En noviembre de cada año, dios mediante, festejaré el cumpleaños del Taller de Astronomía Juan Carlos Galarza de Bigand. El mismo nació en octubre de 2009, a días de la partida del viejo, y en noviembre de 2010 hicimos el 1º Conciliábulo Nocturno.
Conciliábulo, palabra extraña pero sonora, misteriosa, suscitó comentarios entre mis amigos de Olavarría (entonces desconocidos). No fueron los únicos, un muchacho de la ASA se mostró sorprendido de que un hombre de ciencia usara una palabra religiosa (textual). En verdad, ignoraba esa connotación cuando la elegí para título de esta actividad. Para mí bastaba con el misterio que las vocales finales le confieren. Como Poe -educado por el negro espiritual que le cantaba su nana- prefiero las ues y las oes si hablo de la noche y sus estados asociados.
Conciliábulo. Conciliábulo.
El acento esdrújulo aporta lo suyo, claro.
Esta fiesta era desde mi alma algo distinto pues durante el corriente año llevamos la astronomía a más de muchas escuelas y localidades con nuestra primera pata, Proyecto sagitario. Sargento Cabrál, Arnold, Fuentes, Bustinza, Chabás, Bigand, Bombal, Chapuy, Cañada de Gómez, Alcorta, Sunchales, Casilda, Villa Constitución, Santa Teresa, fueron localidades visitadas en las que aportamos nuestro arsenal y nuestro modo de enseñar tan alta ciencia. Recibido el cariño de la declaración de interés de la SECTeI , maquinados varios planes de enseñanza, creados juegos astronómicos, escritos textos, editados y distribuidos en forma gratuita, hechas, en fin, mil cosas más que no recuerdo… Pero, chambón¡¡¡ Creados tres talleres permanentes en sendas localidades: Casilda, Chabás y Bombal¡¡¡¡ Amén de los talleres momentáneos de Fuentes y Cañada de Gómez (este último, estoy seguro, es permanente. Cuentan allí con una leona del conocimiento y la difusión. Gracias, Analía¡¡¡¡). En fin, decía, hechas tantas cosas por la difusión de la astronomía en tan solo un año, sentía que este cumple debía ser distinto. Y lo fue.
El conciliábulo anterior fue reunión de un día, un hola y adiós. Se abrió sobre las 17 y la gente empezó a darle duro a la lengua y a la panza pues los salames y los mates fluyeron con la charla así como el rojo va con los 3600º kelvin y la estupidez humana con los que escuchan periodistas o animadores que no voy a nombrar porque le he prometido a mis amigos no volver a hablar de cosas intrascendentes como son la política, la economía y la libertad de los hombres en esta tierra olvidada otrora de Dios. Tan solo astronomía, amigos. Basta de sandeces. El 27 de noviembre cumplí 49 (fosa, ya vislumbro tu sombra) y es hora que deje las pavadas atrás. Realmente, Sergio, Marcos, Iolta, miro el futuro con la cara en alto y diviso un horizonte pletórico. Lajas luminosas jalonan el camino y hacía allá vamos, a tipear consistencias, a dejar de lado mis “cinceridades…”
Javier Alves da Igreja desciende del Montitas y me da un abrazo. Retiramos el equipaje y le damos hasta casa. En el patio de Candela Celeste armamos el LX y le digo, Javi, te tengo unos sanchigues¡¡¡ y bebida¡¡¡ le damos?? Pero el tipo escribe derecho, primero el cielo. Tumbamos todo lo que podemos en tanto las nubes no arruinan. Cuando estas llegan, ahí quedamos, charlando en la sombra de una coronita de novia, con el lamborghini de mangrullo, la mesa de mesa y los oculares desperdigados como las monedas arrojadas al suelo por el chico ofendido en el cuento de ese dinosaurio de Edmundo D´Amici, De Los Apeninos a Los Andes. Quién ignore la historia, se la resumo: un pibe pobre es rajado a América ante la miseria europea (que vuelve de la mano de Rajoi). El pibe es bueno, aunque pobre, una excepción en la óptica de DÁmici (quien es a la época como ese periodista ridículo que escribió algunos libelos en contra del ex presidente… no recuerdo su nombre*… se parece al gourmet de esa peli tan linda… de dibujitos… donde un ratoncito quiere ser cocinero… Ratatuille¡¡¡ Bueno, pónganle Vanderkoy, o Isabel Sarlo, si me apuran (ojo, no hablo de política, estoy hablando de mala literatura). El chico de la historia –incluida en Corazón, de M. Cané, decía- se hace amigo de un ricachón que viaja en el vapor hacia América, y el pibe le lustra los zapatos y toda esa basura. El rico, para ayudarlo, le regala unas monedas de plata. El pibe ríe de contento, lo abraza, le agradece… Pero esa noche no puede dormir y sale a cubierta, está en una altura (esto es falacia, Cané creería que uno es un GDE: los pobres viajaban bajo cubierta, jamás veían el sol en esos transoceánicos)-sigo- y desde los alto ve y escucha a su benefactor hacer mofa de su persona, de su familia y de su estirpe toda, basura europea que viene a América a sobrevivir, a tratar de dejar atrás lo que es y siempre será, guiñapo, barro de la historia, nada. El pibe se irgue sobre su orgullo y arroja las monedas sobre el ricachón, y al hacerlo, grita, No quiero limosnas de quién desprecia a mi patria¡¡¡¡
Qué bueno¡¡¡¡¡¡ Más inocente que Bambi¡¡¡¡¡¡
Bien, allí están las monedas, digo los oculares desparramados y nosotros bajo las nubes, dándole a la sin hueso. Uff, el viernes me acosté a las 4,50. Mimoni se levantó a las 5, yo a las 7 y van dos horas de sueño.
