Qué es proyecto sagitario?

Cursos de Iniciación a la astronomía.

Didáctica astronómica. Talleres de Ciencia.

Charlas, cursos, campamentos, observaciones grupales.

viernes, 2 de octubre de 2015

Reconquista: Un Venado y un Sol blues.

Un Venado y un Sol blues.
3° Feria de Literatura Infanto Juvenil:
Libros, Talleres de lectura, Juegos en papel, Charlas astronómicas y la gigante Liliana Bodoc. En Reconquista, Santa fe.

https://www.youtube.com/watch?v=RbRSMM3DGdc
Entrevista sobre la puesta de Sagitario blues.

Un lujo que se presentó el viernes por la noche:
http://www.reconquista.com.ar/locales/24688-manana-se-proyecta-qgente-del-agua-gente-de-la-selvaq


Reconquista, un Venado y un Sol blues.

La ciudad de Reconquista tiene un observatorio. Esa es la razón por la cual viajé hasta tan hermosa localidad del norte santafecino. ¿Esa fue la razón? Claro que no. Viajé a Reconquista porque vive entre esa gente deslumbrante un amigo que no conocía.



¿Un amigo que no conocía? ¿Puede uno tener un amigo que no conoce? Por supuesto, mi hija ama a Liliana Bodoc, por ejemplo, y no la conoce. Por mi parte amo a Soriano y nunca lo vi más que en fotos. Uno puede conocer y apreciar a otra persona por el simple hecho de haberle leído.



Un libro es muchas cosas a la vez. Son máquinas que nos permiten dialogar con mentes que vivieron hace tiempo. Luego, son espejos del alma del escritor; y por último, cuando un libro es elegido por el lector, símbolos, a su vez, de la suya.

Cuando veo a alguien en la calle o en un bar con un libro en la mano, siempre espío, necesito ver qué lee. El o la escritora/escritor que aprecie, me dirá mucho de ella.



Tenía un amigo en Reconquista y solo habíamos cambiado algunos mails, en mi imaginación lo había creído un hombre mayor, dado a la exquisitez del buen trato. Sus mensajes eran amables, atentos casi hasta la lisonja. Pero no. Lo que transmite mi amigo siempre que habla es aprecio y valoración por el otro.

Conocí a Carlos Beneventano a poco de comenzar mi juego en su predio del Ferrocarril, unas charlas y observaciones solares, con motivo de la 3° Feria de Literatura Infanto juvenil, como antes dije. Se presentó con una sonrisa franca, soy Carlos, dijo, y estreché su mano. ¡Qué joven es! Un pibe. Ha de tener unos treinta y ahí nomás. El día que esto escribí cumpliá años de casado. Junto a su Amor disfrutan de una nena.



Carlos es coordinador del Observatorio, ha estudiado Historia y cuando le dije que me asombraba su infinita amabilidad, me dijo: Soy criado en el campo… qué valor tienen esas palabras. Qué distinto es ser educado en el campo a haberse apoderado del campo, vaya, si es la historia misma de nuestro pobre país, mandado por los usurpadores de la tierra y no por los Hombres de la tierra.


Conocerle fue un placer, pero lo hice minutos antes de que una jauría de niños y niñas se echaran sobre mí, con sus fauces intelectuales bien abiertas, en pos de un mil presas-respuestas sobre lo que quién diablos sabe que pasa, gira o cae allá arriba, en el infinito cielo que a todos nos rodea, nubes incluidas.



La primera charla debe de haber tenido unas sesenta cabecitas enfrente y me deparó más de muchas sorpresas: un estruendo y el hacer inesperado de la ubicua gravedad; la llegada de parte de un quinto año que no pudo viajar su viaje de estudios (y cuánto me hubiera gustado tratar de que esa injusticia -que permiten muchos colegios, la de los viajes de estudio en que no viaja el grupo entero- se hubiera justificado de algún modo al poder mirar el sol); un maestro que, motivado por un trabajo sugerido, sacó ipso facto un pendrive y se copió un power para desarrollarlo con sus chicos; y un niño de segundo grado qué, indagado acerca de no sé qué tópico sobre las estrellas y las nubes moleculares, me zampó: ¡Por la densidad!

Paaaaajarito. Densidad. ¿Cuántos niños pueden decir esa palabra con manejo o criterio de su significado? ¿Cuántos adultos pueden decir densidad? y, si los apurás, si les decís a boca de jarro: ¿qué es la densidad?, ¿te contestan?

