Qué es proyecto sagitario?

Cursos de Iniciación a la astronomía.

Didáctica astronómica. Talleres de Ciencia.

Charlas, cursos, campamentos, observaciones grupales.

viernes, 8 de julio de 2011

Absortos y satisfechos


Absortos y satisfechos
San Rafael, lunes 4 de julio de 2011

         Después de medio año de arduo trabajo en la difusión astronómica, me dije, Bueno, Sergio, te mereces unas vacaciones. Hice un par de llamadas, combiné con los amigos y hablé con mi Moni de esta suerte: Mira, Moni, vámonos de vacaciones… Se le iluminó la cara; me dijo: Buenísimo, ¡vayamos al norte! Pero –balbuceé, aterrado ante semejante planteo neokirchnerista- Miguel, Enzo y Rodolfo están en San Rafael, Moni, vayamos a Mendoza –y agregué- así aprovechás y visitas a tus amigas y a tus parientes (gracias al cielo, es nacida y criada en San Rafael). Y ella, A San Rafael vamos siempre, me vas a llevar allá y me vas a dejar por ahí mientras vos te vas con tus amigotes a observar a la montaña. Dejate de embromar, ¡vayamos al norte!
         En fin, me costó, pero al cabo de unas semanas de cháchara y varios ambages salimos hacia San Rafael con mi Moni y Luz del cielo (Meade LX90 8”, ACF GPS, para los nuevos. La verdad, me encanta escribir LX90, ACF, GPS, ¡porque parece que tuviese una Masseratti o un Porche!).
         Llevar el Mid fue un verdadero desafío para mi ánimo; la posibilidad de que se golpease me hacía temblar y la posibilidad de ir a Cuyo sin él me desesperaba. Como soy hombre de recursos en ristre, cogí una docena de almohadones que primorosamente había confeccionado MotherMoni, para las asentaderas de casa y los acomodé por debajo de la caja del Monstruo (y por el norte, este, oeste y el sur). Cuando hube previsto toda posibilidad de contusiones, me dije, Listo.

         Llegamos a San Rafael el domingo a eso de las 19 hs. con unas horribles nubes de ceniza volcánica sobre las montañas. El naranja difuso del cielo era una pincelada de sangre clavada en mi corazón, pues significaba mal seening. Pero, ¡no ha sido pintado aún el hombre o el cielo que me detenga en mi hacer astronómico, amigos!
         Nos alojamos. Llamé a Rodolfo. Celu fuera de cobertura; se me encogió el pecho; me dije: el truhán está observando. Cenamos en la casa de Laurita, amiga del alma de Moni, unas pizas ricas como el cielo de Atacama. A eso de las 22 recibo mensaje: el Rodo bajaba de la montaña y me decía Bienvenido!!! Lo llamé al toque y quedamos para el lunes. Mi alma en paz.

         El lunes amaneció increíble, muy tarde para un hombre de las praderas santafecinas. Es curioso cómo se modifica el orto conforme uno se desplaza por la longitud terrestre. Creo que, más allá del péndulo de Foucault y la cultura que uno posee, el corrimiento del momento en que amanece con referencia a nuestros relojes pasma a quien se mueva poco. Además, el cielo de San Rafael te deja ver sus gemitas hasta en el mismo horizonte, cosa que en nuestras atmosferías es simple ficción. Entendámonos, aquí se trabaja atroz la tierra y el mínimo viento levanta partículas como en un desierto. Ese polvo queda en suspensión durante días. Si a eso le sumás la humedad, ya tenés un pastiche en el cielo que te hace ver las estrellas con ribetes de marinerito yanky (red and blue). Allá: humedad cero y menor trabajo del suelo. Si no sopla el zonda, que trémolo viene del oeste, todo está bien y el cielo te despena de luz.