El viernes laburo, armamos el solarmax, le damos duro, almorzamos milanas y arreglamos que a las cinco estamos en Bigand. Previo nos damos una picola volta por el correo. De baires llega mi regalo de cumpleaños. Me regalé un Vixen 20mm. Pasamos por el correo y pago el contrareembolso; hecho el vixen al maletín del perfecto astrónomo pirata* y a volar mi amor. Salimos pa Bigand.
*(el PAPi, agenden porque se viene una grande¡¡¡)
El cielo tupido de nubes. Armamos el circo junto a la fuente, tímidamente. En la plaza todo está presto para dar comienzo a la Kermesse del pueblo. Quiero pensar que tan magna fiesta la han organizado para agasajar nuestro cumpleaños. Es por eso que apenas pueden ocuparse de nuestras cosas. Claro, toda la pila puesta en los detalles de ese otro festejo.
En fin, no hay nadie en la plaza, dije. Pocos pibes se acercan. El cielo juega a lluevo, no lluevo, lluevo, no lluevo, con las hojas de una margarita. Cae mi vieja y el presento a Igreja. Ja. Cae mi hermano y ahora no pega. Bueno, estamos hasta las nueve de la noche. El pronóstico de windgurú dice, llueve y despeja a las tres. El pronóstico de Accuweather dice llueve y despeja leve a las tres. Javier puede constatar de cuerpo presente cómo la tecnología más alta anuncia lluvias y tormentas. En vivo observamos desde la Secretaría de Cultura las nubes por radar sobre nosotros. Le digo a Javi, nos vamos, nos comemos un asado en casa y vemos. Javi asiente, pobre. Saliendo de Bigand comienzan a llover unas gotitas de morondanga. Pobre Kermesse, pienso, y le meto candela*** a la chata.
*** candela, lumbre, fuego, aumentos¡¡¡¡
A las dos y media el cielo de Casilda está limpio como el alma de los Salieris… Pe… Pero…¡¡¡ Qué pasa acá??? Se terminó la política¡¡¡¡ Se terminó la economía¡¡¡¡ Se terminó también mi estúpida revancha hacia los Salieris?????
Uff, no respondo de mí, amigos. Dejen que me levante y eche una mirada al espejo, tal vez no sea yo el que esto escribe…
Volví. Quédense tranqui, soy yo. Es que he cumplido 49, remember. Y he prometido sacar toda la basura que adrede metía en estos reportes. Así que esa historia también queda atrás.
A las dos y media del sábado 26 del antiguo noveno mes del año el cielo era un espanto de estrellas arriba. Armamos Candelita, por si acaso, y sobre las tres a Luz del cielo, el lamborghini. Le dimos otra vez a todo, a todo. Guardamos sobre las cinco treinta, con un Omega Kentauro apenas sugerido en el fondo celeste del cielo.
El sábado me levanté a las 8, a comprar todo para el Conci. Cinco horas de sueño en dos días, anoten. Le dimos al Tuboro, el Solarmax Coronado y almorzamos liviano, unas sobras. Me tiré una hora y cargamos Quéchatitache: mesa, pc, libros, candelita, Tuboro, trípode, LX, bolsa de dormir, gaseosas (no wine), los juegos de El Cielo a tus Pies, otros adminículos. Salimos tarde, me llama Daniel Acosta. Está en bigand. Uff. Por hacerle caso a mimoni, por no ir temprano, por no molestar a Javier. Es que hace un calorón impresionante. Hay nubes arriba y el pronóstico es fatal. Lluvia, tormenta, todo mal, eso dice. Y el antecedente de que ayer cumplió a la perfección.
Salimos de rajoi para Bigand. Llegamos y estacionamos frente a la fuente. El lugar, como todos saben, es aparente. Bajamos a Tuboro y allí, entre la muchedumbre que llena la plaza, veo a los tórtolos de Avellaneda, Alejandro Biondi y su esposa Mariela, la bella. Se vienen de una y abrazos y holas. Enseguida nos ve Daniel Acosta. Daniel es más de hierro que todo el tendido del NCA (y les ahorro lo que pienso de Urquia, su dueño).
Armamos el circo con ayuda avellanense. Alejandro Biondi trajo su 150 y su Baader. Lo planta junto al Solarmax y entre los dos la cosa es choreo. La gente pasa y mete el ojo porque el sol, ups, aparece clarito entre las nubes apenas llegar nosotros¡¡¡¡ con Javito traemos una mesa grande y armamos el Cielo a sus Pies. Enseguida se arremolinan los pibes para armar esos excelentes rompecabezas. En el morral contamos con: el Hubble*, la Crab nébula***, la Luna **, dos versiones del sol, una dificilísima de las Pléyades*****, una so easy de la cabeza de caballo*. Las estrellitas te dicen el grado de dificultad.
Mimoni me ha confeccionado un género para tirar al piso y lo ha teñido de cielo, blanco y celeste. Es cosa de no creer lo que hacemos. Más de una vez dudo de que estemos aquí. Ah, y ahora se vienen la Vieja y querida astronomía, la 1º Maratón astronómica y el proyecto MicroMegas. Los tres desarrollos son buenos, son interesantes, pero MicroMegas es la locura.