A ver, por jugar, ¿qué es la densidad?

Carlos había leído acerca de las actividades subidas al blog sagitarioblues, y luego de pispiarlo le pasó a Erica los links. Erica es la Secretaria de Cultura de Reconquista. Nos habíamos conocido durante un curso para difusores de la ciencia, en Rosario, el pasado año. Ambos se entusiasmaron con el trabajo allí expuesto y me llevaron a su lado, a que disfrutara tanto de su gente, de sus libros y sus alumnos, y de su invitada de oro: Liliana Bodoc.

Liliana Bodoc es escritora argentina, un artífice como pocas, con múltiples trabajos publicados, leídos y trabajados en los colegios: cuentos, novelas, sagas. En ellos habla de los orígenes, de las leyendas del pasado y de la fantasía, como toda buena malabar de las palabras. Almorzamos juntos el jueves, con otros invitados o participantes del evento. De modo que a su alrededor siempre hubo quienes requerían de su atención. No sé si ella estaba cansada; la jauría intelectual me había dejado las cuerdas vocales a la miseria; de todos modos, le dije,
Te hago tres preguntas cortas, así te dejo comer –aunque en realidad después se la apropió otro ávido-.
Dale, me dijo.
Hace cuánto escribís, y ella
Quince años.
Hace cuánto lees, y ella,
… años.
Cuando escribís, ¿lo hacés consiente del lector, escribís solo lo que sentís, o a veces dicta el personaje?
Asintió con repetidos vaivenes de cabeza, los labios apretados,
Lo último, lo último, alzando un instante las cejas.

Luego nombramos unos libros de Calvino, Las ciudades invisibles –que siempre tengo a mano- y El Castillo de los destinos cruzados –que no leí y ella me recomendó vivamente.
Liliana me causó la mejor impresión. Una mujer bella e inteligente, que escribe y comparte su amor por la escritura. Dos de los comensales habían relatado y puesto música a uno de sus relatos conspicuos.

Por la tarde nos tocó otra charla con alumnos de 6to y 7mo grado; un toco de pibes, por suerte. La ofrecimos con sustento de unas pocas imágenes.

Mis charlas tienen pocas imágenes, para eso está la tele, con sus documentales y sus informes. Lo mío es otra cosa; por no poder ser aquello, o por elección propia. Cada uno pensará como mejor le plazca. La cosa es que reniego un poco de los trabajos presentados por Discovery, por ejemplo, donde el mundo siempre acaba estallando, transmitiendo ciertas angustias, por lo que me cuentan los niños –por supuesto, no miro tv.

Cuando había rumbeado la charla con los chicos de 12 y 13 años hacia el tema de las atmósferas planetarias, tema tan apasionante como cualquier otro –porque no existe un tema aburrido o soso, lo que existen son interlocutores sosos-, cayeron al salón unos veinte gurrumines de segundo grado.

¡Cagamos los radicales! hubiera exclamado mi padre (y nunca supe por qué decía eso).



¿Cómo hacés, si estás dando una charla en lenguaje* de 6to y 7mo grado, para incluir en la cháchara a los veinte pibes? Bueno, es un tema. Como dijo Liliana, un escritor deja que los personajes cuenten su cuento o que dicten su novela; muchas veces logro hacer lo mismo, dejar que los mismos chicos cuenten la charla, que actúen los ejemplos, que dramaticen la historia de los grandes genios, en especial la de ese canalla de Newton, je, je.

Contar la ciencia sin hablar de los hombres y mujeres que la hicieron es una alternativa políticamente correcta: las leyes de Kepler, los principios newtonianos, las curvaturas espaciotemporales, toda esa chorrada. Eso es basura. Hay que contar qué pensaban esos próceres. Qué creía Kepler, qué Galileo, qué los demás.

Qué creían, dije, que no es lo mismo que qué hicieron. Planck ha pasado a la historia como el padre de la física cuántica, y no creía en los átomos.

Newton, por ejemplo, y para explicar por qué reniego de su persona, mandó matar gente mientras fue titular de la casa de la moneda y eso es terrible. A los ojos de la historia su mayor pecado fue negar y borrar la grandeza de Hooke (borrar, literalmente, destruyó toda prueba de su hacer, hasta quemó su cuadro cuando fue prefecto de la Real Suciety de Londres.

