Cielo
joven.
Proyecto
sagitario.
TP3/1
El cielo estrellado.
En
la antigüedad los pueblos vivían sin luces eléctricas. Las aldeas y ciudades
solo disponían de la luz del sol y del resplandor de las hogueras.
Estos hombres
y mujeres sí que miraban el cielo. Las estrellas brillaban en lo alto. Era muy
común salir a charlar de noche pues el ojo, cuando no percibe luces, puede ver muy
bien en la oscuridad.
La débil luz
de la vía Láctea es suficiente para guiarse. Además, en las noches puras podía
verse un resplandor que alumbraba desde el sitio en que el sol se había
ocultado, o desde el lugar en que el sol iba a levantarse en las mañanas. Esto
se conoce como Luz zodiacal, es el resplandor del polvo cósmico, del polvo que
hay disperso en el sistema solar, iluminado por un sol que no vemos. En esta
época, solo es visible en los desiertos.
En
la antigüedad sentían al cielo como algo propio y cercano; podían ver muy bien el
modo en que las estrellas se mueven por el cielo.
Entre otras
cosas, pronto notaron que la mayoría de ellas se movía en bloque, como si
estuvieran quietas, pegadas a un techo redondo y corredizo. “Pegadas a una
esfera de cristal” dijo el señor Aristóteles, un famoso filósofo de la época.
Y en parte es
cierto, las estrellas se mueven casi todas juntas; surgen del horizonte, se
alzan hacia el Norte (en el Sur) y descienden hacia el Oeste.
Este modo de girar
es muy curioso. No todas las estrellas se mueven así, solo la mayoría (mirando
desde Cañada de Gómez).
Hay estrellas que
no se alzan nunca del horizonte; ya están allí arriba cuando anochece, cerca
del polo sur, y allí se quedan toda la noche. Ellas nunca se ocultan, nunca se
acuestan. Ellas giran en el cielo, dan vueltas en torno de un centro invisible,
sin jamás esconderse. Son las llamadas estrellas
circumpolares. El nombre parece difícil pero solo quiere decir que
circundan el polo, es decir, que le dan círculos, que le dan vueltas al polo.
Pero, ¿y qué es el polo? El polo es el centro de giro del cielo. Es invisible,
es imaginario. Porque en realidad…
El giro del cielo.
El secreto que
explica el que unas suban desde el horizonte y otras no, es el siguiente: no
son ellas las que se mueven sobre nuestras cabezas, somos nosotros los que
giramos en redondo. Nuestro movimiento de giro (el día y la noche, la rotación)
hace que creamos que son ellas las que giran en sentido contrario.
¿Y por qué ellas giran saliendo unas y no
las otras? ¿Por qué solo unas salen y las otras están siempre?
Hay estrellas
que se ven todo el año y toda la noche en el cielo, y hay estrellas que no se
ven durante toda la noche. Solo se ven en cierta época. Por ejemplo, la cruz
del sur se ve todo el año en el sur argentino, y las Tres Marías solo se ven
hacia el Este en navidad. Luego, en abril ya están ocultándose por el Oeste
cuando cae la noche.
Ruedas de bicicleta.
Lo que ocurre
puede explicarse así:
Imagina que tu
observas una rueda de bicicleta desde arriba de la mesa de la cocina. La mesa
es tu piso, el lugar desde dónde estás parado mirando el cielo. La mesa es tu
horizonte, tu horizonte de observador.
Desde la mesa de
la cocina mirás el cielo. Pero el cielo -imagina- es una rueda de bicicleta.
Una rueda de bicicleta que está algo oculta; una parte de ella está hundida
bajo la mesa; un tercio, digamos. Solo queda a la vista el eje de la rueda y la
parte superior. La rueda gira y de la cubierta de la rueda solo ves las zonas
que suben y bajan. Permanentemente, hay partes de cubierta de la rueda que
quedan debajo del borde de la mesa, del horizonte, y que son invisibles para
ti. Pero el eje de giro está siempre a la vista; al piñón lo ves girar toda la
noche, siempre está ahí.
Esas
estrellas, las que estarían en la zona del piñón, nunca se ocultarán por debajo
de la mesa. Así, ves que las estrellas que nacen del horizonte son parte de
toda una rueda de estrellas fijas que solo han estado ocultas mientras giraban
por debajo del horizonte. Las otras, las estrellas que están muy cerca del
centro de giro, el piñón o el polo sur, como mas te guste, allí están, siempre
presentes. Las estrellas que son invisibles en las noches están en el cielo
junto con el sol, están durante el día. Por eso son invisibles.
El cielo parece
una rueda, pero lo parece porque es el que observa, parado sobre la tierra la
que se mueve como una rueda.
