde y a Reuteman, fuera capaz de traer de la nada a un HOMBRE como Néstor Kirchner, de llevarlo al poder y de dejar que como PRESIDENTE hiciera de ese poder una HERRAMIENTA de restitución histórica de los derechos del hombre… PRECISAMENTE esa herramienta que uno añoraba, esto, sólo en Argentina. Sólo entre nosotros es posible. Sólo en estos pueblos condenados a Cien años de Soledad, que acaso aún tengan una oportunidad sobre la tierra, es posible.



Lo que Néstor Kirchner ha dado a Argentina, la mayoría de los argentinos apenas lo pueden medir. No lo miden por simpleza mental, por dejadez, por supuesta conveniencia, y porque es tanto lo que ha hecho:

Derechos Humanos, Corte digna e independiente, Quita en la deuda externa, Soberanía económica, Soberanía política, Rechazo al ALCA, Unión Latinoamericana, Unasur, Dignidad, Jubilación, Trabajo, Limpieza de las Fuerzas Armadas.

No recuerdo cuánto, no llego a sumar cuánto nos ha dado.

Tal vez valga resumir esto en las palabras de una Madre de Plaza de Mayo: “He vuelto a perder un hijo”.



Todo se confunde a las pocas horas de su muerte. Los miserables festejando; el pueblo ofrendando su respeto y su dolor en apoyo a la Señora Presidenta. Los gobiernos suramericanos decretan tres días de duelo en muestra inequívoca de su dolor y conciencia sobre la pérdida; los titulares del diario de la apropiadora, tildan de titiritero al hombre que, de frente como ninguno, puso el pecho contra los vendepatrias y los genocidas.



Justo en un día que demostró el triunfo de la razón por sobre el odio, en la realización de un censo impecable, un censo que Clarín quiso boicotear y no pudo. Un día en que la gente atendía a los censistas con alegría, tuvo que agriarse así, como demostrando que Dios no existe, o que si existe es insensible, es de deracha.

Tanto traidor, libre.

Tanto torturador libre, aún.

Tanto mal nacido, libre.



Néstor Kirchner, más pronto que tarde recorrerás las Alamedas en la alegría del pueblo, en las voces jóvenes, en las risas, en el reparto y en la cultura. En la cárcel a los genocidas, en la Unión Suramericana, en el esfuerzo y el trabajo de cada uno de nosotros por un mundo mejor.

Con el inmenso orgullo de ser parte de tu pueblo: adiós.