A la plaza llegan todos, los chicos, los grandes, mis hermanos de sangre y mis hermanos del cielo. Está Javi, está Daniel, ha venido con no poca culpa por un pequeño inconveniente. Lo entiendo. Sea dicho en su alivio que este encuentro estaba programado desde noviembre de 2010. Dani ha venido con su hermosa Ana Laura, su hija, inteligente, participativa, amable; de yapa gloriosa le acompaña Hugo Laborde. Hugo es amigo, ya. Es hombre de pausado modo, alto, agradable, gran lector y amable conversador. Hace poco transita de vuelta nuestra senda hacia las estrellas, hacia la astronomía, hacia donde no se llega, hacia donde se retorna.
En eso llega Sergio Bais. Viene con su Marce, la bella. Ambos se apean y nos reunimos bajo el sol, entre las rosas y los chicos, acariciados por el rumor de la fuente. Ver a Sergio Bais siempre me da alegría, che. De todos modos le digo, hoy ajustamos cuentas, gringo¡¡¡ y me aparto unos pasos en el polvo de la calle principal. A nuestros lados las viejas casas de madera del pueblo del oeste padecen el sol y la tierra levantada por los caballos. Las puertas batientes del Saloon no gimen pues el calor lo sofoca todo. Hace años no rige otra ley que la del duelo, y a eso lo conmino, Si sos tan macho, le grito, a ver quién es más rápido, mientras me inclino un poco hacia la derecha con la mano sobre la cámara, en la pierna. Comprende enseguida de qué va el juego y como los héroes de verdad no mira siquiera a su chica. Se inclina y arquea las piernas con su cámara en la zurda. Me he dejado el sol de frente, como hacían los buenos de jolygud y a un parroquiano que no se ha dado cuenta de la inminente catástrofe, le ordeno, Señor, cuente hasta tres por favor. El tipo sonríe, nos mira, entiende, y dice, uno… dos… tres¡
Clic, clic, clic¡¡¡¡ Los disparos atronan en la tarde y las imágenes sacan chispas en la piedra. Ambos rodamos y nos esquivamos al unísono. La risa general surge cuando todos comprueban que no hay heridos¡¡¡¡ Se salvó de esta, carajo¡¡¡¡ y bueh, al menos sigo teniendo el mismo número de amigos… lo que valoro con Dildaram (alegría del corazón).
Cuando la cosa está en flor anuncio el desafío de los valientes¡¡¡¡ un telescopio por completar los rompecabezas¡¡¡¡ el grupo Goco acepta el reto y después de encomendarse a Santa rita se tiende al cielo, perdón al piso, para comenzar a ordenar ese dédalo azul. Las Pléyades son realmente, difíciles. Las hice en 20 minutos, solo, en casa, la primera vez, apenas saliditas de la máquina de fotos. Ya en Sunchales habían costado más de una frustración a los noveles astrónomos¡¡¡¡ Ahora era el turno de estos gigantes de Olavarría. Desentumecen las cachas, se arrodillan, comienzan el duelo. El ejemplo cunde, pronto otros grupos acicateados por la ambición manifiesta se arrojan al cielo a sus pies para probar ingenio. Ganan los jóvenes¡¡¡ Unos pides de 17 años, acaso. Muy bien, alzo sus manos, les digo, y aquí… los ganadores¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ con el rompecabezas hecho para preescolar¡¡¡¡¡¡¡¡¡
En eso llega Faustino, con su hermana Juana y su madre. Faustino es de Bombal, persona inteligente como pocas he visto en mi vida. No alza una cuarta del piso, tendrá 8 años, aparenta 7 si lo mirás. Si lo escuchás razonar, entonces le das unos 28, y un doctorado en ciencias. Madre de dios¡¡¡¡ por supuesto, en la escuela le dicen que se calle, que no moleste¡¡¡¡ Imagínense¡¡¡ Si hasta a mí, que casi me las invento todas, me hace pensar¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ La diferencia astronómica entre un servidor y la docente es la siguiente: a nosotros, hombres de las estrellas y el infinito, nada nos alienta más que la inteligencia, el desafío, lo desconocido, el razonar a cada instante¡¡¡¡¡¡¡¡ y a la pobre docente, un genio en el aula le desacomoda la estantería¡¡¡¡
Faustino completó la nebulosa difícil en menos de lo que canta un gallo.
Mil cosas más pasaron dignas de mención en la plaza y casi me olvido de esta. Ahí va.
Llega Alejandro Biondi, dije, y arma su 150 650 sobre su eq3. Le pone a la boca del tubo su Baader y larga el circo. A mirar el sol¡¡¡¡¡¡
El sol es astro luminoso, créanme. Puede verse hasta proyectado contra una pared descascarada y sobre ella le sacás más detalles que los que Clarín inventa sobre cierta gente. El sol se mira con cualquier cosa siempre y cuando no vayas a meter tu ojo así, sin más. El filtro Baader suele ser más que suficiente para una visión machaza. Y ocular, cualquiera¡¡¡¡
Miro el sol por el tubo de Ale y veo detalles incontables.
Bueno, me vuelvo a mi tuboro y pasa el tiempo.
Y entonces recuerdo¡¡¡¡ Alejandro Biondi es dueño de cuatro, cuatro, cuatro naglers¡¡¡¡¡¡¡¡ No habrá sido tan loco de haberle puesto uno al sol, grito desaforado y salgo corriendo hacia el teles¡¡¡
Llego y miro y… quedo mudo (no caigo de espaldas porque es figura que use en la nota pasada, y van a decir que mi estilo es de terror, que me copio a mí mismo como hacía Borges y todo eso…).