Hooke fue un genio libre en un cuerpo atormentado; Newton fue una personalidad atormentada y vengativa que llevaba una joroba inmensa por dentro, y le corroía. Hooke, sabido es, la llevaba por fuera pero en nada opacó su alma. De allí, de su aspecto tosco y torcido, de su joroba proviene esa burla macabra que hizo Issac, el lord: “Si he visto tan lejos, dijo, pérfido, es porque me he parado sobre los hombros de gigantes…” y la historia burda que cuentan los libros simples dice que aludía a Galileo y los demás. No, señora, señor, alumno cándido que cree en sus materiales de texto fotocopiados a un peso, no. Newton hablaba del jorobado Hooke, verdadero creador del concepto de gravedad como una fuerza entre masas que actúa en función inversa al cuadrado de la distancia que las separa. Hooke inventó una ponchada de cosas, por cierto, este era su fuerte dicen, omitiendo que para inventar hay que tener ya la idea preconcebida. Robert Hooke escribió a Newton, veinte años antes de su fórmula famosa, le dijo: 
Che Newton, por qué no te fijás, los planetas orbitan en elipses porque responden a una fuerza que los atrae hacia el sol y la magnitud de esa fuerza es a la distancia como la unidad a su cuadrado inverso. (o algo así) 
Si, amigos, amigas, de este modo afable digo que escribió Hooke y tal vez no sea textual, pero ¿qué hizo Issac? Nada. Callar. El maldito, como Galileo, que jamás valoró a Kepler, quien le admiraba sincero, era un soberbio. De modo que varios meses después de esta misiva deslumbrante, Halley fue a por él y le dijo, 
¿Che, Newton, te fijaste si Robertito tiene razón al respecto de las órbitas planetarias? 
A lo que Newton dijo, Mah no, si yo hace tiempo lo sé, la gravedad es una fuerza que atrae en función bla, bla, bla, lo que ahora sabemos
Halley dijo, A la pelotita, ¿y cómo no avisaste? Y Newton, por acá tengo las cuentas… déjame ver, y se puso a hurgar su sucia morada sin hallar nada. Veinte años después Newton, que entonces sí prestó atención a la sugerencia de Hooke, presentó sus Principia revolucionando el mundo… francés**.

Cuando la charla de la tarde debió terminar –había otra después; me sorprende comprobar que hay algo más allá de la astronomía- los chicos y chicas pudieron ver el Sol por medio de Tuboro, el telescopio Coronado Solarmax.

Había nubes, como antes dije o las mencioné al sesgo, que insistentes nos ocultaban al astro. Pero algo vieron.
Esas mismas o muy parecidas nubes fueron bases idóneas para hablar de las atmósferas durante la charla, y es que su presencia nos trastocó de algún modo. Antes, Durante el almuerzo, alguien dijo, Las nubes no pesan. Galarza, silencio. Pero me dieron lugar. Entonces sí, dije,
Si las nubes no pesan… ¿Por qué están ligadas a la Tierra, sin embargo?
Todo lo que forma el planeta –todo lo que forma el Universo visible- interactúa gravitatoriamente. Es decir, si hay hidrosfera es por la gravedad; si hay atmósfera es por la gravedad; por la masividad de cada molécula o átomo miserable que forma parte de todo lo que hay, hasta el viento y cada linda nube blanca, gris o negra -en especial las negras (están más cargadas de agua, son más masivas). Y esta masividad (¿densidad?) interactúa con el resto por medio de ese algo incomprensible que llamamos, sin empacho y hasta con cierta pompa o respeto absurdo, la fuerza de gravedad. Una chorrada. Creo que cuando topamos con una ley es porque topamos con un límite comprensivo. Si todo se comprendiera, no habría leyes. Las leyes expresadas en los libros de física señalan no el saber de los hombres, sino su ignorar.

Dije, durante el almuerzo, que las nubes pesan y hubo quién se sorprendió de ello, de modo que pronto calculamos entre todos el peso aproximado de una nube imaginaria, sin duda, es una nube… je, je (Vox Dei).

