Charla y Observación Astronómica en Gódeken, con alumnes y profes de su Colegio Secundario.
Anoche tuve la suerte de participar en una observación y una charla sobre astronomía en la localidad del Sur de Santa fe, Gódeken. La cita fue en un club sito en las afueras del pueblo, un predio más lindo que los jardines de Babilonia, con un césped inmaculado, con árboles y zonas libres, enteramente dedicadas a... nada, a que caminemos o corramos por ellas. Me encantó el lugar que, por otra parte, no tiene portón o puerta para cerrarlo (esto me deslumbró, un predio de ensueño completamente abierto).
Llegué a las 18,30 y pronto los y las alumnas fueron llegando, todos y todas de remera pues la tarde sofocaba. Por esta razón, apenas empezada la actividad, nos fuimos al césped, a charlar e imaginar dificultades o razones acerca de nuestro querido y complejo cielo, y todos los bichos que allí brillan, surcan, deforman o se aniquilan. Los profes y las profes del Cole estaban todes allí, solo faltaron la de Literatura y el Mozo, según derivó de la charla...
Cuando el crepúsculo marcó la hora de las sombras, gradual nos fuimos a una parcela enmarcada por árboles y cielo a morir. Una bruma pesada y molesta apocaba las luces lejanas, las verdaderamente lejanas, las que llegaban de eones de distancia... Hoy me enteré que esa bruna era el humo de los incendios de Australia. Increíblemente, la destrucción causada por el hombre ya afecta no solo continentes, sino que los encadena.
Observamos Venus, en fase, Júpiter, en compañía de sus sempiternos Io, Europa, Ganímedes y Calixto, Observamos a Saturno y nos rendimos a sus anillos, tan bellos en este ángulo que hoy nos muestra (hace diez años que observo el cielo, he visto 10 años de ángulos de los anillos de Saturno... ¿Alguien sabe cuál es su ciclo? Se los dejo de tarea).
Tarde para mí, que tenía que viajar una hora y cuarto de regreso, asomó la Luna, la cubría un rubor virginal, se la veía roja y gibosa
tocar el horizonte. Gradual se despegó de ese límite y trepó a un cielo sucio por el dolor de Koalas y Canguros... Y allí arriba la acribillamos a miradas y fotos.
Tarde se fueron los últimos jóvenes simpáticos, llenos de vida, ahítos de pocos y sanos años... Una profe me dijo: Sabe, los últimos en irse son los que a veces remolonean en clase... Sí, le dije, siempre es así, nuestros jóvenes se aburren a veces, y otras no encuentran aliciente, pero el cielo es nuestra patria, y a él nos rendimos todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario