AR SAT 1
Orgullo y Soberanía Argentina
Hay
un dicho muy viejo, y muy cierto: “todo depende del cristal con que se mire”.
Esta simpleza, por obvia pasa desapercibida pero los países que luchan por su
independencia política y económica no pueden soslayarla. Un pueblo autónomo,
necesita medios o canales de información y de conectividad propia, ajena a las
voluntades de los mercados o gobiernos imperialistas. De allí que la
fabricación y operación del satélite AR SAT 1 sea tan importante para Argentina
y los países del MERCOSUR. Es nuestro cristal con el que miraremos parte del
mundo.
AR
SAT es una empresa mixta de capitales estatal y privado argentinos; junto a
INVAP y CONAE (memorice usted estos nombres pues darán mucho para hablar en los
próximos años) han construido en muy pocos años un soberbio satélite de
comunicaciones, en forma totalmente autónoma: desde el cerebro y sus algoritmos,
hasta las pruebas y chequeos previos al lanzamiento. Este hito es superlativo
por su complejidad; hubo ocho satélites anteriores, pero no pueden ser
comparados en exigencias o prestaciones. ARSAT-2 está terminado, en etapa de
pruebas y ARSAT-3, en camino.
ARSAT-1
brindará servicios de conectividad web, telefonía y tv a franjas incomunicadas del
país. Soberanía absoluta.
ARSAT2
podrá ingresar productos culturales argentinos y de propaganda al mercado
norteamericano, lo cual reportará ingresos multimillonarios cada año.
Para
que un satélite espacial pueda proveer servicio, las 24 horas, a una
determinada área geográfica, debe estar colocado en un punto tal del espacio
que mire
(ilumine, se dice en la jerga técnica) las 24 horas dicha zona. A estos sitios
espaciales se les llama órbitas geo-estacionarias. Geo por Tierra, estacionaria
porque esa lata allí queda, fija por el impulso de su órbita, y por gravedad
terrestre, a una velocidad tal que pueda cubrir su recorrido en un día exacto. Esta
órbita es única y se halla a 36.000 kilómetros de casa, fuera de toda
protección del campo magnético terrestre, en el vacío absoluto, a merced de los
rayos cósmicos, la furia solar y una amplitud térmica de 330º (+150º, al sol; -180º a la sombra de la Tierra ), entre otras
inclemencias.
El
logro es tanto que los argentinos, nuevos en esto y contras por deporte, no
valoramos en su justiprecio. Mientras los medios hegemónicos se cansan de
buscarle el pelo al huevo para criticar o desmerecer el hito, baste a ustedes
saber que países como Francia no tuvieron su 1º satélite con programas
operativos propios, sino que tuvieron que comprarlos a Alemania, por ejemplo, y
fueron por ello en absoluto dependientes. Argentina, no. Argentina es libre.
En la figura y la mente capacitada de sus ingenieros y técnicos, apoyados por el Gobierno Nacional, hemos dado un paso astronómico, literal. No hay antecedentes. Somos uno de los ocho países capaces de tal aventura. Ocho, tan solo.
Cuando
a partir de ahora pasee por NOA, o viaje a la montaña, o cruce la selva, o los
más inhóspitos desiertos, sepa que le acompaña desde el cielo un pequeño
paquete tecnológico, de 16
metros de envergadura, a 3 diámetros terrestres de casa,
con un susurro de bips, para que usted disponga de su celu, o pueda curiosear
el face.
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