         El lunes “early in the morning” me encuentro con Miguel y con el Rodo. Miguel es el dueño de Martín pescador -el fabuloso SW dobson de 8 pulgadas- y es un tipo de fábula de quien te haces amigo apenas te dice ¿Qué haces, changuito? Con ese tono tan hermoso que tiene el cuyano (en las cuyanas, el mismo tono, bajo sus ojos negros o claros -que los hay de toda laya- te hace temblar las piernas) enseguida te amigas y ya estás hablando del viaje y del hospedaje y de cuándo nos juntamos a comer unos pollos y del cielo magnífico y el frío de fábula que esa mañana trepa a los 12 grados under zero, y ha congelado hasta reventar las cañerías de más de un desavisado.
El Rodo es Rodolfo Ferraiuolo, el compinche de Enzo de Bernardini, ambos autores del EECP (Excelente Exótico Cielo Profundo). Pero esto es decir demasiado y nada a la vez. Demasiado si has tenido la suerte de leer Exótico. Nada si no sabes de la calidad humana de Rodolfo. Rodo es un hombre muy joven, de unos 40 bien llevados. Tiene ojos claros y barba. Tiene una mirada sencilla y diáfana que te invita a estar bien, tranqui, slow down. Lo cual es curioso, porque contó que cuando llegó a esas geografías chocó con el hacer pausado de esas gentes que posibilitaron, entre tantas cosas, el cruce de los andes de nuestro General. Entiéndase que el Rodo venía del Río de la Plata y que allí se vive a otro ritmo.
         En fin, A la tarde te aviso -me avisa- a qué hora salimos. Y a la tarde recibo el llamado confirmando que a las 2050hs me estacione sobre la rotonda de la calle Irigoyen. A dios gracias -gracias  a mi cálculo certero- Moni se va a cenar a la casa de Laurita y yo como un duque solito con mi mid y quéchatitache (mi Kangoo 1,6 16 válvulas, tipo espectral g…, para los nuevos).
         Como arribo a la cita con tres minutos quince de retraso le envío un sms al Rodo y al Enzo para decirles Aquí estoy amigos, e ipso facto vibra el celu con la respuesta precisa: ¡Avanzá 70 metros! Obedezco y a los 68 metros y chirolas diviso el oliva del Orión. Como es la rotonda no nos detenemos pero más adelante se bajan ambos frente a Yancanelo para que nos demos un abrazo sanmartiniano y pueda un servidor saludar a Enzo, a quién recién veo desde el fabuloso SPVG. Migue faltaba con aviso ya que su prienda, Liz, está cursando de noche una tecnicatura  y el tórtolo se queda a cuidar a los polluelos, Martín y Ana Alicia. Ya me explayaré sobre ellos.

         ¿Vamos para Sierra pintada? Me suelta Rodolfo, y yo, Vamos.
Allá salimos. Sierra Pintada es un lugar que apenas conozco de día, qué será cuando se ven sus colores, imagino. De noche podría reconocerlo mejor, creo, porque ya tuve allí dos veladas increíbles. En enero con Migue y Rodo (ver nota) y ahora con estos mostros de EECP.
         Trasponemos 25 de mayo y las bifurcaciones que te llevan a Los Reyunos (los reiunos, se dice!!!) y nos sumergimos en la alta noche (B). Curvas y más curvas para dejar detrás de los cerros (cerrshos) los fulgores de San Rafael y 25 de mayo y por fin veo las luces traseras del Orion como variables rojas. Nos detenemos a la vera y allí la banquina de piedras en un metro baja medio, pero, qué onda¡¡ para qué ando con mi mid y su excelente trípode regulable.

