Qué es proyecto sagitario?

Cursos de Iniciación a la astronomía.

Didáctica astronómica. Talleres de Ciencia.

Charlas, cursos, campamentos, observaciones grupales.

miércoles, 10 de octubre de 2012

El sigilo de la noche


            Era mediodía, venía manejando desde Rosario con Mimoni al lado. La naifa venía, como siempre, termo en mano, cebando unos amargos filosóficos. 
La profundidad conceptual de los rioplatenses sin duda se debe a la cantidad de mates que nos cebamos al día. Imagina, ningún otro pueblo, salvo quizá los padrecitos de la estepa rusa, solo que ellos con el té, tienen una costumbre tan habitual, tan ligada al pensamiento. Nada hay mejor que chupar un mate para lograr la introspección necesaria, introito perfecto de un pensamiento profundo, que derive en nuevas y revolucionarias ideas.
En eso venía, entonces, pensando en qué diablos pensar de nuevo… cuando recibo un sms de Damián, que dice, Sergio, hoy paso a buscar el teles. Humm, Damián es de Santa  fe, nos conocimos en la virtualidad de la web e hicimos amistad; compró ya unos binos en lo del Roger y hoy se viene en busca de un excelente Maksutov ETX 125 de Meade, un teles lindo como la tarde sin nubes, celestita, brillante, que prometa una buena noche observacional. Le respondo, Llego tarde, y ya planeo cómo estar en casa temprano. A las 16,30 le mando un mensaje que dice, Estoy, y él, En media, llego. A las 17,30 estamos mateando y mirando el sol por medio del increíble Tuboro, el Coronado Solarmax de 40mm. El astro luce unas prominencias fabulosas. A las 20hs se carga su regalo en la nave espacial que, insiste, es su camión y parte rumbo al infinito sur; a Chubut, o más abajo va.
Se va Damián con su carga preciosa y debo apurarme pues esta noche hay jaleo en Candela celeste, el Taller de astronomía más antiguo de Casilda. Este año cumplimos tres largos añitos organizando actividades, haciendo las plazas astronómicas, escribiendo las notas y tomando fotos de sol y de Luna y de  las increíbles ocultaciones que sucedieron este año -no olvido del eclipse parcial que retratamos a 2º bajo cero, hace unos meses.

Vienen los muchachos a observar la noche a casa y la ocasión es propicia para armar al Pequeño Juan, última adquisición de Proyecto sagitario, el increíble telescopio Meade LX200 de 305mm de cacerola (qfp). Porque a ese muchacho no lo arreas con bolsa mojada. Oh no; no lo tratas solo, créeme. Es tipo pesadito y delicado, amigo de las reuniones. Un esfuerzo mal hecho y te rompes la espalda, o lo rompes a él, dios no lo permita, que kinesiólogos consigo, pero, a él, ¿quién me lo compone? 
La querida doctora Adriana Fernández está lejos.
Vienen los muchachos, dije, Cristián, ATDL primerito, y Matías, ATDL preescolar. El motivo es doble: al fin ha despejado –ya las estrellas lastiman con su brillo inserto al cielo, bien lavadito- y tenemos chiche para estrenar: un filtro Lumicon, Oxigeno III, recién llegado de baires, enviado por The Lord of the Eyepieces, amigo rescatado de un foro*.

*El filtro de OIII aísla las dos líneas del oxígeno doblemente ionizado, esto es, longitudes de onda de 496 y 501 nm, emitidas por las nebulosas difusas, las planetarias y las de emisión tenue. El resto del espectro sufre merma de modo que la nebulosa resalta. El fabricante lo recomienda para teles de 250mm de apertura o superior.

Cristián está estudiando y avanza como la luz, ya me corrige sobre los objetos señalados; Matías lee lo suyo, circunspecto, su entusiasmo es el de todos: nos enferma la avidez de cielo.
Armamos al Pequeño Juan en menos vueltas de las que precisa para echarse un perro, con cuidado infinito y sin nivelar la montura gigante porque ya hemos advertido que, la araña, luego no tensa bien las patas, si estas están abiertas a diversos ángulos entre sí. No constituye problema eso, pues el Autostar II tiene un chirimbolo ad hoc que le permite determinar el nivel y así corregir los seguimientos, amén del GPS, el ACF y el true nort y no sé cuántas cosas más, ya que aún no he leído el manual en inglés (lo hago para aprender el idioma del Amo, según Hegel, y espero que la dama que se ofende por mis alusiones políticas no lea esto, pues sino aquí me gano otro reproche). No lo he leído en inglés, como viene el instructivo, ni en español, ya que me hice socio del afamado club FPPJs (Felices poseedores de Pequeños Juanes) y me lo enviaron traducido más rápido que lo que un € pierde valor, en estos días en que por fin los de abajo estamos arriba.

