Sucesivos desengaños
La historia de la astronomía es la historia de los
hombres y sus sucesivos desengaños.
Los primeros pueblos creyeron que solo
existía Su hábitat, Su lugar en el mundo. Arriba, los dioses barajaban días y noches, el hambre y la saciedad, la vida y la muerte; abajo, un mar
sustentado por enésimos pilares…
Y nada más, lo cual no era poco.
Pronto, debimos aceptar que aquél pequeño suelo
habitado comprendía a la entera Tierra y que esta era redonda. Como en una
esfera no existe el arriba y el abajo, para digerir que los antípodas “no se cayeran
del mundo”, tuvimos que inventar la idea de gravedad. Toda vez que esta fue
popular, ampliamos su alcance y por su voluntad el planeta se mueve en extraños
círculos llamados elipses. Para justificar tan elegante figura pusimos al Sol
en un foco y es común ahora decir que él es centro de giro de un mundo
velocísimo *
*La teoría de una Tierra en órbita, existe desde hace milenios pero
hasta el siglo XVII fue negada con cierta razón porque corre nada menos que a
treinta kilómetros por segundo, y, por inercia, esta premura no es perceptible.
Hubo luego que saber que el Sol era una mota de polvo
en la Galaxia
-la Vía Láctea-
y que miles de millones de islas similares o mayores enhebran sutiles filamentos de luz sobre los
que se estructura el Cosmos conocido.
¿Esto es todo? ¿Esta es la última decepción, el último
paso a un costado para aceptar que hay otros mundos, otros soles, otras
galaxias?
No. La ciencia actual nos dice que múltiples universos
son posibles.
Ellos serán como el nuestro o aún distintos, acaso
mejores y con otras leyes.
¿Habrá entonces Universos donde no exista el dolor y
la pena, la indiferencia y la soledad, la ausencia de un nieto y una sociedad callada
que lo permita?
Quiero creer que sí
Impecable....
ResponderEliminarGracias, Dami, un abrazo
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