Un Naggler de 15mm o algo así está ahí chantado para mirar el sol que puede ser visto con cualquier ocular de miércoles.
La gente de Bigand y todos los asistentes pudieron darse el lujo de ver el sol con un Coronado y de ver a través de un Naggler. Costo total estimado: 11.000 mangos. Un diámetro terrestre, casi, pero en guita. Ahí, en la placita, una tarde de sábado, durante el 2º Conciliábulo Nocturno!!!!
Después de esto, espero comprendan que sucedieron cosas grosas, y aún no llegamos a la noche de marras; tan solo estamos en la plaza San Martín, en medio del pueblo, bajo los plátanos caros a Sócrates y junto a los amigos más queridos¡¡¡¡
Me voy a preparar la cena, me voy a bañar y a tomar una copa en honor a Javier y a la familia Caparrós, a Faustino, a Dani Acosta y el Goco, a Ale Nagler y a mi familia entera, que a fuerza de aguantarme me permiten todo esto.
Continuará.
Continúa:
A veces corto el relato porque lo veo muy largo.
Mi abuelo escribía. Mi abuelo Berráz nació en Quilmes, donde acaba de mudarse Javi o desde donde acaba de salir. Allí vivió don Alfredo hasta que le prohibieron verse con una prima a la que amaba con locura. Tomó entonces su maletín de perfecto médico cirujano (le había dado clases un Nóbel, no recuerdo cual), tomó su Ford A y le dijo arriba Tell a su perro. Los tres tomaron la misma ruta que hizo Ramiro hace unos meses, de Capital al noroeste, por Pergamino. Así anduvo ese joven alto y rubio hasta dar su flema contra Bigand.
Aquí, en este pueblo, mi abuelo cazaba, operaba, traía gentes al mundo y consolaba niños con caramelos de colores que de improviso sacaba de un bolsillo del saco. Aquí, también, enamoró a mi abuela y tuvo su vida y escribió. Y en esos escritos fabulosos -que guardo a mi izquierda, al alcance de mi mano, ahora- él decía, la corto porque pá chorizo es largo…
En la plaza de Bigand los astrónomos tenemos nuestro lugar. Lo hemos ganado, es de todos. En esas geometrías públicas hemos puesto nuestros equipos y hemos acercado las estrellas a los mortales. En esas esquinas, un mil chicos ya sonrieron; los chicos y los viejos, che, y si no, lean aquél viejo relato, Tanta distancia¡¡¡¡ Debe de andar por uno de los blogs. En ese cuento cuento lo que me dijo un abuelo de Bigand… Dios mío, amigos¡¡¡ Créanme, Si me muriese ahora, si ahora mismo no acabara esta nota y cayera sobre el teclado, quiero que sepan que he sido infinitamente feliz, carajo. Como en la peli de los caballos, la puta que es linda la vida¡¡¡ Cuando miro por un teles y veo esas estrellas, esos puntitos infinitos, cuando veo una planetaria, cuando veo una galaxia, pienso, faaaaaaa, ahí hay vida, ahí hay algo que como yo se emociona al observar el borrón que para él representa mi Vía Láctea¡¡¡¡¡ y eso me acerca y me eleva a la vez del mundo. Me eleva porque me saca de la poquedad del que puja por un billete más en la cartera, del tipo que por cambiar el auto no baja los cristales polarizados para dar una moneda en los semáforos; de los holgazanes que, teniendo la vaca atada, no hacen un paso para minimizar el dolor o la angustia ajena; y me acerca porque me obliga a buscar la palabra, el argumento y el modo de que todo ese amor y contemplación celeste pueda tocar una fibra de su ser, interesarlo, alegrarlo, sorprenderlo; sobre todo sorprenderlo y alegrarlo, que para mí constituyen medios reales de aprendizaje.
Bueno, sonamos, me fui. Pero estoy de vuelta. Decía que cada amigo del cielo tiene su lugar en la plaza de Bigand, y se me acaba de ocurrir una idea genial. Por dios, se me acaba de ocurrir la idea más grande jamás concebida en mi cuadra. Ya se las cuento, apenas termine con este rollo del conciliábulo.
El sábado 26 de noviembre, a eso de las 20, nos fuimos por fin al campo. Diez kilómetros, siete de ruta recién arregladita por la Señora Presidenta y tres de ripio, arregladito por el Señor Presidente Comunal (bueno, quedo bien con todos, porque…) llegamos a La Estrella , la planta campamentil que nos provee el Gobierno Provincial.
Llegamos a la estrella y decidimos dos cosas.
1º Esperar una hora para armar las armas;
2º Fijar otra fecha para el año entrante, es que en esta época los productores aun trabajan su tierra y la atmósfera da grima de polvo.
Mientras, la gente camina hasta la pileta, charla, pasea. Javi baja su maleta y elige cama, lo mismo los demás. La casa de los profes se la dejamos a las Ladies. Con alguien abrimos todo y sacamos unas repos. La tarde, muy lenta, con evidente pena nos deja, y la sonrisa de chessaire aparece como a cuarenta grados mal medidos por la memoria. Un poco abajo, el imponente resplandor que cada uno de mis alumnos identifica con las espesas capas de nube que envuelven al ángel más bello, a Lucifer, a Lux Ferre, al Lucero.
