Tierra o Gea:
TMA 1
Los observadores decimos que Saturno, por elegante, es
el mejor vendedor de telescopios del mundo; Marte destella color sangre y Venus
o el Lucero alumbra tardes y mañanas con furia tal que lo asociamos a Lucifer,
el ángel más hermoso arrojado a la Tierra. Esta última, tonal zafiro, con sus nubes
y sus ocasos luce, en la era de las comunicaciones, como el planeta más bello
del sistema.
Si bien hubo que esperar milenios para asimilarlo a
tan simple categoría -en la antigüedad la creímos quieta, centro del Universo,
origen y fin de toda tribulación-, hoy sabemos que solo es un punto azul
pálido… si le miramos desde los anillos de Saturno, como quiso Carl Sagan en su
libro.
Tierra me confunde. Alberga vida y su más alta
expresión no hace sino matarse. Con todo, me centraré en la esfera que palpita
y viaja, sita entre su deseo y su temor (entre Venus y Marte, entre el amor y
la guerra) por los siglos de los siglos merced al Sol.
El Planeta aglutinó a partir de partículas de cierta
densidad que el viento solar no pudo empujar lejos (los mundos terrosos orbitan
cerca al sol por la densidad de sus componentes. Pon sobre una mesa recortes de
cartulina, goma eva, botones y monedas; sopla luego sobre ellos: el papel se irá,
acaso la goma; los botones y las monedas no. Los mantendrá su densidad o mayor
inercia). Aglutinar quiere decir que, en una masa sin forma, ciertas regiones
se tornan más espesas que otras. Toma un bol de harina y le agregas agua para
preparar una piza: en los sitios húmedos la masa aglutina y has de revolver
mucho para homogeneizarle. En nuestro sistema primordial, una nube de
partículas sólidas y gases envolvió al sol nuevo, este sopló con fuerza, los
gases huyeron lejos y allá se formaron los gigantes: Júpiter, Saturno, Urano y
Neptuno; acá los pequeños sólidos: Mercurio, Venus, Gea y Marte.
Poco después de este proceso que llamamos Acreción
sucedió algo muy común en todo sistema que se precie y que las pelis de ciencia
ficción muestran desde una perspectiva apocalíptica, sin decir que fue todo lo
contrario, nos dio las condiciones para la vida: Apenas formada Gea, un cuerpo
de la masa de Marte impactó con ella.
¿Pueden imaginar el destello, la luminosidad en el
cielo?
Si en otro planeta hubiera habido seres curiosos estos
habrían presenciado un espectáculo maravilloso que alumbró el sistema interior
por centenares de años (nunca podrían haber oído nada, el sonido no se traslada
por el vacío).
De esta colisión surgieron al menos tres características
de Gea actual: las estaciones, un núcleo denso y aún activo, y la Luna.
El cielo es increíble, sí. Pero no solo allá lejos. Es increíble acá, debajo de tus pies.
Cinco mil kilómetros por debajo de tu silla aún laten,
calientes y líquidos, silicatos y materiales ferrosos de aquel desconocido
mundo que nos impactó un día, el cual, al fundirse por el choque, nos dio su
masa y que, por el común rebote de guijarros livianos, formó un anillo de rocas
que coaguló en el satélite que llamamos Luna.
Las tres características que mencioné son muy
importantes:
Las estaciones se producen desde la colisión. El eje
de giro del planeta quedó inclinado con respecto a la órbita (eclíptica): cada
seis meses cambia el hemisferio mayor iluminado y entonces hay climas moderados
allí donde habría hielos o desierto abrasador.
Por su parte, el núcleo aún activo genera campos
magnéticos y calor. Los primeros son un escudo contra la furia del astro y por
ello hay la posibilidad de vida en superficie. Las atmósfera e hidrosfera
serían barridas por el sol sin dicho campo, ese mismo que mides con una
brújula.
El calor, por radiar hacia superficie, produce
tectónica de placas (el quiebre, movimiento y renovación de la litosfera o capa
de roca), origen del ciclo del carbono que garantiza la vida.
Todo calor migra desde lo denso a lo menos denso, es
ley universal. Fíjate que cualquier astro es una escalera de densidades, desde
lo más pesado sito en los núcleos hasta lo más liviano, enrarecido en las
periferias. Pasa esto hasta en el pavimento de una ruta: las rocas abajo; la
arena y el cemento arriba, en la capa de rodaje.
Continuará.
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