         El frío es acojonador. Enzo traía su increíble termómetro medidor y pronto nos ilustra: menos dos a las diez de la noche. Más no hay noche que me pille desavisado pues había adquirido y portaba el sueño mas preciado del perfecto astrónomo pirata: ¡calzones y chomba a prueba de fríos! Comúnmente llamadas por el vulgo pantalón y camiseta térmicas. Imagínense, un tipo como yo, burdo, seco, en esos locales reconchetos donde la gilada con mosca va a por su ropita para ir a Las Leñas (las lenias, aiá). Jua!!! Eligiendo mi calzón pude ver todo ese mundo que no imagino: camperas de medio millón, culopatines, eskis, gorras cuyo precio equivale a un Nagler! ¡Ni modo! Compré mi chombita para ir a la montaña en busca de las luces de la razón, de las luces de la creación, de las luces del escorpión, ¡de las luces de la amistad! Y como pagué cash (sabido es que los ricos nunca andan con dinero encima, no sea que les mangueen) me hicieron 10 mangos de descuento!
         La cuestión es que esa noche, en ese lugar y a esa hora, la muy baja temperatura me cortaba el apetito, casi, y nuestras manos pedían por favor los guantes… Pero gato con guantes no caza ratones -decía mi abuela- y yo les aseguro que astrónomo con guantes no arma un mid. El Enzo apenas avizoraba el mundo desde sus mil y una ropas, y como debía armar su Orion 80/400, blanquito, importante y liviano como un cristo de yeso, era el único que enfundaba en sendos mitones.
         El sitio elegido por estos pesquisas del infinito es harto aparente. Los cerros ocultan el último vestigio de luz y la galaxia desentumece sus alas para dejarte sin voz. No soy un niño de pecho, no es la primera noche que paso al sereno con un tubo en la diestra, pero ese lunes, con el Enzo embocando galaxias y el Rodo tirándole a las nebulosas planetarias… uff. Digan que mi espíritu se curtió de una con la pérdida del viejo, que si no, ahí mismo dejo correr una lágrima.

         Luz del cielo se portó a la altura de las circunstancias. Una vez que lo nivelamos con el Rodo y la gotita, lo puse al norte y salimos con Rigel Kentaururs (horror, no pude embocarla a ojo) y Arcturus para la alineación fina. De ahí en mas, chanta cuatro en cada tiro. Es increíble lo práctico que es su gps: en un minuto se ubica y en otros dos está alineado.

Probamos pocos oculares: el 26mm super plossl que viene con el equipo -un serie 4000; el GSO de 15mm -comprado  en Duoptic; y un Naggler 11mm -del Ferraiuolo; y solo al final de la noche -con el Joyero- un barlow 2x Tele Vue. Enzo a su vez tiraba con un Celestron base de 20mm, lo cual me demostró el valor de un 80/400. El tipo, a veinte aumentos (x), te da un campo real (Cr) de 2,5º con ese ocular (de 50º de campo aparente –Ca-) y esa visión es en sumo útil para apreciar tamaños allá arriba. Estaba yo acostumbrado a no observar con menos de 30x (en un reflector de 1200mm, con un ocular genérico de 20mm y 50º Ca, el campo real observado es de: 1200/20= 60x; luego: 50º de Ca /60x= 0,8º de campo real), así que fue toda una experiencia incorporar esa perspectiva. De hecho, en el ESPVG (excelente star party de valle grande, pln –para los nuevos-) lo vi al Enzo con su Copito de Nieve tirándole al triplete de Leo. Me acerqué entonces y con Su consabida afabilidad me convidó a meterle el ojo… Allí estaban las montaraces, nítidas a 20x!!! Lamentablemente, me entusiasmé tanto con esa visión a bajos aumentos, que ya estoy tratando de convencer a Moni de que me deje meter en casa ¡a otro telescopio! Pero mirá, le digo, si es chiquito, esteee.
Por ahora, infranqueable.

