La voz de las estrellas. I
“Las
estrellas estaban demasiado altas. No decían nada.”
Phillip
Marlowe. en Adiós, muñeca.
De
Raymond Chandler.
El
párrafo completo de dónde he tomado el encomillado superior es magnífico: el
detective privado ha sido apresado por polis de dudosa moral; estos lo han
introducido al coche y lo llevan quién sabe dónde y para qué, en la noche, por
una ruta desolada que bordea el mar. Nuestro personaje teme lo peor, mira el
cielo y se/nos dice: “Las estrellas
estaban demasiado altas. No decían nada.”
Desde el punto de vista emocional el concepto es sublime pero desde el
punto de vista de la ciencia sabemos otra cosa. Las
estrellas nos hablan con su luz. Y nuestro sueño como lectores es entenderlas
cada vez que alcemos los ojos al cielo.
La Luz de las estrellas, astronomía de posición.
Más
allá de que la luz proveniente de las estrellas aporta al observador su
posición aparente sobre la bóveda celeste, mediante el diseño de diversos instrumentos
de observación y medida cada vez más precisos, descubrimos que:
a- Las
coordenadas estelares varían con el tiempo, hecho que se percibe al cabo de
años. Es decir, las estrellas antes llamadas “fijas” poseen movimiento propio. Este
descubrimiento y su correcta mensura permitió calcular la precesión de los
equinoccios y el movimiento de nutación terrestre, causados por la acción
gravitatoria de la Luna y el Sol sobre la distribución de masa planetaria. La
Tierra es una esfera achatada sobre su eje de giro, la mayor cantidad de masa
se distribuye por fuerza centrífuga sobre su ecuatorial. Esto pudo verificarse con la ayuda de un péndulo sito sobre distintas latitudes. El periodo de
oscilación de un péndulo se determina mediante el cálculo siguiente: T=2π√l/g.
Es natural que, al aumentar la g disminuya el periodo T; es decir, en un tiempo
dado, el número de oscilaciones aumenta en latitudes ecuatoriales con respecto
a las polares. Se concluye que existe allí una concentración mayor de masas.
b- La
Tierra realiza una traslación casi circular sobre el Sol. Esta traslación es causal
de la paralaje y de la aberración de la luz de las estrellas observadas a lo
largo de un año. La aberración fue descubierta en 1725 por James Bradley. La
distancia a las estrellas más cercanas, por efecto de la paralaje, fue medida
por primera vez por Friedrich Bessel, en 1838, sobre 61 Cygni.
c- El Sol se traslada hacia la constelación de
Hércules a unos 19km/seg, movimiento descubierto por William Herschel en 1783.
Alrededor de la Galaxia el sol se mueve a unos 215 km/seg.
La
aberración estelar es el cambio de posición aparente de una estrella producto de
la composición vectorial de la velocidad de la Tierra y la de la luz. Un ejemplo
fácil que lo explica es el de correr bajo la lluvia: si nos estamos quietos en
el temporal con un paraguas parece que llueve vertical; si corremos, parecerá
que su dirección de caída se inclina contra nosotros en función de nuestra
velocidad de avance; por lo cual, deberemos inclinar el paraguas hacia adelante
si no quisiéramos mojarnos. La “inclinación” para la luz que nos baña desde cualquier estrella observada es
de 20,5´´ de arco, en cada sentido del movimiento terrestre. De modo que
estrellas sitas perpendiculares a la eclíptica describen un círculo de 41´´ de
diámetro, mientras que estrellas sitas paralelas a ella, inscriben vaivenes
sobre una semirecta de 41´´ de extensión.
La
paralaje es un efecto producido por un astro observado desde puntos extremos de
la órbita terrestre, con respecto a estrellas lejanas. El ejemplo más sencillo
es el de mirar un objeto con un dedo extendido a pocos decímetros delante de la
cara y alternar el ojo con que se observa: el dedo parecerá cambiar de
posición. Este cambio en la posición del dedo, será tanto más notorio cuanto
menor la distancia a él. La paralaje es la mitad del ángulo subtendido por
ambas visuales a un astro cualquiera, con respecto al fondo de estrellas
lejanas. En la imagen, 1´´ representa la mitad del ángulo creado por las
observaciones desde puntos extremos de la órbita terrestre. Cuando el ángulo es
un segundo de arco, la distancia al objeto es de 206.265 UA, es decir 3,26 años
luz:
La
estrella más cercana es Próxima centauro HIP70890 y su paralaje aproximado a
0.768´´ de arco, el más alto conocido (a mayor valor de la paralaje, menor
distancia al objeto).