De verdad el cielo es como el fuego, aúna a los hombres. Y aquí aprovecho para hacer un formal pedido de reconciliación con cada uno de los hombres del cielo que pudiera haber ofendido alguna vez, o que pudiera haberme ofendido. Mi mano está pletórica de estrellas, caen a cada paso y no doy con bolsa suficiente que las contenga.
Por supuesto, la figura es de Friederich Nietzsche y su inabarcable Zaratustra. Zara desciende de su montaña con su águila y su serpiente, y desciende porque su sol lo ha colmado de conocimiento. Desciende repleto de cosas para compartir, su deseo es llegar al pueblo, a los hombres, darles todo lo que sabe. Y da en su descenso con un Viejo pillo que vivía en el bosque, al pie de la montaña. El Viejo dice, ¿dónde vas, Zara? Voy al pueblo, dice el héroe, voy al pueblo porque mi copa está llena y quiero compartirla con todos, dar de beber a mis hermanos, regalarles mi conocimiento… Regalar, dice, el Viejo, Veo que no has aprendido nada, Zara. Si vas al pueblo, quítale. Así te querrán, sólo así.
Mirábamos la tarde perder su tenida con la sombra y javi aprovecha a tirar unas instantáneas del cielo. Son las que están en el blog. Dani se ha tendido un rato y llega mimoni de Casilda. Todavía deben de llegar Sebastián Petrelli y otros muchos amigos. La gente de Rafaela, de Rosario, de Casilda… Cuando uno organiza una puesta como esta, siempre espera a todos. El cielo debe ser el mejor, el lugar limpio y cómodo, la música, las luces, y el ambiente. El ambiente se hace de la suma, del grupo. Nunca voy a entender por qué un amigo no viene a una reunión de estas. Uno deja de trabajar por días enteros para hacerla. Uno… Bueno, no es mala onda. Es solo que no entendía lo que el viejo pillo quiso decir con eso de quitar al pueblo.
Llega la familia de Bombal, con Juana y Faustino, les armo a Nuevosagitario, el refra 90910. Un equipo excelente. Le muestro a Faustino como se maneja y pronto advierte una luz brillante sobre mi hombro derecho, al noreste. Me dice, ocho años, che, ¿cual es esa estrella? Le digo –la madre escuchando- Mirala bien, vos la conocés, ¿Cual estrella es tan brillante hacia ese lado, a esta hora? Ah, me dice, es Júpiter. Uff, la madre casi revienta de orgullo. Yo reventé hace rato, cuando con dos monedas le enseñé a medir el tamaño de la luna con respecto a la tierra, en el taller de Bombal. Es así, gente. Con dos monedas y una luz cualquiera enseñás regla de tres, proporciones, fracciones, trigonometría y todo lo que quieras. Seguro que Julio –entre otros- lo sabe y lo hace ya. Pero no olvidemos que acá estoy con un chico de ocho años. Miren, los otros días di una clase con alumnos de quinto año de secundario. Había uno que decía, copado, che, muy copado. Parafraseando a San Martín, nuestras escuelas serán copadas, o no serán nada.
En un momento caen todos. Siempre prefiero que los autos no estén entre los teles, pero llega gente que lo ignora y se mete hasta la cancha. Le digo a Alejandro, perdóname, macho, a vos te pedí que no entraras el auto y estos chicos sin permiso se meten hasta allá. Tranqui, dice. Se abre la portezuela del coche de los chicos y baja… Silvio y Chicho. Ha venido Chicho. Qué alegría.
A tres personas les debo lo que tengo en astronomía. A mi Padre, a mi Madre y a mis amigos del cielo. Pero a los amigos del cielo los hice gracias a tres personas: Cacho, Chicho y Dani.
Cuando en noviembre de 2010 andaba por un star party más solo que una enana blanca en el centro de su planetaria*, cuando veo a un flaco que era una sonrisa y un termo con mate. Desde la oscuridad me dice, mirá por la Antena … era Daniel Fontano. Él me presentó a Chicho y me dicen, sí, hace tu estar que vamos todos. Después, Cacho me tuvo la vela toda la noche y me mostró -me acordaré y agradeceré por siempre- la Laguna , el Tucán, y la Tarántula en su Telescacho. Estos fueron los lenguaraces que me acercaron a las tolderías del cielo, a los malones de estrellas que anidan en un cuarentaysiete, o en un emecuatro, o en un emecincuentaycinco, tan lindo y tan chiquito el guacho.
*Por cierto, tuve la serte de ser invitado a Sunchales. Allí conocí gente in cre i ble. Entre ellos al doctor Walter quién es investigador del Conicet. Y qué estudia??? Planetarias¡¡¡ Y qué me dijo, moviendo su melena castaña clara, con sus ojos despiertos y su aspecto de Tom Hank en El Hombre del Zapato Rojo??? Que estudia planetarias en busca de estrellas dobles en lo que hasta ahora sería la ubicación de una única enana blanca¡¡¡¡
Los teles siguen armándose y mimoni urde empanadas en la cocina. Le ayuda la mami de Sofía Caparrós, Noemí. Sofi es alumna del taller que di en Cañada de Gómez. Esa ciudad ha sido un cielo en la tierra para mí. Cuánta gente dispuesta, amable y laboriosa he encontrado allí. Gracias Cañada.
Sofi y Ana Laura casi tienen la misma cantidad de traslaciones, así que hacen migas jugando con el proyector (que Dani Acosta usará para su charla sobre Astronomía Amerindia) y luego se suman a Faustino y Juana junto a Nuevosagitario.