Arrancamos las miradas con un clavado sobre el Dios Devorador y enseguida le dimos a Pórrima (Che, ¿ya leyeron la Guía Observacional Astronómica nº 6? Trae una historia plena de poder y lujuria acerca de los amores de aquellos dioses tan locos). Apenas se intuía su doblez con el 15mm a 182X. De allí nos fuimos a por el Sombrero y pronto a por las chicas de Markarian, quienes continúan con su melodía encadenada -si parece de verdad que están en ese tramo del Pericón en que todos se dan las manos para cambiar de sitio (A mi me gustaba mucho ese baile de la primaria, pues era el único momento en que las chicas que me gustaban me daban algo de su cuerpo para tocar. Hoy mis alumnos más jóvenes se cuentan en el taller cuantos besos le han dado a sus respectivas novias -números mucho más convincentes que las distancias astronómicas, por cierto- y a mí me inspira la duda de que, o bien he nacido demasiado pronto, o he sido siempre un reverendo pavo).
De todos modos, la M104 no nos mostró su faja de sombras, acaso por las malditas cenizas que caen de lo alto “para abonar nuestra tierra” –dicen los dotores- en un ciclo de milenios que, a mí, como me ilustró un amigo, casi me importa un rábano. Ya antes pudimos constatar que Saturno bailaba como nuestro Sandro, aunque su sombra proyectada sobre los anillos era un lujo. Enseguida subimos hasta el Cuervo y su preciosa, delicada NGC4361.
De allí en más casi todo fueron nébulas, mi debilidad en cielos generosos. Es que en la pampa húmeda todo es posible salvo ver con nitidez esas pequeñas gemas de sombra, que tan ruborosas ocultan su faz de nuestras ávidas miradas masculinas. Acaso una dama tuviera mas suerte en soltarle los velos, en desnudar su belleza… pero, ay, damas no había y en verdad es raro que las haya entre nos, los Vampiros de la Cúpula Nocturna. Pavada de dientes teníamos, en la Sierra Pintada! El Orion y el Meade, para succionar el vital fluido de fotones. La verdad, metáfora mediante, nos volvimos de allí como treinta años más jóvenes!

Las muchas nebulosas fue una gentileza más de Rodolfo. Sucede que en enero, como dije, anduve por esos pagos, cuando pude conocer al escritor y a su amigo Migue. En aquella lejana próxima noche pedí al escriba que me mostrara nébulas. El tipo se acordaba y se cayó este lunes con una listilla de tenues polvos cósmicos, lo que es un hombre amable y considerado. No es al ñudo que admiro a esa gente, che.

Vimos la Dumbell, gigante y gris, la Helix, y qué se yo cuántas más. Vimos además unas estrellas fabulosas, inmersas en una basura transparente o difusa que las hacía únicas. Vimos, entre todas las maravillas que vi, a la magnífica Albireo, ese par tan bonito, tan nítido, tan dispar, una yellow, la otra azul, otra vez como el ribete del marinerito de la USNavy pero ahora de verdad y no de grupo.
Vimos a Carina como nunca la había visto antes y pude sacar una foto de quéchatitache a la pura luz de la Via Láctea. La Noche no es de noche bajo el destello de ese camino albo y alto, y un pazguato como yo debiera leer muchos libros más para poder dar una pálida idea de lo que fue aquello.

Sin embargo, para que todos y todas mis amigos y amigas puedan tomar una referencia de mi entusiasmo y de mi suerte, he aquí el reporte de lo que el lunes observamos y que Rodo me envía en un tris por mail:

Con respecto a la observación del lunes, te paso algunos objetos que recuerdo (No encontré la listita), están fuera de orden de observación:

La hermosa Albireo (beta Cygni), bien contrastada amarillo-azul. La más brillante, amarilla, es binaria y, aún hay algunas dudas de que el par principal (amarillo-azul), sea un par físico u óptico. Sé que está mal denominada como la estrella beta de la constelación, por que hay al menos un par más brillantes.

Otra doble, Porrima (gamma Virginis), que comenzaba a separarse con tu ocular de 26 mm (77x), la noche era mala.

Saturno. Que estando en cuadratura mostraba mejor la sombra del planeta sobre sus anillos. Con casi 200x se veía mal, por la calidad de la noche. pero a bajos aumento, estaba bueno.

