Juan Bautista y la riqueza del suelo.
Para los héroes de las pelis de joligud, y para los soldados de la cruzada astronómica ¡¡¡no hay tutías!!! Si un día tienes un curso provincial de 8 hs. cátedra -cien kilómetros al oeste-, allá vas; y si esa misma tarde, apenas tienes tiempo de bañarte pues ya debes salir con el cosmóvile (quéchatitache o la scenic verde), cargado de telescopios -ciento veinte kilómetros hacia el oeste- a mostrarle el cielo a un cúmulo de gurises, allá vas, también, ¡¡¡y te callas!!! Que para eso eres un héroe de joligud o un cruzado astronómico.
Y si no te la aguantas, amigo, amiga que lees, si no te da el maldito cuero que tienes, entonces dedícate a otra cosa; sal a vender rifas, o estampitas, o números de la suerte, pero no salgas a vender ilusiones celestes, que es cosa bien alta y lejana, más propia de dioses y de locos, más propia de hadas y de Quijotes que de tímidos mortales.
Después de semejante parrafada, me gustaría decir que Proyecto Sagitario se multiplica en el sur de Santa fe, así como el polvo cósmico se esparce por el universo, impelido por la explosión de una supernova.
¿Piensan ustedes que vamos a detenernos? No way, brother! Piensan ustedes… ¿cuándo se va a hartar de esto? Do it, babies, and dont worry, we will multipliqueishion segual.
Ací somos, cultos en tres idiomas. Porfiados. Sobornados por nuestra convicción inclaudicable de llevar la astronomía hasta bajo las piedras, amigos.
Anoche, lunes 18 de abril, estuvimos en la escuela Juan Bautista Cabrál, de Sargento Cabrál, hermoso pueblo santafecino. Ustedes me conocen, saben que miento bastante poco. Pues bien, la entrada al pueblo es pre cio sa. Un arco de copas te cubre desde el momento en que sueltas la ruta, y te acompaña grácil hasta el confín del pueblo. Uff. Fui educado por esas pelis baratas de couboys. De allí he sacado todo mi saber. Jamás había visto -en estas cintas- entrada de pueblo más hermosa.
La ruta que nos llevó también tiene su historia. Un antiguo candidato, cuando hacía su recorrida proselitista amparado por La Rata , destrozó, en un bache ubicuo, el tren delantero de su peugeot 505 (diesel pero con un cuarto de tanque super, famoso luego, por marcar 15´ desde el aeropuerto de Sauce Viejo a la Casa de Gobierno de Santa fe). El gentil de ojos celestes -como dije- dejó en esa ruta medio auto, pues venía a 250 km hora y se llevó puesto un bache. En su injusticia y su entusiasmo, prometió entonces, que si fuera electo, repararía la calzada. Para dolor de todos los santafecinos, pudo hacerlo, y luego dejó matar a Pocho Lepratti e inundó la Capital. Of course, arregló tan bien esta ruta que tuve que recorrerla a 50 km/h . (Cuento estas cosas porque por ahí me lee un porteño, o un Sanjuanino, o un Mendocino, y de paso se entera de la clase de gente es ese tipo).
Aún así –a pesar de la ruta y los recuerdos aciagos- llegué –como el jinete pálido- a la hora señalada.
Tres cursos me esperaban (o me esperaban con los telescopios) y apenas di con el patio, estalló un cálido aplauso de bienvenida.
Sonrójeme y díjeles: Aguarden, aguarden, veamos que opinan al fin de la noche.
Las maestras, Marcela y Carina, habían preparado todo fantástico. Marcela, la promotora de la idea; el resto, no le iba en zaga. Imagínense, habían construido un telescopio con dos lentes, un tubo de cartón y un poco de papel y cinta. Todo pintado de negro, era un lujo. Inmediato fue pensar en Dani y su Antena, la cual -es literal- está atada con cinta scotch (una cosa es leerlo en EP y otra muy distinta es verlo con los propios ojos). Por ese anteojo, el “Soldado Heroico” (negro, lidiando con lo imposible, triunfando -en el tiempo), no daba con un foco preciso. Mas, ver a Sirio del tamaño de una moneda –dada la distorsión de la imagen- fue emocionante. Créanme, he leído el Sidereus Nuncios: ese telescopio, el construido por los chicos, es mejor que el de Galileo.
La primera labor, disponer las armas. Abrí la cajuela de la scenic green y, dubitativo, dirimí la justa merced el viejo truco: una doli tua, te les co pi tol in do, te sa co a….. vos! Y eché mano a Pionero. Después, lo mismo: u na, du li, tua… Candela!!! (de yapa los binos. Los binos siempre caen bien). Tristes quedaron Nuevo sagitario y Lumbricita, prolongada su oscura siesta, privados de su ansiada y lejana luz. Pero es que estaba solo, ¿cómo iba a manejar tres o cuatro teles ante la indiada en pie de vistas?
El patio del cole tenía dos lámparas grandes como la luna, pero bastó que dijera ehhh?! para que llamaran a cuatro electricistas, dos bomberos y el Cura Párroco. En menos de lo que cambio un ocular, sendas infames se enfriaban en la altura.
Ahora si, la noche era nuestra. Sesenta pibes ávidos de cielo y dos teles, más un sapiente (creían ellos).
Ta tata tan…. Ellos avanzaban, yo les contaba; ellos preguntaban, yo contestaba; ellos interrogaban, yo imaginaba; ellos imaginaban, yo los envidiaba. Créanme, los teles se enfriaban en la oscuridad mientras nosotros charlábamos sobre Orión, beteljause, el pie del guerrero, su cincha, y luego la cruz y saturno y carina… Por supuesto, los chicos comenzaron a cargar a Carina, la maestra. Que la espiaban, que la miraban, decían los sátrapas –que también los había.