Por cierto, ya le desempaqué a Javito su LX 90, el lamborghini, bah, y nadie se asuste que ya terminé con eso tan plomo de LX90, acf, etc. En fin, estoy tan cambiado que si leo esto me digo, pero ¿quién escribió este mamotreto?
Las pispiadas al cielo se multiplican y por ahí paso junto a un grupo que charla de física cuántica con Faustino en la oscuridad, paso justo para escuchar que el infante recita, si, los nombres son Io, Europa, Calisto y…. Ganímedes. Los grandes no dicen nada, me apuro al acotar: che, ¿quién es el maestro de tan culto niño?
Había que ver en realidad a todos esos chicos mirando por su cuenta el cielo. Las pléyades, las Hyades, la Orión , la 47, la arañita, a todo le daban esas sabandijas por su cuenta. Cada tanto caía una alumna y decía, profe, encontré una estrella sola. Y era que había embocado Canopus, tan luego, o Achernar. Justamente, en un teles lo alzan a don Faustino y le muestran las llovedoras, ¿no? Creo que fue Javier Alves da Igreja, mi amigo del alma y mi hermano del cielo (gracias por tu esfuerzo y tu corazón, Javito, gracias por todo, y ojalá hubiera un dios allá arriba para que nadie tuviera que pasar un mal rato, hermano).
Lo sube Javito a Faustino hasta un ocular magnífico que proveía a las cabritas, a las seven ups, y le inquiere: ¿Qué te parece, che, qué son? Faustino pierde un ojo en el lantano y piensa, piensa un espacio de tiempo antes de decir, muy dueño de sí: parecen… semillitas de sandía.
Sucede la charla con autoridad conceptual e imágenes tomadas por el disertante, y sucede enseguida la cena. Y aquí el Dueño de las risas eternas hará mención al elevado costo de la contienda. Treinta mangos por empanadas de mimoni, hamburguesas de Daymo, más bebida y café a discreción toda la noche. Lo que pasa es que el año pasado todo fue gratarola. Y este año hubo otras tres juntadas en las que a los chicos le dimos todo. Pero se sabe, Obama y la Merkel están a cuatro manos para tapar los desmanes de tanto capitalismo anarco, y American Ayrlines se viene literalmente abajo, y la Lemman Brothers ya no tiene a un Rivadavia en su sillón. Más bien al contrario, ahora hay una mina que tiene más eso que todos los malones del desierto juntos, y si andás sin plata, decime que te mando unos sopes¡¡¡¡
Bueno, es claro que todo el rollo anterior fue una broma. No te vayás a enojar hermanito que te quiero más que a mi Meade.
La noche seguía rodando pero enseguida se nubló un poco. Eran como las dos. Dani Acosta nos regalaba su increíble música de Ray Vaughan, interpósitos unos Thonetvanner que me costaron medio nagler. Los astros jugaban a las escondidas y nosotros meta café y meta seven porque el líquido elemento estaba prohibido desde un derrumbe colosal acontecido allá por agosto pasado. En fin, sobrevivimos, aunque hubo quién no pudo tolerar la idea y salió espantado hacia San Juan en busca de verdaderas luces.
Cuando vimos la causa perdida, despedimos a los amigos que no pernoctaban en casa y nos corrimos hasta la cocina para darle al mate y a la charla. Esto es cosa de siempre, se nubla, dejamos un rato, se confirma la nublada, guardamos todo, no sea que se largue una agüita.
Dani empacó su Antena 500, verdadero prodigio óptico. totalmente fabricado por él en San Nicolás.
Apenas verla, le dije, la primera que vendás es mía, te la paga Proyecto sagitario¡¡¡ Por cierto, en esa lente y el Nagler que se trajo tumbamos esa noche más de muchas galaxias, como diría Borges, si no hubiera sido tan cabrón y tan ciego, no darse cuenta con quién cenaba en su vida.
Bueno, dejen que meta una al menos, che.
Entre tanta gente estuvo presente un hombre afable y motivado como pocos, Pablo Rocchi. Pablo es hijo de la persona con que empecé a dar clases de ajedréz, hace ya 29 años, guau¡ En la jornada de Astronomía Centenaria y Socialista de Chabás, se acercó y le di una invitación para el Conciliábulo, y acá está. Hombre de palabra, che. Porque me dijo, voy a ir, y vino. A las 20 ya estaba. Y picoteó por todos los teles y por los binos de Sergio Bais, ese otro artesano de las dobson y las amistades.
Miren, ya lo dije mil veces, nunca he manejado una dobson más precisa y más liviana que las dob de don Bais, pero me queda una duda… El tipo se las arregla mucho mejor con la vida, con la mujer que le ama y que ama, con los amigos que le profesamos un cariño infinito y que lo daríamos todo por él, que con sus perfectas dobson¡¡¡¡
El artesano que aún disfruta de Savarese y de Gilgamesh, hace tiempo intenta limar mis asperezas para convertirme, al fin, en un tipo serio, que pueda mostrar en cualquier cena, sin que todo se vaya al demonio, en el momento menos pensado. Sergio querido, Mimoni lo intentó por años antes que vos, ojalá entre ambos algo consigan ahora que estoy más viejito, más cerquita del cielo, ¿eh? Ojalá, hermanito. ¿Saben una cosa? Nunca nadie me ha hablado con el respeto y la precisión con que lo ha hecho Sergio Bais. Miren, si no aprendo con esto, no aprendo más.