El resultado del cálculo del peso de una nube que cubra Reconquista, por ejemplo, parece asombroso. ¿Cómo es que no caen, entonces, si tanto pesan? preguntáronse todos, los tenedores suspensos, las carnes enfriándose, las botellas y vasos quietos en su nivel aleatorio. Las nubes caen, dije, pero son al mismo tiempo alzadas por el aire caliente que asciende: la atmósfera es un como un mar, con sus corrientes, la convección, etc. etc. Parece mentira las pavadas que puede alguien decir durante un almuerzo con Liliana Bodoc.

Cuando la charla terminó, repito, fuimos afuera, a observar y allí pude mostrar a la escritora el sol. Como es muy inteligente apenas metió el ojo en el ocular le vió, exclamó enseguid, y agradeció la vista. Nos sacamos una foto, mi hija Sabri muere de envidia. Sabrina es profe de literatura y ama los libros de Bodoc. Ya le pedí algunos, solo he leído la Tierra de los Venados. A mi padre le había encantado esa historia.

Afuera miramos el sol y los alumnos de la escuela Pocho Leprati jugaron con los rompecabezas de El cielo a tus pies, ese otro recurso del ATDL mayor, es decir, yo.

A propósito, un ATDL es un profesional de la palabra que transmite algo sobre el cielo (solo unos pocos elegidos conocen el significado de tales siglas). Muchos quieren acceder a tal título y sus saberes implicados: un tal Rodolso, un tal Andrés Candal, y ahora un tal Carlos Beneventano, quien seguro sabe, porque es historiador, que el primer astrónomo americano fue un casi tocayo suyo: Buenaventura Suárez, jesuita. De modo que muy pronto Santa fe contará con dos ATDL. Qué bueno, bienvenido al ruedo, Carlos.

Segunda parte:


De la charla dada por la tarde me quedo con varios puntos: el chico de segundo que se corrió todo para demostrar la energía que transmite el color azul; el chico que respondió que en el negro de las nebulosas no había energía (radiante, visible); y la respuesta rápida de un chico de séptimo, cuando dije, Me encanta esta ciudad: Hay muchas casas en alquiler… Capo absoluto. Gracias.

Por la noche nos juntamos en el observatorio. El observatorio es magnífico, un lujo para cualquier persona. Salón de trabajo, oficina, baños de primera al cubo, cúpula perfecta, no le entra una gota de H2O. Reconquista tiene esa proeza porque ha creído en su gente y en la ciencia, y porque tiene una administración provincial socialista que valora estos esfuerzos. El edificio es hijo de dineros públicos locales; la cúpula fue diseñada, construida y donada por un tío que ahora trabaja en la fabricación de una de esas esferas que vuelan, ignoro cómo se llaman. Los equipos fueron pagados por la SECTeI y, en parte, por el Municipio, asimismo. Hay allí una EQ6 con un tremendo mastodonte encima, un SW newtoniano de 250 morlacos de apertura; hay dos Dobsons de bocas similares y un SW pequeño, un refra de 80mm sobre una montura acimutal. La verdad, me quedé encantado.

En la terraza del observatorio recibimos a los jóvenes y niños que vinieron en pos del jaleo. Ya se sabe, jaleo astronómico, meterle ojo a los tachos, pispiar el cielo, meterle candela, es decir x a los oculares. Observamos Saturno con unos BST que me sorprendieron. Siempre me proveo con el Roger, el alma de todo mi storage, Óptica Elena me ha provisto todos los equipos y cámaras de Proyecto sagitario, esta cosa que hago de llevar teles encima para abordar gente y obligarla a mirar el cielo. Como el Roger es distribuidor de Cosentino, donde un dólar vale más que tu destino, mucho de mi material es Meade. De modo que Meade HD de 60° son mis oculares. Unos vidrios de la pucha madre, por supuesto, la luz pasa a su través como viento suave que acaricia el prado y da en tus ojos como si fuera el aleteo de una mariposa tecnicolor. Pero esos BST no son inferiores, che, y valen un tercio.

Entre los muchos chicos destacaron dos en mi memoria. Mateo y Florencia. Mateo ha de tener unos 13 o 14 vueltas; Florencia es menor. Lo diré así: la calidad de sus preguntas, la intensidad de sus miradas, la concentración al escuchar las torpes explicaciones, las repreguntas… son dos valores que no hay que perder, amigos. Esos niños debieran de ser invitados a formar parte de un grupo de aprendizaje y enseñanza entre los gurises, esos niños… son oro puro. Miren, lo diré así, me gustó el viaje, me agradó la gente, la ciudad entera, amable por demás conmigo, me sentí valoradísimo y agradeceré por siempre el aporte por mi colaboración o enchastre; pero lo que más me gustó, lo que pagó las catorce horas de viaje, fue conocer a Mateo y a Florencia. Si hablan con sus familiares, díganles: el gordo dice que sus chico y chica son geniales, que no los descuiden nunca, que no dejen de poner a su alcance todas las herramientas para que puedan seguir superándose y realizándose, si así lo desearan, en su intelectualidades, no exentas de bellísimas personalidades, porque ambos fueron tan educados y cálidos conmigo.

