Sobre
el frío y la observación astronómica
Observar el cielo suele ser muy
estimulante para el lego. La simple vista de la noche estrellada nos emociona,
ver Saturno por primera vez es impactante, así como la linda Luna; adentrarse
en M7 o en las Pléyades, o en el Alfiletero, es cosa seria. Hay quienes ante estas
vistas exclaman por su asombro y otros que dicen, Mmsí, hay unas estrellitas… y se marchan desilusionados.
En todo caso, para observar y
disfrutar esa experiencia es menester que el cuerpo esté tranquilo y cómodo para
poder esforzarse en la búsqueda, definición y gozo de apreciar eso que
observamos.
Observar el cielo no es mirar tv,
no es ir al cine, dónde la imagen viene a nosotros.
Observar el cielo es una acción, es
una actitud activa (perdón por la redundancia), es una actitud agresiva y sutil
al mismo tiempo; observar no admite pasividad. Observar el cielo implica ir a
por el objeto, escudriñar el ocular en busca de un destello o un manchón o un
número de lucecitas, o variedad en los colores.
Así, en invierno, el frío es algo
a combatir, una sensación a evitar. El que observa con frío no puede disfrutar,
no puede disponer del tiempo adecuado.Abrigarse para observar significa:
abrigarse, abrigarse, abrigarse. Esto es:
1° Medias y calzado acorde, en su
defecto: papel de diario que envuelva al pie, entre las medias y el calzado.
2° Dos pantalones, puede ser dos
buzos, o buzo y pantalón común, o pijama y pantalón.
3° Camiseta térmica; en su
defecto varias remeras o buzos de manga larga. Los pullovers no abrigan, lo que
hay que conseguir es que el calor del cuerpo no escape, para ello, varios buzos
superpuestos son más efectivos que un pulover.
4° Campera.
5° Gorro. El gorro es
imprescindible. La mayor cantidad de calor del cuerpo escapa por la cabeza,
abrigarla es imprescindible. Suelo utilizar dos gorros superpuestos. La opción
pasamontaña es válida, pero hay que tener el cuidado de bajar la parte que
cubre la boca al acercarse al ocular para observar, porque sucede que la
respiración caliente se condensa sobre el cristal, al escapar por el agujero de
los ojos, si no tuvimos el cuidado sugerido.
Al extremar estos cuidados la
observación será placentera, podremos disponer del tiempo necesario para
disfrutar un gran número de astros, sin el apuro que nos implica a veces el
frío.
Por último, les recuerdo que
observar el cielo no es pasear caminando frente a las vidrieras de un shopping,
la observación astronómica es una actividad estética en sumo grado (y
científica, en la medida que se conoce y se indaga) y requiere de unos 30 a 50
segundos por astro por observador. Muchas veces me invitan a organizar una
observación pública o escolar y luego me dicen, bueno, que miren media hora…
como si fuera esto ya un buen recreo, pero resulta que son 30 alumnos.
Treinta alumnos que observen tan
solo una vez un astro insumirán unos 1200 segundos, 20 minutos. Una observación
que se precie de tal debiera incluir al menos 4 o 5 astros diversos, esto es,
una actividad educativa que requerirá unos 90 minutos como mínimo.
Sergio Galarza
Proyecto Sagitario
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