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lunes, 9 de agosto de 2010


Bigand, 08 08 10
Danza de planetas en el oeste

Durante estos días podrá ver en el cielo de la tarde, sobre el oeste, al magnífico lucero como primer astro brillante. Si se toma unos minutos, pronto brillará a su derecha otro punto de luz, algo más pálida; y enseguida una tercera, formando un triángulo isósceles. Son estos tres planetas que juegan para nosotros una rara danza estelar.


El más brillante es Venus, claro; a su derecha el magnífico Saturno; y cerrando el triángulo, unos grados al norte, el señor de la guerra, el rojo Marte.
A estos tres dioses, a su curioso paseo, en breve se sumará la Luna.

Son extrañas armonías, planetas y satélite que orbitan al sol a millones de kilómetros unos de otros, simulando figuras en un gratuito espectáculo nocturno.
Su aparente cercanía se debe a que los tres astros siguen la eclíptica, es decir la senda imaginaria por la que el sol se desplaza (donde se producen los eclipses) en el transito diurno. La eclíptica nace en el este y se alza sobre el horizonte norte para dormirse en el oeste.
Cuando sobre las siete de la tarde comienza el espectáculo, los tres vagabundos nos devuelven la luz del sol apenas oculto: es notable observar Venus con prismáticos o telescopio pues muestra claramente su fase (su parcial cara iluminada desde nuestra óptica). Marte es apenas un punto rojo con binoculares pero distinguible de cualquier estrella pues no titila; con el telescopio comunal puede verse como un círculo de un milímetro, bien rojo, bien óxido (dióxido de carbono- es lo que produce su color). Saturno ya es palabra mayor pues el disco de sus anillos es algo que conmueve a todos los mortales. Además es tan grande este planeta gaseoso que puede verse con un tamaño aparente de unos cinco milímetros con nuestro equipo.
Siga mi consejo y dedique unos minutos cada tardecita. Podrá observar una geometría que en su avance el hombre atribuyó, según pasaban los años: al capricho de los dioses, a engranajes de esferas celestes, a simples aceleraciones sobre una elipse, a las atracciones gravitatorias y, hoy, a las curvaturas del espaciotiempo.
En fin, no importa qué brillante explicación futura barra con los conceptos actuales, nosotros seguiremos disfrutando.

Sergio Galarza

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