Cuando los chicos se fueron nos juntamos los grandes, el grupo amigos de la astronomía. En breve completo esta nota con lo que vivimos y comimos esa noche, hasta que “vimos naves ardiendo más allá de Orión…”


Continuará.


*Sobre el lenguaje expositivo: estoy convencido de que una puesta debe estar siempre regida por el nivel de conocimientos y expectativas del oyente y no del expositor, aunque este debe hablar todos esos niveles posibles.
Uno debe acechar en la charla como el Lobo en el cuento Caperucita Roja. Los caperuzos serían los oyentes, desprevenidos, caminando por su sendero indicado por la mamá status quo. Nosotros debemos erigirnos como lo inesperado; como lo peligroso pero a la vez deseado. Agazapados dentro de nuestra imagen de expositores, apenas estos niños y niñas trémulas entren al bosque de las imágenes y las preguntas, debemos seducirlos y seducirlas para desviarles de su recorrido impuesto. Hay que capturar su atención con ejemplos o preguntas que le sean válidas y luego llevarles de la mano de la palabra por ese otro camino, el llamado largo, ese que tú quieres, el del pensamiento científico, el de la infinita curiosidad, el de las justificaciones minuciosas, el de la no validez del discurso impuesto por el cole, donde algunos docentes solo afirman sobre los contenidos y nunca prueban sus razones o saberes. A los alumnos les digo: no crean a sus docentes, exijan pruebas de las verdades que ellos intentan transmitirles. Si alguien me dice: Viste, en Marte hay agua, y pone cara de haber dicho, Marte rebosa de vida, ¿por qué he de creerle? ¿Del agua nace la vida? ¿Acaso la vida en la Tierra nació en el agua? Por lo que he leído, no. Entonces, ¿por qué viene la NASA a molestar con sus constantes anuncios de que va a hacer anuncios muy importantes. Si encuentran vida, muéstrenla; si han hallado la prueba de que la vida nació del agua, pruébenlo. Entonces me entusiasmaré con esas nuevas que anuncian nuevas. Por lo pronto, para mí la NASA es como TN: bla, bla, bla pero nada tangible. La realidad me muestra otra cosa.
De un tema me fui a  otro, será que quería hablar de esto. Del modo en que el conocimiento se usa como arma de dominio. El mundo se debate en una encrucijada, la humanidad corre no hacia el abismo, sino por una one way, y esto es mucho peor. Los caminos únicos nunca son alternativas para nadie. La vida bien lo sabe; la pluralidad es la garantía. El abismo, al menos, nos dejaría la esperanza de, en la caída, quizá aprender a volar, como le pasó a Juan Salvador Gaviota.


**La teoría Newtoniana fue aceptada en seguida en Francia y popularizada por Laplace, quién la tradujo a una verba comprensible. Los Principia estaban escritos de un modo enrevesado y, de hecho, cuando Leibniz creó y mostró su cálculo, la matemática gala picó en punta. Newton había complicado tanto las cosas que, en Inglaterra, el cálculo no se usaba con fluidez. Tardaron años esos piratas en aprender a usar lo que su genio mayor dice que les legó.

































“Yo he visto naves ardiendo más allá de Orión…”

La frase es de la película Blade Runner, claro. El androide Batty dice esta grandeza inabarcable poco antes de… Llueve, la escena es desoladora, los héroes hablan bajo el torrente y sus rostros trazan los hilos del agua. Toda la tragedia humana se resume en las pocas letras que el guión manda pronunciar. Quien piense que Rutger Hauer no está a la altura de Tarantino es porque no ha visto este filme exquisito basado en la novela homónima de Phillip Dick. Pero, a no confundirse, el discurso mencionado ¡fue adaptado por el mismo Hauer y no figura en la novela!

