Las
fases de la Luna
El sol ilumina todos
los planetas, satélites, cometas (enciende o crea sus cabelleras con el viento
solar) y demás cuerpos menores del sistema, ellos reflejan parte de esa luz
como si fueran espejos colgados en el cielo.
La luz reflejada por
estos objetos emprende a su vez viaje en todas direcciones y, a veces, si es lo
suficiente intensa, nosotros podemos verla a simple vista. Tal el caso de la
Luna que, por estar tan cerca, es común que su cara se vea incluso de día: por
las tardes cuando muestra sus fases creciente o llena, por las mañanas cuando
menguante (Nota: desde cielos puros, en Mendoza o en San Juan, o en Catamarca,
en noches sin luna, es posible ver el brillo del polvo que inunda el sistema
solar, es un raro espectáculo, se le llama Luz Zodiacal).
De modo que vemos la
Luna porque ella refleja la luz del sol, siempre y cuando se halle situada en
un punto de su órbita que permita percibirlo. Durante la fase Nueva refleja luz
hacia el sol, luego, luna es invisible para nosotros.
¿Cuánta luz o, qué
áreas iluminadas podemos llegar a ver de ese reflejo que envía la Luna?
Esto depende del lugar
en el lugar en que esté ella situada en cada momento.
Cuando la Luna se
encuentra en una línea con el sol y la Tierra puede pasar dos cosas:
a-
Luna sita entre la Tierra y el Sol: se
le llama Novilunio o Luna Nueva, por
lo común pasa imperceptible (salvo cuando eclipsa al sol, en que vemos lo
oscuro de su noche, es decir, su sombra);
b-
Tierra sita entre el Sol y la Luna: en
estos casos decimos plenilunio o Luna Llena,
se ve su cara totalmente iluminada (salvo cuando la Tierra eclipsa a la luna,
en que gradual la vemos desaparecer en la sombra de la tierra, hasta que se
produce la Luna Roja y vuelve a ser visible, iluminada entonces por todos los
atardeceres y amaneceres del planeta, es decir, teñida de rojo).
Cuando la posición de
la luna y la tierra con respecto al sol no es una recta destacan las
cuadraturas, llamadas cuartos. En
estos casos la luna se sitúa a 90° de
una línea imaginaria Tierra-Sol. Entonces, solo vemos el cuarto de su
esfera iluminada, su media cara visible, de modo que decimos cuarto:
c-
Cuarto
creciente si sus fases marchan de luna nueva hacia luna
llena,
d-
Cuarto
menguante si por el contrario marcha de fase llena al novilunio.
Hay otras fases de
diversos grados de brillo y área iluminada visible desde la Tierra. Son estas
las fases, crecientes y menguantes o gibosas, que median entre fase nueva y
cuarto creciente; entre cuarto creciente y llena; entre llena y cuarto
menguante; y entre cuarto menguante y nueva, en que comienza un nuevo ciclo de
fases.
La Luna gira alrededor
de la Tierra del mismo modo que nosotros lo hacemos, es decir, de oeste a este.
(Nota: Esto es natural… cuando luna se formó, como condensación del polvo y
guijarros expulsados después del impacto de un planeta pretérito con la antigua
Tierra, es natural que esa materia mantuviera el momento de giro que ya poseía,
previo al impacto).
La Luna avanza unos 12°
por día desde el oeste hacia el este.
La Luna se mueve a
nuestro alrededor con el sentido de las agujas de un reloj.
Esto se comprueba de
muchos modos, en especial cuando luna oculta estrellas o planetas: siempre las
tapa con su borde este. Si quiere comprobarse el hecho, y no ocultase esa
jornada la luna estrellas visibles, puede hacerse una lectura de la separación
angular entre el satélite y alguna estrella brillante cercana, al comienzo de
la observación, y corroborar al cabo de una hora o al fin de la noche cuánto ha
variado esta magnitud.
Recuerda que los
ángulos en el espacio pueden medirse con los dedos proyectados contra el cielo en
el límite del brazo estirado. Por citar ejemplo: un dedo equivale a 2° de
cielo, un puño a 10°, la mano abierta a 20° de cielo.
Suponemos al cielo
visible con forma de semiesfera y le llamamos
bóveda celeste, la cual está circunscrita por el círculo del horizonte que abarca la vista
-comprende 360° y se le lama acimut-. Partiendo de un punto del acimut elegido,
se mide a continuación en altura, esta se gradúa de 0 a 90°, desde el horizonte al cenit.
Modelar Luna y sus
fases:
Un Modelo que muestre
las fases lunares, conforme avanza la lunación o ciclo de fases, debiera de señalar
sin equívoco la posición del Sol, elegida previo al montaje.
En función de esta
dirección, supuesta y arbitraria, se ubicará Tierra en el centro del móvil. Puede
destacarse el área iluminada y en sombras (el día y la noche). Ahora bien, si
el modelo cuenta con una linterna o farol que haga las veces de sol (esto sería
lo mejor), puede colocarse solo una esfera que haga de luna, y esta puede ser
girada gradual en torno a la Tierra. Desde cierto ángulo podrá verse, en una
habitación a oscuras –o en penumbras-, qué porcentaje del día lunar pude ver el
observador, supuesto sobre Tierra. A esta gradualidad le llamamos fases (supongo
que la mejor traducción de fase es aspecto).
En este modelo, sito un
alumno detrás de Tierra y mirando al sol, Luna debe girar sobre sí a medida que
avance sobre la órbita en derredor de nosotros, manteniendo siempre una misma
cara mirando al planeta (la causa de esto es fácil de entender, puedo escribir
otro texto al respecto).
Además, Luna debe girar
alrededor de Tierra en un sentido que, para Argentina, parta de Chile y le
encamine al Atlántico.
Por último y no menos
importante: El sur celeste y geográfico -el polo sur-, debería estar arriba
en este modelo. Esta es la verdad observable y los niños deben aprenderla.
Piense que nosotros vemos la Cruz del sur en lo alto, y que ésta señala al polo
sur, sito a 4 largos del palo mayor de cruz; es decir, el PS está siempre en lo
alto del cielo (para nosotros), siempre arriba y no abajo como muestran los
globos y mapas de los colegios y libros, fabricados erróneos a propósito, para
crear en nosotros un sentido de sumisión al norte.
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