Pero estaba hablando de otro amigo nuevo, hablaba de Pablo Rocchi, quien acaba de colgar el fono. Llamó para decirme que su hijo se prendió al stellarium y no larga ni a palos, y que si largó la máquina fue para tomar papel y lápiz y ponerse a dibujar el sistema solar. Íjole, amigos, ¿ven lo que es esto? Un dominó que cae y cae sin parar.
En la plaza estaban ya mis hermanos y mi madre, quienes ahora se retiran cansados en busca de la cucha. Mi madre apenas camina con sus rodillas deshechas, y Juan allá va, como sostén y apoyo tras la partida del viejo.
Qué pronto se fue el huevón, che. Por qué habrá fumado tanto… mi viejo. Podría estar acá, ahora, mirando desde el piso, y no de arriba, desde su lucecita chiquita, desde su nueva casita allá, tan lejos, tan fría en el cielo. Porque las estrellas son frías, eso no me lo saca de la cabeza ni Alejandro Feinstein y su excelente Objetivo Universo. Es cierto que yo enseño las magnitudes y la teoría del cuerpo negro y la curva de emisión y toda esa chorrada. Pero en la noche, en la oscuridad absoluta, en la hora en que las almas saben quién y qué las rodea; en esa hora, hermanos, uno mira arriba si está solo abajo y ve el frío de cristal, las lágrimas que tiemblan y no caen, sin embargo, porque un dios malo y envidioso las sujeta, lejos, lejos de nosotros.
Sorry, León, o quién sea.
(Sabina, bueno, pero León lo hace mejor en los angelitos del cielo).
En la plaza estaban mis hermanos y mis sobrinas, la escritora Aymara, y la astrónoma Daniela. Y estaba mi Vero. La que por un solo alumno sin habla aprendió el lenguaje de señas. Alumno que no hablaba porque toda su familia no puede hacerlo. Así, cada vez que alguna de esas personas pasa por nuestras trampas del cielo es Vero quién les advierte y les explica, mano sobre mano, de qué va el juego. Es algo de no creer. Miro la mesa de El cielo a sus pies esa tarde en la plaza y veo a una mamita de unos 20 años con una nenita en brazos “escuchar” las hábiles señas que dibujan las manos fuertes de mi Verito en el aire de la tarde. La mamita sonríe y contesta a su vez con sus señitas elegantes, y ríen y arman un rompecabezas en el estruendo del calor que significa la comunicación de dos almas en la tierra.
Pucha, madre, debiera dejar acá, nomás, ya no decir nada.
Guardamos los equipos con Daniel y Javito esa noche en el Conciliábulo, y los que dormían, en la estrella dormían, y los que viajaban, allá iban.
Allá iba don Burzzaca y don Silvio con don Chicho arriba. Allá se iban los Caparrós y las gentes de Bombal, allá se iban los Trasanco y los Rocchi, mis hermanos y mi madre. Allá se iban dos buenos pájaros de cuenta con un Celestron 8 al hombro. Durmiendo quedan Mimoni, Marce, Mariela, Ana laura, Sergio, Daniel, Alejandro y Hugo. Y despiertos los tres faros de la noche. Las luces inconmovibles, Alnitak, Alnilam y Mintaka. Los gigantes, los enhiestos, los ciclópeos, los Hubblicos Daniel Sonrisas Fontano, Javier Alegrías Igreja y el mayor timador de las débiles luces que haya conocido, un servidor: Sagitario Blues.
Calentamos la pava por enésima vez y discutimos a fondo sobre la estructura molecular de las nubes ionizadas por un púlsar de giro axial invertido al plano galáctico. Como Daniel y Javier no acaban de ponerse de acuerdo al respecto, y como había vaciado ya tres litros por la bombilla, me di una vuelta por el campo, con tan buena fortuna que… miro el cielo. Íjole, allá arriba, contraviniendo todos los pronósticos del hombre, las estrellas gritaban su eterno mensaje: huevones, decían, huevones, acáaaaaaaaa.
Entro gritando a la cocina y los chicos casi se caen del gozo y del mate que habían sorbido. Salen a los trompicones como alumnos desaforados ingrasndo por asalto a los dormitorios de un internado de señoritas y no dan crédito a sus óculos. What skay¡¡¡ o, en cristiano, Qué cielo¡¡¡
Todo está allí, todo.
Orión parte de un mazazo el cenit, Sirio es el ombligo del cielo si ignoras su caprichosa geometría, Canopo guía a los argonautas tras el Vellocino, Omega fulje, Marte lucha. Todo está allá arriba y nosotros enfrascados en absurdas inecuaciones que no allanan el tiempo de planck.
Digo, Armo, y me pongo a armar el LX.
Dani dice, Armo, y se pone a armar la Antena 500 ( a ver quién entiende esto???¿¿¿).
Javi dice, Ac hip! no… y cae redondo de cielo y de verdes.
En un tris alineo el meado y le tiro unas vistas a Marte. Puff, es rojo, nomás, el tipo¡¡¡
Cambio el ángulo de la conversación lumínica con el alto y le tiro a Carina, y a Leo lo veo correr tras las copas de los árboles y entonces me digo, mirá Omega antes de que te pase lo de ayer. Me doy vuelta y veo… el horizonte encendido.
Dioses olímpicos, son las cinco y el astro rey puja por salir del profundo pago de Plutón. Malditos dioses falsos, si de verdad lo fueran, ¿por qué no triunfa el consorte de Venus y me prolonga hoy la noche? El dios Jehová bien que lo hizo para uno de esos locos judíos que andaban de desierto en desierto matando ovejas y sembrando más que Onán. Le grito a Dani, Dani, es de día, aflojá que no llegás.