Yo he visto naves ardiendo más allá de Orión… es frase perfecta. La otra, tan citada: Al infinito y más allá es un absurdo (más allá de Cantor). El infinito lo es todo, es nuestro torpe concepto ante la imposibilidad de abarcar el cosmos. El infinito como significado es una claudicación. En cambio, más allá de Orión… ¿Qué habrá tan lejos? ¿Ha viajado tanto este personaje? Y ha sufrido, sin duda, en esa lejanía. Puedo ver en sus ojos –cada vez que repito el filme- el cansancio propio no de un hombre (un androide, tanto da) sino el de una estirpe, la de seres que se han creado a sí mismos al inventar la palabra, y con ella el tiempo, y con él la muerte.

Time to talk.

Los chicos se fueron y los grandes también. Sobre la terraza del observatorio de Reconquista quedamos los adultos apasionados por las estrellas. Carlos sugiere cenar acá, sobre los bancos de madera que jalonan el perímetro. La noche, cálida, apenas húmeda. Las luces del parque son hongos inflamados entre los árboles, el predio entero es una pausa en el ritmo de la sociedad, que no del hombre, quienes hemos vivido en estos entornos por cientos de miles de años. En breve llega una moto, su carga la intuyo más valiosa que un envío de OPT. Se acercan más muchachos y se presentan, Matías, Rodrigo, Marcelo, Lautaro, Fabián y el ya mencionado Carlos; más Ariel. Ariel es Esteki, famoso en el foro por sus astrofotos.

Esteki es un flaco al que la vida parece haber escogido entre unos cuántos miles, y haberlo levantado del polvo del cual todos venimos y, después de lavarlo y vestirlo con esmero para la ocasión, haberle sugerido al oído: Muchacho, escucha esto que te diré y luego obra según tu juicio: te daré todo lo que puedas pedir, estudio, trabajo, casa, esposa, observatorio incluso y sin riesgo de perder a aquella. Hasta un hermoso Aveo, te daré, el cual mostrará sus límites y querrás fletar como a un espejo descolimado. A cambio de estos dones solo te pediré una cosa y es esta: que seas amable y cauto al hablar, que sonrías siempre, y nada más. Soltóle la vida luego sobre su senda de oro y don Esteki, por lo que ví, cumple.

Lautaro es un capo y pinta para jefe. El muchacho ha de ser el menos curtido por los lindos años que los demás ya pateamos, es decir, del grupo de amigos de la astronomía es el más joven. Y, acaso por esto, o por su natural condición, es amable y trabajador. Mientras daba la charla de la tarde, el muy tunante se encargó del Coronado Solarmax, lo estuvo comandando más de dos horas para que toda la pibada pudiera pispiar un poco ese mismo sol que tan pocos ciclos le ha hecho girar. Gracias, Lautaro.

Rodrigo Bustamante es serio y aplicado. Acaso también lo tenga todo (todo no, también él perdió a su padre) pero tal vez sienta que nadie se lo hubiera prometido. En el grupo, se encarga de las observaciones de los sábados, domingos y feriados opera los equipos en pos de las escurridizas luces de su noche, tan particular allí. Es hombre imprescindible en el grupo, sin dudas.

Marcelo me cayó de diez apenas lo vi. Estuvo a nuestro alrededor un buen rato, siempre sonriendo y cauto al hablar. No vi qué libro lleva debajo del brazo pero capaz que me gusta.
A Fabián lo vi poco. Llegó temprano -creo que estuvo antes, también- pero lo tenía lejos en la mesa -del otro lado de las empanadas- y charlamos apenas. Se despidió el primero en pos de su día de trabajo por venir y me dio un cálido y fuerte apretón de manos. Ya nos conoceremos más si dios quiere.

Matías es extrovertido y feliz; le gusta la charla y el intercambio de lances, lo cual le da carisma. A una salpicada te contesta con una rápida estocada. Construye o colecciona avioncitos de juguete de medio millón (aeromodelismo), de modo que bastante nos parecemos. Una cosa me extraña sobremanera y es que no le guste la música de los Redondos. Ella es tan linda es el título de mis notas sobre el cielo y tributo a esa canción que acaso plagió el grupo a Julio Iglesias. Parece ser que el hombre de barba candado posee un campito al que los muchachos huyen cada vez que pueden, a pasar frío con tal de refugiarse entre las estrellas.