Galaxias:
NGC 5128 y 4945, en Centaurus. Se veían muy bien ambas en el Nagler 11 mm.
M83 en Hydra, Con núcleo brillante, se intuían los tres brazos pero la imagen no era buena. En una noche mejor, con tu 8"le hubiésemos visto esos brazos claramente. Buena vista en tu 15 mm.
Las Antenas, en Crv. la imagen podría haber sido mejor... pero no estaba mal.
También en Corvus, NGC 4027, redondeada, bordes difusos, núcleo brillante.
M 104, interesante con tu 15 mm.
M 84 y M 86, y NGC 4388, las tres en el campo del 26 mm (?).
No recuerdo si vimos alguna galaxia más...

Nebulosas planetarias:
Las mejores que vimos fueronÑ
M57, M27, NGC 3918 (azul-celeste flúo), Saturno NGC 7009 (Se notaban los apéndices que le dan el nombre, je). También NGC 436, linda a pesar de la noche.
Luego la Helix (NGC 7293), que se vio mal, muy débil. Esta algo baja.

Luego la zona de eta Car, el Homúnculo. Los carriles oscuros, etc.

Collinder 399 "La percha", bien en el refractor de 80 mm.

Y ya no me acuerdo más... Creo que alguna galaxia y planetaria más vimos, pero no estoy seguro.

Bueno, qué lujo, el mismísimo Rodo resumiendo la carrera de vistas. Gracias hermano!!!!!!!!!!!

Sobre las dos de la mañana el termómetro acusaba los 7 º bajo cero y un viento del alma soplaba de las montañas haciéndonos lagrimear cada vez que observábamos hacia ese cardinal, así que pronto abandonamos el oeste y el sur y nos abocamos al norte, quien panzudo seguía girando su vientre y con él la miríada de ombliguitos.

Por supuesto, hacía rato habíamos despachado unas frías empanadas y sanchigues al único cobijo de nuestras manos ahuecabas.

Cada tanto un coche pasaba por esa ruta abandonada -más propia del consabido David Vincent que de nosotros- que desemboca en la cruel mina de uranio. Los conductores nos saludaban con un juego de luces que no veíamos, pues nuestros ojos estaban más sellados que el entendimiento de un clase media.

La amistad astronómica es cosa que se siente en la noche como una muda calidez. Uno observa y convida a que el otro lo haga y todos van pasando el ojo aterido por ese tubo mágico para ver un rasgo, una mancha, un nada, o, como dice mi Moni, imaginación y deseo, a tal punto ella siente inalcanzables esas imágenes. Visto así, la contemplación del cielo es puramente argentina pues, como el mate, se convida siguiendo una ronda y se disfruta más en compañía.

Por fin tiramos unas tomas a las constelaciones y alguna de grupo para probar que allí estuvimos.

Sobre las dos treinta pasó el colectivo de la novela “Una sombra ya pronto serás”, de mi amigo Osvaldo Soriano, corriendo dios sabe dónde, y, absortos y satisfechos, dimos la jornada por finiquitada.

Con cuidado acomodamos los petates y nos dimos un último abrazo a la luz del Cisne.

Rodolfo es un tipo increíble y Enzo le empata en todo.

Por cierto, ambos se han puesto a trabajar en nuevos capítulos de Exótico cielo profundo, desempolvando agendas y notas pretéritas, corrigiendo, investigando con varios y diversos campos para una segura nueva entrega, que nos dejará otra vez esperanzados de más y más noches de observación compartida.

He escrito todo esto al cuete, ya Martí lo dijo en tres palabras:
El cielo es la patria de todos.

Sergio Galarza

Pd: el miércoles hubo más jaleo, en casa de Migue, y la pasamos increíble. El jueves temprano (para un San Rafaelino) pegamos la vuelta quedando comprometidos para más tutías que, ardides mediante, lograré antes de que el mundo se acabe en el 2012.
S.G.

No hay comentarios:

Publicar un comentario