Una vez en marcha el monstruo óptico, y ante un cielo que creíamos oscuro, planeamos la siguiente estrategia observacional: comenzaríamos la cena con los cúmulos de Escorpio, andaríamos largo por su cuerpo y cola, beberíamos la ponzoña de su áspid y de allí, saltando por Tolomeo y baterflay, nos hundiríamos en las nebulosas de Sagitario, donde probaríamos el Lumicon a antojo. El nuevo filtro, a quién aún no habíamos bautizado como corresponde, si queríamos seguir siendo ATDLs, o llegar a serlo en pleno, tal el caso de los muchachos, nos sumía en angustias, pues, aunque sé que mi amigo me había hecho precio especial, unos buenos morlacos había depositado constantes y sonantes dentro de la ávida solapa metálica del cajero automático.
Nombrar los objetos de trabajo o ayuda se me hace indispensable desde que leyera el precioso cuento “El fantasma de Canterville”, el mismo que inspirara a Charly García su canción homónima. Allí, el honorable Fantasma, quien, aquejado por la simpleza de los nuevos dueños de su castillo, unos yankis new rich, se propone matarlos de un susto, y, para lograrlo, compone cuadros realmente escalofriantes a los que siempre le pone no un nombre sino dos.
El nombre de las cosas rara vez es el que traen consigo y uno debe conocerles un poco hasta advertir su naturaleza, único y verdadero origen de un nombre que se precie. Esto queda muy claro con el caso del Lx200 de 12´´ el cual fue bautizado antes de recibirlo como “Ojos de cielo”, pero, apenas hubimos alzado su OTA con los forkarms, comprendimos que ese nombre no le iba. Este equipo es muy grande, muy grande y pesado. Además, venía a bajar la riqueza del cielo para distribuirla entre nosotros, los comunes. Y ya está: ¡Pequeño Juan!, el gigantón amigo de Robín Hood que le roba la plata al rico cielo para distribuirla entre los pobres.
Así son de complejas las cosas para un ATDL. Cada vez que adquirimos un equipo o un leve artilugio como este, pequeñísimo filtro OIII, capaz de desentrañar el leve polvo del infinito, corre nuestra mente en busca de un nombre afín. Y lo encontramos. Lo encontramos luego de haber observado el recorrido.

 

Comenzamos a observar sobre el cúmulo globular M4, saltamos a NGC6144 y de allí al M80, pequeños huevitos de araña que acompañan al gigante Antares, rojo corazón del bicho. De allí nos fuimos silbando bajito hasta La tabla, NGC6231, después de sobrevolar las lindas μ1 y μ2, que los pibes ven de una y yo, Bien, gracias.

Derrapamos al doblar sobre las ζ1 y ζ2, íbamos a la terrible velocidad de 1,5º del Autostar II, y nos fuimos de boca hacia NGC6441, sobre la bella Gscorpii, la mismísima púa del escorpión. Si quieren saber de esa bonita cosa del cielo, échenle ojo a mi nota “El preferido de Bais”, porque él fue quién me lo enseñó hace algún tiempo.

De allí a M7, el cúmulo de Tolomeo, es un paso, aunque el hermoso cúmulo abierto no cabe en el ocular del Meade HD 18mm, de 6 cristalitos y 60º de campo, debido a los 3 metros de focal del Pequeño Juan; así que, con el pad de mano, fuimos un poco acá, un poco allá, hasta que le hicimos cosquillas a cada estrella.