Amigos de la Astronomía ha planeado una seguidilla de filmes para entusiasmar gentes con la temática propia. Consultado sobre tres títulos, dije, Gravity. 
Vi la peli de Quarón con expectativa y solo un pasaje me pareció fuera de lugar, el resto lo creo excelente. Ya Alfonso me había sorprendido al punto que miré unas diez veces un plano secuencia de Los Niños Del Hombre, donde actúa ese inglés que le gusta a mi jermu -no recuerdo ahora su apellido, recuerdo que hizo de asesino a sueldo en la primer Burne (el que muere en el sembrado). 
Con respecto a la escena, me refiero al plano secuencia de la moto y el auto. Si no viste el film has de mirarlo esta noche; te dejará pensando cómo diablos hizo para filmar todo eso en una sola toma. 
Amo el cine tan solo un millón de veces menos que la astronomía pero, como tanto amo a nuestra Ciencia, es mucho lo que amo también al séptimo arte, creado –dice Borges- hace 2.500 años por Platón, en su alegoría de la Caverna. 
Gravity me ha hecho sentir la poderosa fuerza que nos maneja. Aunque la peli pifie en más de una cuestión: la ausencia oportuna de sonido en el espacio y la increíble lluvia de tornillos, chapitas y brazos paralelográmicos me ha hecho despegar de la silla más de una vez. Por suerte volví a caer sobre ella, uff. 
De todos modos, no todos estuvieron de acuerdo. Matías terció por Interstellar. De esta peli se han dicho muchas cosas: que su asesor científico, que su estrella masculina, que su partenaire, que su agujero negro… A mí me sonó falso el acento del multipremiado True Detective, devenido a Mesías de la Humanidad Reloed. No creo que un astronauta vaya a arrastrar silabas como si insultara a la misma madre de Pancho Villa, poco después de robarse Texas, I´m sorry. 
Sin deshilachar el guión de este filme presentado como al ápice de lo astronómico, diré que el intríngulis exoplanetario del Doctor Malo daba para una peli sola, y que todos rápido se dieron cuenta pues de un plumazo filmaron The Martian… ¡con el mismo Doctor malo! quien, ahora -apuesto triple contra sencillo- hará de Doctor Bueno. Amigos, si hay algo en lo que jamás se equivocarán es acerca de la estolidez de los guionistas de Hollywood. 
En fin, más allá de esta novelita del corazón interpretada por astronautas y hoyuelos de gusano, hay otras muchas pelis interesantes para echar a la lista: Alerta solar (Sunshine) es muy entretenida y posee sendos homenajes a dos glorias de la aventura como fueron 2001, a Space Odyssey y Apocalipsis Now. La otra por la que voto es Europa Report, digna peli donde un team viaja al mencionado satélite en busca esperanzada de algún extremófilo, al menos. Este filme de desconocidos héroes tiene una escena que le justifica, donde uno de los principios del señor Newton nos dejará por un segundo sin aliento… bah, a uno de los viajeros.
Charlamos sobre otros temas esa  noche, claro, solo cuento algo de lo mucho. Las empanadas fueron cocinadas por un ángel, no hubo modo de no acabárnoslas. Un tema en especial fue la contaminación lumínica. El observatorio está emplazado en el parque que fuera del ferrocarril. Y este año acaban de inaugurar nuevas luminarias. 
¿Creería usted que se fijaron en el aspecto y que eligieron la apropiadas…? 
El observador astronómico es un lobo solitario que no halla comprensión, siquiera en su cubil. Antes al contrario, como arriba dije, si nos patinamos unos cuantos miles de dólares en un ocular, viene la patrona y pone el grito allá, junto a Eta Carina. Si queremos construir un muy paqueto observatorio en medio del patiecito para no pasar frío ni forzar la espalda armando y desarmando todo el tiempo los telescopio, ¡no!, somos unos locos con la cabeza en las nubes y los pies en órbita; si por el contrario, logramos un edificio propio, dedicado al tema, y en un año nos lo construyen y lo donan, chau, ten por seguro que al siguiente, por seguridad no sé de quién, luces, centenares de luces tendrá el predio. Guardo la esperanza de que esos hongos sean erradicados y que el predio, coronado por una cúpula inexpugnable, que guarda a Gengis Kahn, el gran conquistador, un SW newton de 250 morlacos de apertura, sobre una imponente EQ6, tenga el cielo que en él verdad seduce, Reconquista.


























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