Para estas fiestas, regalá/te una aventura infinita.

Para estas fiestas, regalá una aventura infinita. 

Hay una película con Arnold Swarzenegguer (Total Recall) en la cual un empleaducho, sin más brillos que los de su esposa (Sharon Stone), se regala unas buenas vacaciones en el formato de sueños implantados. La sociedad es la del futuro, los hombres han colonizado Marte y el bueno para nada de Arnold -como Douglas Quaid- se hace implantar una aventura que nunca vivió, para consuelo de su alma explotada por el capitalismo (al respecto de las clases medias y sus vacaciones, hay un ensayo muy curioso de Teodoro Adorno).

En la película, la historia se complica apenas atan al gigantón a la maquina que implanta los sueños; pronto todos comprendemos que estos eran muy reales, que su vida de guiñapo-útil-al-sistema era una mascarada.

El filme tiene ritmo y es entretenido; está dirigido por Verhoeven en base a un libro del inmortal Philip Dick. Destaca la belleza de Lori-Stone, hasta que la borran de un plumazo.

La moraleja –toda historia que se precie debe tenerla- es la siguiente: cuidado con lo que te regalas, no sea que tu vida pegue un vuelco sin retorno.

Precisamente, con navidad y reyes encima, mi propuesta es que te autorregales -o que regales a otros- una aventura como la del señor Swarzenegger: una aventura que despierte una realidad latente que ignoras, que te transporte fuera de la Tierra, que vuelque tu vida para siempre hacia el conocimiento y el disfrute visual del cielo. En dos palabras: 
¡ regalá  o regalate un telescopio!

 http://opticaelena.com.ar/hokenn-h114900-eq2/

Un telescopio es:

Económico: un equipo mediano de aficionado cuesta unos 3.000 pesos, los cuales pueden abonarse en cuotas(En mi querido país, hoy, un docente gana unos 1.200 uss al més, y 3.000 pesos representan 500uss al cambio oficial que es el que corre para estas ventas. es decir, un telescopio es muy barato, pues puede pagarse en 10 0 12 cuotas fijas de 50uss).

Imperecedero: si no lo rompés de un golpe, es para toda la vida. He aquí uno de sus pocos límites: has de regalarlo a niños mayores de 10 o 12 años.

Estético: nada como un bello telescopio sobre su montura apuntando al techo de la sala como para impresionar a una amistad o visita; siempre te proveerá tema de conversación con personas desconocidas o amigos nuevos, y, si fueras casado/a, te consolará de la falta de interés y conversación con tu pareja.

Apasionante: pocas veces he visto a alguien no apasionarse con la observación del cielo. En un principio será la Luna, sus cráteres y montañas, los detalles del terminador, siempre distinto, los que deslumbren al feliz agasajado, luego vendrá Júpiter, con sus lunas galileanas, con sus tormentas, su diámetro de gigante. Si esto dispara la curiosidad enseguida estarás echando ojo sobre la nebulosa de Orión, las estrellas del cinto, la linda Sirio y, a poco que me consultes, el magnífico Tucán. En suma, si te comprás -o regalás- un teles y me pedís consejo, cada noche será un viaje, una aventura de descubrimiento, un disfrute visual incomparable. Te lo digo de una, quien olvide la banalidad de los aumentos y se dedique a observar cúmulos de estrellas, quedará preso por siempre de la astronomía, sin contar con las infinitas vistas que quedan en la lista: nebulosas, cúmulos globulares, galaxias, pares y múltiples, luces de carbón y zafiro.

Herramienta de ciencia: si tenés un joven a quién halagar, pues el telescopio es mucho más barato que una tableta o play estation, es una herramienta que enseña a valorar la ciencia. Con el telescopio apropiado, puede un joven estudiar selenografía, manchas solares, estrellas dobles, ocultaciones, en una práctica sana y compartida con los pies sobre la tierra, en oposición a aquellas virtualidades que nada aportarán a la conciencia social del que aún se está formando como individuo.

Si pude convencerte, pensemos en qué telescopio has de regalar o regalarte.

90 / 910 refractor.

Un telescopio base puede servirle a cualquier persona, pero recomiendo un mínimo de calidad en la montura y en la óptica. Comprar un telescopio que no satisfaga es tirar la plata. Los hay de dos modelos en general: los refractores (con lentes) y los reflectores (con espejos).

Un telescopio todoterreno es el refractor 70/900 sobre montura EQ1 o el 90/910 sobre EQ2.

El tubo óptico (OTA):

Como dije, hay dos tipos de telescopios de aficionado asequibles. De entre ellos los reflectores siempre son más económicos que los refractores, si los comparamos por su apertura o diámetro, o por su distancia focal. Precisamente, estos datos vienen indicados con una leyenda de números sobre los tubos. Por ejemplo: un telescopio cuya leyenda rece 90/900, significa 90mm de diámetro y 900mm de distancia focal o punto donde la luz se concentra.

La distancia focal será la que determine los aumentos máximos que el telescopio vaya a proveer con la combinación de oculares. Ejemplo: un telescopio de 900mm de focal con un ocular de 10mm arroja 90 aumentos (x).