Matemáticas en la noche.
He aquí un ejemplo del porqué no entra M7 en mi ocus de 18mm y 60º de campo aparente. El cálculo que debes hacer es el siguiente:
Primero has de determinar los aumentos que logras, dividiendo las focales del telescopio y del ocular: 
3.000mm/18mm= 167x

Muy bien, 167 aumentos, ahora, has de dividir el campo aparente provisto por el ocular, por los aumentos que esa combinación arroja, y ya das con el fov real de cielo, es decir, el field on vision = campo sobre visión. Esto es: 
60º/167x= 0.36º = 0.36 x 60´= 21.6´

Ya tienes la respuesta, el ocus admite unos 21´ de campo real y, según el Skymap, M7 tiene unos 75´ de tamaño; luego, ¡solo veíamos un tercio de él con el ocus de 18mm, joya preciosa si las tengo!
Es claro que luego cambiamos a un excelente Silver Park de 40mm y 50º fov (otro cariño de mi friend), y allí las cosas resultaron de este modo: 
3000mm/40mm= 75x; y 60º/75x= 0.8º = ¡48´!

¡Guau, seguíamos sin hacerlo caber en el ocus!

De M7 o cúmulo de Tolomeo, el famoso astrónomo egipcio del siglo II, autor del Almagesto en función de un catálogo estelar de Hiparco de Nicea.
Cuando largamos al erudito que escribía en griego, traducido por los árabes (¿qué hubiéramos hecho nosotros, sin los árabes?), nos fuimos sobre M6, la mariposa del cielo y por fin convinimos en que basta de cháchara, que fuéramos a por la nebulosa M17, Omega o Swan, el bello Cisne. Por cierto, es claro que he leído a Marcel Proust, hace como 20 años, ya, en uno de los capítulos más populares de A la búsqueda del tiempo perdido.
El capítulo leído se titula, en la edición que poseo, Por el camino de Swan, y nunca antes de ingresar a este mundo infinito había sabido qué significaba Swan. Swan, Cisne. La nebulosa del Cisne. Bella forma de luces y sombras que miro con otra cara desde que relaciono su aspecto y sentido con los bellos párrafos melancólicos del famoso texto, donde se detiene el paso del tiempo en pos de remembrarlo todo, de revivir (re-cherche) cada minuto sin la persona amada o, como en el relato, y peor, sufrir el infierno interno de imaginarla en brazos otros, no los nuestros.
Pero bueno, ¡basta corazón mío! Tu tienes por ahora a la persona amada bastante cerca -cada diez o quince minutos mirábamos la hora pues Mimoni estaba pronta al regreso y, antes de que eso sucediera, queríamos guardarlo todo, que el pobre ángel no solo ya tolera unos 6 o 7 telescopios arrumbados en casa, sino que ahora también se lía con toda la gente que invito a observar, por suerte muy educada y fina, como son el Cristián y el Matías, quienes casi no beben alcohol.

Cisnes enamorados y jóvenes sin romanticismo
Ya que estamos con los moribundos cisnes enamorados, me olvidaba de contar lo que sucedió en una de mis charlas, en un secundario de primera, el otro día. Ahí va:
Tengo una charla sobre relojes de sol con un cuarto año de una secundaria más bonita que los sueños de una niña. Entro a la escuela y los jóvenes van de aquí allá con sus pc, sus piercing y sus pelos peinados con un frasco de gel. Toca el timbre. Entro al salón con el increíble Coronado solarmax, el llamado Tuboro por los ATDL, que ya son muchos los que ostentamos ese título en el país. Entro con el teles y la eq5 y me acerco a las ventanas que dan al este. Son las 9,30 y el querido sol viene trepando sobre las copas de los plátanos (estamos en un 1º piso, lo aclaro por si un perspicaz me lee y pronto colige y reprocha que, en setiembre, a las 9,30hs, no podría el sol estar tan alto. Cosas del oficio, ¿eh?). Los jóvenes y las jóvenes disfrutan su edad, unos charlando y otros también. Entra la docente, me presenta con mucho cariño y largo con la clase, la cual, como dice Calle 13, tiene más cuentos que García Márquez. Pronto todos participan con atención y esmero, preguntando y contestando. Les explico al detalle cuál es la posición exacta del mismo planeta tierra sobre el cual estamos ahora y antes parados. No solo se los explico… sino que mediante un pequeño truco ATDL les doy una prueba inequívoca de lo que les digo. Prueba que callo aquí no por ocultarla a ustedes, que son todos mis amigos, sino porque en breve le explicaré en detalle y con nota propia.
Cuando les hube dado a esos chicos mi prueba, creyeron en mí más que en sus propios familiares. Si hubiera sido Chávez, no hubiera concitado allí más votos, créanme.
Así iba con mi clase, contento como chancho pa´l mái, cuando veo una jovencita que estaba callada. Miraba el lindo sol y participaba pero como poco, se me hacía. Entonces, la puse de sol y, claro, sonrió satisfecha, mientras explicaba yo ahora por qué él retrocede contra el fondo de estrellas fijas. En esto estábamos cuando unos muchachos charlan y distraen al grupo. Entonces los encaro y les suelto: Muchachos, aprendan esto, un día necesitarán impresionar a una chica, y podrán hacerlo con estas historias del cielo… los varones se ríen y la chica abstraída dice, como desencantada otra vez de la vida, o de la suya, lo cual es aún más grave, Sí, de astronomía te van a hablar, justo… A lo que yo respondo, Mirá, yo lo hice y no me fue nada mal. Y ella: Pero los pibes… ahora no son románticos… y yo, Vengan a un curso mío, les garantizo algo: en dos meses, todos tienen pareja. Se largan a reír y festejan, pero más de uno dice, ¿Y cuando empiezan?
Creo de verdad que la astronomía es una de las materias más profundas e inquietantes, más apasionadas, más eróticas, diré, que haya yo visto nunca.