Mira el este y comprende, como Tom Hanks en Rescatando al Gilipollas de Ryan, que el tanque del orto helíaco pasará sobre él, y que su tonta pistolita no le servirá para nada.
Pienso por un momento que disparará Daniel igual su revolver contra el horizonte, así como el timador de Spielberg le hace hacer a Hanks, para sorprendernos ¿? luego con la explosión del malvado cacharro del Reich (¿cuántos son los que ignoran de dónde sacó Steven esa trillada imagen? ¿a ver? Amigos, por favor, Ya Jean Jaques Annaud la había usado en El Oso, veinte años atrás).
Dani baja la cabeza, sonríe y dice, bueno, sigamos con el mate, y saca de su baúl un termo cargau y un tubo de Navarro correas lleno de Rosamonte de la buena¡¡¡¡
Seguimos charlando mientras el alto se aclara a paso de hormiga. Javi cuenta sus cuitas y yo con la reflex le doy a Orión en bellas composiciones arbóreas, pero todas las tomas las hago en raw y como nunca leí el manual no tengo ni pálida idea de cómo se suben a la ueb.
Dani no muestra el menor apuro aunque ha admitido que su jermu puede llegar a dejarlo dormir afuera, como me pasó más de una vez por andar saliendo con una estrella.
El día gana al fin la batalla y parten, los bárbaros parten…
Acomodo las cosas; casi lavo; dejo lo más ordenado que puedo.
Me acuesto a las siete y a las ocho me levanto para ir a comprar el desayuno. Mis partes pudendas están en un grito de paspadas y casi lloro al dar un paso. Mimoni ha lavado todos los pisos y está pasando el trapo. ¿Cuánto le debo a esta mina? ¿Cuánto le debo a cada una de las personas que me ha bancado en mi vida?
Vamos a por el desayuno y cuando volvemos todos están arriba, menos uno que está arriba del catre¡¡¡ (ven, soy tan hábil como Spilberg¡¡¡). Igual regamos de bizcochos de grasa la mesa de mate amargo y de una damos con el único tema que puede tener sentado por horas y horas a los hombres de verdad: rememoramos historietas argentinas.
Dios mío, las historietas argentinas son como el cielo, como el fuego. También juntan a los hombres.
No dejamos icono sin cabeza: Savarese, Gilgamesh, Salvo, en fin. Hugo muestra sus cartas y nos ilustra y nos acaricia con sus recuerdos. Todos tenemos diversa edad, Alejandro es el pendex, pero nos une el amor por una retórica perfecta, por unos dioses bondadosos y éticos –estos sí- que nos educaron y nos forjaron.
¿Quién no era mejor persona luego de leer Savarese?
¿Quién no soñaba más lejos después de leer Gilgamesh?
¿Quién no daría la vida porque los hdp no hubieran matado a Oesterheld?
Yo la doy. A mí no me va a venir nadie a matar mis iconos de libertad y de igualdad, che. Por eso, Sergio, siempre meto alguna cosa, porque este mundo todavía esconde cosas en las sombras de mi ciudad. Miremos arriba, si, pero no evitemos la basura que demora nuestros pies.
Bueno, en el conciliábulo no hubo nada de esto, no se asusten, pueden venir el año próximo. Nadie les dará la lata así.
Cuando por fin largamos las lenguas, varias leguas esperaban a los amigos. Montaron en sus caballos y planee mi revancha en una balacera fenomenal, para que cada uno se llevara en el lomo su buena cuota de plomos.
Apenas Bais se subiera a su tordillo, le grité desde el camino de salida, ¿a dónde te crees que vas, sin arreglar las cuentas, vos? Rápido como el rayo le pasó las riendas a su Marce y sacó por la ventanilla del Corsa su canon cargada y lista como recomienda Martín Fierro. A duras penas pude guarecerme detrás de un plátano cuando descubro qué, enfrente, Alejandro se suma a la balacera infernal¡¡¡ Marcela conduce agachada detrás del cuello de su ponny a la usanza apache y concentro mis balas sobre el hombre que, medio cuerpo afuera, sigue disparando cuando la tierra levantada por los cascos me lo oculta entre la fronda del camino.
Se han ido, dejo de disparar, hasta allá no alcanzan mis tiros.
Los miro callado y, con el sombrero en la mano, les grito,
Adious Amigous¡¡¡¡¡¡¡¡
Parecés un pendejo. Increíble tu entusiasmo. Abrazos cabezón
ResponderEliminarDicen que todo se ve según el color del cristal con que se mire. Es evidente Sergio Carlos, que estás usando un color distinto al mío cuando te referís a mí. De cualquier modo, agradezco tus palabras.
ResponderEliminarTambién se dice, que a los locos es mejor correrlos para el lado que disparan. Para tu particular caso, Estimado, que vas montado en un caballo desbocado y con el objetivo perfectamente centrado entre ceja y ceja, ya aprendí un par de cosas. La primera: Es inútil querer arriarte a costumbres instaladas. La segunda: Es suicida querer detenerte atravesado en tu camino.
Para aquellos que no te comprenden, creo que sólo se trata de esperar sentado a que hagas un alto con tu potro sin resuello, para simplemente compartir contigo esto o aquello con unos mates amargos de por medio. Mientras tanto, lo mejor para todos es disfrutar el espectáculo que brinda tu veloz carrera.
Y ahora... seriamente Sos un Capo!!!
Un abrazo...
Este Sergio
Puta madre, mirá lo que decís... sos loco¡¡¡¡
EliminarGracias