Admiro a mucha gente. Admiro a una mujer que lucha por el bien de los otros en forma denodada. Es docente. Me dijo una vez:
el docente debe aprovechar el acontecimiento, lo que sucede de improviso, debe apropiarse del acontecimiento y hacerlo materia de su enseñanza, materia con la cual los alumnos aprendan algo nuevo ese día.
Me dijo después: el buen docente... es como un cazador: cuando salta la perdiz, ¡lo aprovecha!
El lunes 14 de noviembre, la Luna se hallará en su perigeo, en su punto más cercano a la Tierra, en lo que un astrólogo -hace unos años- dio en llamar superluna (es triste mentar a uno de estos pícaros, mentirosos... pero es la verdad, fue uno de ellos el que así le nombró por tv... y listo, el desastre estaba hecho).
La superluna refiere a una Luna Llena que debiera de observarse con un diámetro aparente mayor a los de otras lunas llenas.
En efecto -el diámetro de la Luna llena del 14 de noviembre- será mayor al diámetro aparente de la luna llena de Octubre, y acaso sea el mayor en muchos años, pero...
¿Será de verdad perceptible por el ojo avizor del desprevenido andante de nuestros pueblos y ciudades?
Lo dudo.
De todos modos, aprovecharemos el acontecimiento, la propaganda barata y casi siempre errónea que vierten los teles y las radios, y prepararemos una puesta en el Colegio Candelaria de la ciudad.
En realidad, ya todo comenzó. El lunes pasado tuvimos una charla con los alumnos y docentes del colegio, miramos imágenes sobre la Luna y mostramos cómo medir su diámetro con una regla de plástico y un hilo. Charlamos sobre los principios físicos que se deducen de la órbita del satélite y le metimos cháchara al tema de los viajes a la Luna, tan popularizados por los necios que niegan tal locura humana, la de haber pisado Selene en el año 1969.
Dedicamos un capítulo a la grandeza de Galileo quién, aunque no fuera el primero en observar y dibujar Luna, sí fuera el que publicó sus conclusiones, el que plantó telescopios en una plaza para que el vulgo la observara, el que destruyó de una vez y para siempre las tonterías que entonces enseñaban las universidades de la época basadas en un antiquísimo Aristóteles.
Un viaje al espacio da tela para cortar:
¿Por qué un cohete avanza cuando libera la combustión de su barriga hacia atrás?
¿Por qué no se puede viajar a la Luna en línea recta a ella?
¿Cuántos días son necesarios para un viaje a la Luna?
¿Cómo hacer para volver?
Observamos varios lanzadores de cohetes por la web, incluso la partida del Apollo 11. Tratamos de imaginar en su conjunto la fuerza necesaria para librarse de la gravedad terrestre, de modo que recordamos a ese canijo de David, que sentó de un piedrazo a don Goliat, y otros ejemplos útiles en el momento.
La cosa seguirá el próximo lunes, con la observación del astro, un taller de fotografía mediante telescopio, un simulacro sobre la formación de cráteres, un tallercito sobre la medida de la distancia Tierra-Luna, y otras cosas más que el martes contaré.
Excelente. Saludos maestro
ResponderEliminarBuenísimo lo que haces Sergio, saludos .
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