Al fin en el patio de casa seteamos el Autostar sobre la Swan nebula. La miramos primero con el 40mm y luego con el 18mm, ambos sin el filtro; luego, con unción casi, mientras me alumbran con una luz roja, abro la tapa del Lumicon, tomo el disco negro y lo rosco en el tambor, cambio el ocus que hay en el portaocular por éste que tengo en la mano. Con cuidado, con ansiedad contenida echo una pupila sobre la imagen…

Río, río mucho con la vista en el teles, como lo hago siempre cada vez que algo me inunda de alegría observando.
La nebulosa surge de la nada a través de las frecuencias que con sigilo se filtran hasta nosotros a través del tiempo, las distancias y los átomos del filtro. El cisne está entero inmenso y nítido, tan nítido como invertido se ve desde nuestros lindos cielos del sur. Los muchachos le meten ojo y se asombran no pudiendo creer lo que ven. Sin filtro: nada, una mancha gris; con filtro: un fantasma verdadero, intenso y blanco como las aspiraciones del pueblo bolivariano, ¡el ALBA!
Tanto me plació esa vista de M17 que saqué ahí mismo mi fabuloso Samsung blanquito -reseteado por el Migue- y le metí números hasta que The Lord of the eyepieces me contesta del otro lado, Sergín, me dice, y yo, 
Rami, te llamo para agradecerte, agradecerte el filtro OIII, estamos con unos amigos mirando la M17 y no sabés lo que es esto, ¡la nebulosa estalla en el ocular!, y él, 
Si, Sergín es una masa ese filtro y con tus cielos…

Charlamos un rato más y nos despedimos. Él sigue en lo suyo –el celu es cosa extraña pues tu estás acá y quién sabe cómo, y tú estás allá, como sea, como dios te deja, el muy maula, y ambos se hablan y se dicen qué tal, qué tal, y nadie sabe cómo está en realidad el otro.

Rami sigue en lo suyo, digo y nosotros observando sin poder creer lo que puede la química aplicada a la observación.

Poco después, en la oscuridad, siento como tiembla mi bolsillo. Es el celu, es un sms. Lo leo. Contesto después de un momento y me quedo pensativo. En eso me traen al mundo, me dicen, Sergio, son las once menos diez ¿Guardamos el circo? Los miro, los muchachos, los veo en la oscuridad.



Nos sacamos unas fotos. Guardamos después sin apuro. Apenas hemos entrado el OTA, cae Mimoni. Saluda, charla un momento y se acuesta. Al rato nos despedimos nosotros, no sin antes urdir planes futuros, juntadas trascendentes por venir. Cuando ponen su chata en marcha me dicen,
¿Y el filtro? ¿Cómo se llama el filtro, Sergio?
¡Sigilo!, les digo, El sigilo de la noche.

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