La relación es, Distancia focal telescopio, sobre la distancia focal del ocular, igual a los aumentos (x).

En fórmulas: DFT/dfo = x   es decir: 900mm/10mm= 90x

El diámetro, en cambio, nos da una idea de la resolución o detalles de imagen que el telescopio será capaz de componer. Un telescopio de 90mm de diámetro (apertura) será siempre más apto que uno de 70mm (a calidad óptica equivalente) para resolver detalles del objeto observado.

La montura es muy importante a la hora de elegir un telescopio. Una montura deficiente no satisface al observador pues el mínimo temblor puede malograr la observación. Las monturas E2 en adelante (o AZ2) son idóneas.

Un telescopio muy bueno en las imágenes que compone es el reflector 114/900. Este equipo es barato, liviano, muy cómodo de manejar. Tiene un solo defecto, su buscador. El buscador es un mini telescopio que sirve para buscar los objetos a groso modo. El que trae de fábrica apenas sirve. Pero las ventajas que provee el OTA sobrado justifican este pequeño detalle negativo. Un 114 900 es como un Renault 12, un coche cómodo, barato, y que siempre anda.

Si tu cartera te lo permitiera, o si ya supieras que el tema te apasiona, sería muy recomendable comprar un telescopio reflector 150/750 o 150/1200. Estos equipos vienen sobre una montura EQ3 y son soberbios. Algo más pesados que los anteriores, estos proveen vistas sin igual y sirven para iniciarse en la astrofotografía, rama por demás interesante que requiere o exige mucho estudio, mucha paciencia y no pocos recursos extras. Pero la satisfacción de retratar un accidente lunar, un buen Júpiter o una nebulosa tinta en calamares es incomparable.

150 750 reflector.

Mi telescopio preferido a la hora de recomendar es el Catadióptrico Maksutov 104 /1300 sobre EQ2. Este equipo es maravilloso. Es muy pequeño y transportable, y da vistas planetarias y lunares sin comparación. La óptica de ellos es perfecta en su coste. Los cata, como me gusta decir, combinan diseños refractores con los diseños reflectores. Es un equipo para un aficionado que abrace la astronomía para el resto de sus días. El tubo óptico (OTA) es sólido y no precisa de ningún conocimiento específico (los reflectores precisan de correcciones periódicas).

Maksutov 104 1300.

Las marcas que conozco y recomiendo son: Hokenn, Sky Watcher, Meade, Celestron. 
Apártate de los Galileo como no sea el 80 400 OTA, el cual sirve si le cambiás la montura, los oculares, el buscador, y el espejo, si me apurás. Con todo, el 80 400 es una alternativa si no te da el cuero para algo superior, puesto que si se lo regalás a un niño y se lo montas tú, luego, en el futuro, cuando te comprés equipos superiores, podrás usar al 80 como buscador o guía de tales lindezas.

Si la mosca no te preocupa, provee el mercado un Maksutov de 125mm sobre EQ3, o un Meade LS de 150mm, totalmente computarizados.

Por lo común, no recomiendo la compra de equipos con sistemas de búsqueda y seguimiento de los objetos astronómicos, pues conviene aprender la localización de estos por medio de mapas o cartas celestes. De todos modos, son equipos soberbios y muy cómodos, los enchufás, los encendés, y ellos hacen todo.

      Gracias a un comentario de JudithG, amplío la nota para tratar el tema de los telescopios Dobson. Dobson fue uno de los mayores astrónomos, diseñó su montura con la intensión de que el mayor número de personas pudiera acceder a la astronomía observacional, y que lo hiciera con equipos económicos, fáciles de usar. La montura Dobson es totalmente intuitiva, de base altacimutal, tiene solo dos ejes y el tubo se monta en un solo paso de armado. Los telescopios Dobson son los preferidos de los aficionados y artesanos. Fabricar una montura Dobson es sencillo: un plato giratorio, dos brazos que sostengan el tubo óptico, y a observar. Con la llegada de los teles Dobson, los aficionados pueden fabricar o comprar su telescopio de apertura sin invertir demasiado. Esa tarea, fabricar el teles, supuesta ciclópea, dado la complejidad de las monturas ecuatoriales, quedó borrada de un plumazo con el diseño Dobson; desde entonces, todo el esfuerzo puede ser destinado al tallado del espejo primario.

    En el mercado se ofrecen excelentes equipos Dobson de variada apertura. Un dob de 8 pulgadas es el equipo perfecto para un adulto convencido de su afición. Como antes dije, en dos pasos lo saca al patio o la terraza, y en 5 minutos está disfrutando de las mejores vistas. 

      Si analizamos los costos, un telescopio como el mencionado (uss 1.000 en Argentina, el sueldo base mensual de un docente; 7 días de trabajo de un técnico electricista) es muy conveniente en la relación costo beneficio.

      Como únicas contras mencionaría que hay que colimarlo seguido, y que es engorroso de trasladar.

Hay mucho más por hablar pero ya mi nota es extensa. Quedo a las órdenes para cualquier consulta.