Al fin caí en la cuenta que el gigante se acostaba y le dimos duro con los teles, el reflector 150/1200 y el catadióptrico, el 102/1300. Todos los objetos descriptos fueron escrutados. Si esta hubiera sido una batalla por la independencia del conocimiento, créanme, la ganamos.
Mientras le dábamos duro a los jóvenes de sexto y séptimo, las seños de preescolar y primero construían unos caleidoscopios preciosos en el aula. Cuando vi la faena realizada, casi me caigo de espaldas. Qué buen trabajo, qué buena onda.
Sobre las nueve cambiamos de ejército. Los grandes se fueron a cubierto a por sus cubiertos, pues se venía la cena, y los kids salieron a palestra.
Ahora voy a confesarles que amo mi trabajo, y que me preparo para hacerlo, pero que siempre viajo algo nervioso hacia las escuelas o las plazas astronómicas, pues uno nunca sabe qué onda, que bala perdida no boleará nuestro caballo, que no siempre habrá un Cabrál allí para sacarnos de la estacada.
Anoche no fue distinto. Moni preocupada me reprendió antes de salir, por qué no te dejás de embromar, con esto? Me dijo. Voy despacio, te prometo, contesté. Y ella, prometeme que te vas a dejar de andar así, como loco, por las rutas volviendo de noche, tarde, cansado y solo. No dije más. No puedo prometer eso. Un hombre no sabe para qué ha venido al mundo… hasta que se entera, en un flash, en un destello, una noche. Yo vine al mundo… para embromar, pero ahora, antes de irme, quiero dejar diez talleres astronómicos plantados. O mejor veinte.
¿Por qué no treinta…?
Moni baja la cabeza y menea callada.
Los chiquitos eran chicos, che. Nunca creí que tanto.
Bien abrigaditos. Igual con un poquito de frío. Así que dije, Quién tiene frío? Yoyoyoyoyoyoyoyo!! se escuchó, y entonces, Vamos a movernos!!!, y empecé a alternar los pies en el suelo y todas esas hormiguitas igual. Ahí nomás largué el rollo: Las estrellas, la cruz, pero no, no dije la cruz. Dije, Ven ese barrilete? Sisisisisisiisisisisisisi, menos uno o dos muñecos, a los cuales me esforcé por señalárselas. Por supu, no usé el láser. El láser es basura yanqui. Un verdadero astrónomo debe guiarse por la palabra y la observación. Pero la palabra basta. Uno dice, ven esas dos estrellitas bien brillantes….? Y hay que ser Wympi para no ver el puntero.
Toda vez que vieron El Barrilete, empecé con la historia del Guerrero Mapuche y el Choike. Uff. Qué historia. ¿Quieren saber algo? Cómo lamento no haber sido chico ahora, y contar con alguien como yo que me narrara la leyenda del Guerrero y el Choike. Cada chico vibró de emoción ante las encrucijadas y las aventuras del indiecito que por soberbia intenta cazar al ave mágica, que huye al cielo. Lástima que el resplandor de la luna me vedaba las plumas del Choike (las GNM y PNM).
Cuando acabé con el cuento y la actuación, los chicos, atónitos miraban las boleadoras en el cielo y me preguntaban: En serio…..???
La magia no nos abandonó con la técnica. Candela y Pionero sirvieron esa torta de plata en tajadas descomunales a estos golosos que, con el ojito engrampado a los oculares, decían Se ve grandeeeeeeeee¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Se ve grandeeeeeeeee¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Algún día voy a aprender a callarme la boca, porque voy y suelto: ¿Quién ilumina la luna? Y una belleza de cinco me asevera: Dios. Uff. Muy bien digo… pero, ¿Hay alguien que opine otra cosa?? Entonces un bajito de atrás, me suelta: El sol!!! El sol la ilumina!!!! Amigos… cinco años.
La noche siguió su curso. Llegaron papás y mamás y todo era alegría. Me llamaron a cenar y comimos todos tirados al piso del patio cubierto; sanchigues y empanadas, con jugo. Nunca el jugo supo tan bien.
Al final me jugaron una mala pasada. Me rodearon -los malayas- y me sentí como el capitán en San Lorenzo, rodeado de maturrangos. Pero estos pibes querían regalarme!! Me entregaron un afiche fantástico, lleno de estrellas. Cada estrella tiene dentro el dibujo de cada chico, y su nombre.
Qué bueno, che, qué bueno.
Los grandes no hicieron menos, me entregaron un paquete de bombones que ya estoy despachando mientras escribo. Gracias.
¿Cuánta riqueza hay en el cielo? Lo sabe cualquiera que haya observado… ¿¡Cuánta riqueza hay en el suelo!? Lo sé bien. Lo recordé anoche.
Gracias, Escuela Juan Bautista Cabrál, señora Directora, señoritas Maestras, Alumnos.
Uno de ellos, despierto y atento, preguntó: ¿Cuánto dura estudiar de astrónomo????
No lo sabe; fue su mejor regalo.
Sergio Galarza
Proyecto sagitario
Sur de Santa fe.
Felicitaciones Pa!!! ¿Dónde queda Sargento Cabral?
ResponderEliminarHija, vamos a ir otra vez. Queda por la ruta 188, que une alcorta con Villa constitución, a 20 km de Santa Teresa.
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