Conocer la naturaleza de
la luz aportará nuevos indicios acerca de astros que distan una eternidad de
nosotros.
La
luz puede ser explicada como un fenómeno de carácter ondulatorio. Sabemos que
la luz blanca es una sumatoria de colores, los que están presentes en un arco
iris. Dichos colores son lo que llamamos espectro de la luz blanca y se hacen
visibles por medio de prismas o mallas de difracción.
En
ciencia, al arco iris le decimos espectro electromagnético pues hemos
comprobado que, mientras las ondas sonoras son compresiones y descompresiones (fluctuaciones)
del medio por el cual se trasladan (el sonido no se traslada en el vacío), las
ondas electromagnéticas son fluctuaciones de campos: uno, eléctrico; el otro,
magnético.
Estos
campos se generan en los átomos y moléculas por excitaciones o interacciones externas
y por el decaimiento de sus núcleos (la materia -a cierta escala- puede ser
vista como un oscilador). Debido a este fenómeno vibratorio, las ondas electromagnéticas
se desplazan también por el vacío, hallan sustento en la propia fluctuación de sus
campos constituyentes. Su velocidad es -entonces- de 300.000 km/seg.
Como
toda onda, la luz puede ser acotada por su frecuencia y/o longitud de onda.
Ambos valores son una función recíproca, vinculados por la velocidad c, los ya
mencionados 300.000km por segundo.
Así:
f = c / λ y : λ
= c / f
Dónde:
f frecuencia; c velocidad de la onda electromagnética; λ longitud de la onda.
Las
ondas electromagnéticas varían su frecuencia en función de su longitud de onda
ya que para todos sus valores la velocidad c de desplazamiento es la misma.
c,
los 300.000 km/s constituyen una constante del cosmos conocido, propia de las
radiaciones.
Cuando
por costumbre hablamos de luz nos referimos a una muy estrecha región del
espectro electromagnético.
Suena
curioso, pero luz, calor, rayos x, radio, son manifestaciones de un mismo
fenómeno a diversa escala de energías implicadas. La imagen de abajo quiere dar
ejemplo de esto:
Cuando un oscilador emite, puede
hacerlo en todo el espectro pero muestra su máximo energético en una estrecha región
del gráfico que se ve más abajo. Así, cuando el espectro es percibido por la
vista decimos que percibimos luz y las longitudes de onda implicadas en esa
interacción van de los 400 nm a los 700 nm.
nm
significa nanómetro, es decir 1 metro multiplicado por 10-9:
0,000000001 metro. Es decir que, un nanometro equivale a una millonésima parte
de milímetro.
Parece
complicado pero es muy sencillo y didáctico calcular qué tantas ondas de
cualquier color inciden sobre la retina por cada milímetro lineal. En el caso
de nuestro muy afamado amarillo verdoso (570nm), por milímetro inciden unas:
1mm/ 0,0000570mm= ¡1750 ondas!
Pero no todo lo que brilla es luz bajo… el sol.
William
Herschel descubrió las primeras emisiones no visibles en regiones del espectro
anteriores al rojo. Las ondas calóricas, hoy llamadas infrarrojas, se ubican desde
los 700nm a los 1,5 μm de longitud de onda. Fueron detectadas al colocar
termómetros en regiones próximas al espectro generado por un prisma sobre una
caja a oscuras. En realidad, toda materia emite ondas infrarrojas en alguna
medida (las ondas descritas corresponden al infrarrojo cercano, el rango de
infrarrojo en diversas longitudes llega hasta los 15 μm). Las ondas infrarrojas
se detectan por medio de termómetros (o la piel) pues su baja energía transportada
interactúa a nivel de las moléculas, lo cual genera un aumento de su
movimiento, hecho que llamamos aumento de su temperatura. μm significa
micrómetro y equivale a 1000 nm.
Por
supuesto, del otro lado del espectro visible, es decir, más allá del violeta,
también se descubrieron emisiones energéticas compatibles con las anteriores,
solo que transportadas por ondas mucho más cortas: el llamado ultra violeta.
Continua.
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