Ángulos celestes.
El movimiento
del cielo es circular.
Todo
movimiento de círculo se mide con ángulos.
El ángulo es
una cantidad (una magnitud) que sirve para medir los movimientos que se dan en
forma de círculo.
Los ángulos
miden el movimiento de un cuerpo que gira, sin tener en cuenta cuánto se mueve ese
cuerpo. Por ejemplo:
El pico de la
rueda de bicicleta, cuando la rueda da una vuelta completa, decimos que se ha
movido un ángulo completo, un ángulo de 360º, un círculo.
Aquí todos
decimos: dio una vuelta completa, nunca decimos: se movió un metro o 60 centímetros .
No, decimos:
se ha movido un ángulo de 360º, una vuelta completa¡¡¡
El ángulo
completo, el de 360º es un invento que hemos copiado del cielo.
El cielo, las
estrellas de la noche, cambian cada día su posición. Si te fijás con cuidado,
cada noche las estrellas se mueven hacia el oeste. Elegí una cualquiera,
seguila durante un año entero, verás que habrá vuelto a su sitio de partida.
Habrá dado una vuelta completa, un círculo competo.
Esta vuelta
completa, el cielo la da en 365 días y noches (y un poquito más). La cuenta no
da justo, no da una medida exacta: no da, por ejemplo 365 noches. Es una
lástima, el cielo no quiere coincidir con los números.
Por esto, los
antiguos científicos dijeron:
“Que el cielo
se deje de embromar, cómo vamos a inventar un círculo de 365º (y un poco más),
eso es un disparate¡¡¡ Inventemos un círculo más cómodo. Inventemos un círculo
de… 360º”.
”Bravo,
bravo”, exclamaron los hinchas en la tribuna.
Así fue como los
Babilonios inventaron un círculo o un ángulo cerrado de 360º.
Un número
super cómodo para poder dividirlo por 2, por 3, por 4, por 5, por 6, por 8, por
9, por 10, por 12. Buenísimo. Todavía se puede dividir por más números, a ver
cuántos encuentras.
TP3/2
Ángulos y días.
El cielo cambia cada día. ¿Por qué?
Porque la
tierra gira también alrededor del sol.
En su vuelta
llamada año (traslación), el sol se mueve, avanza, se desplaza por el universo.
Así, cada noche, miramos hacia una región del espacio que es distinta.
Volvamos al
ejemplo de la mesa.
Piensa ahora
en un trompo que gira sobre la mesa de la cocina.
Pon en el
centro de la mesa una lámpara como si fuera el sol (el cielo estaría formado
por las paredes de la habitación).
Los habitantes
que viven sobre el trompo no pueden mirar la pared que está detrás del sol
porque su brillo la oculta. Solo pueden mirar la pared que está del lado de
atrás del trompo, es decir, del lado que no está la lámpara, del lado en que es
de noche.
Esa noche una
pared queda a la vista -pongamos que sea la pared de la mesada. Pero el trompo
sigue girando y moviéndose alrededor de la lámpara. Así, la próxima noche, el
trompo ya se ha movido de lugar; la pared que ahora se ve es un poco distinta.
Cada tres
meses del año, cada estación, la pared cambia completamente pues el trompo se
toma tres meses para ir de un lado de la mesa a otro, mostrando distintas
paredes, y así hasta que vuelva al lugar anterior, un año después.
Se habrá cumplido
un año, una traslación.
En el viaje
habremos visto las cuatro paredes. Un poquito de ellas cada noche.
Un giro desigual, el avance de la noche.
Entonces, ¿cuánto cambia el cielo cada noche?
Bueno, la
cuenta es muy fácil. Si la traslación del año forma un círculo completo,
gracias al capricho de los babilonios mide 360º.
Si damos una
vuelta cada año, 360º por año, y un año tiene 365 días y noches, el cielo
cambia… ¡casi un grado por día!
Hagamos la
cuenta:
360º / 365 ds
= 0,98 grados y chirolas.
El cielo
cambia casi un grado entre noche y noche:
Es decir, una
estrella se mueve un grado de noche en noche.
Si marco una
referencia a una estrella brillante, y luego vuelvo a medir a la noche
siguiente, podré ver que esa estrella se ha movido hacia el oeste casi un grado
de ángulo. Casi un grado de los 360 que tiene el círculo completo del año.
Figuras consteladas.
Pero ¿con respecto a qué puedo medir el paso de las estrellas?
¿Puedo
medirlas con respecto a un árbol?, Sí.
¿A una casa?,
Sí.
¿Puedo medir
les estrellas con respecto al sol?
Los antiguos
se dieron cuenta muy pronto de algo increíble: decir que las estrellas cambian
un poco cada noche, es lo mismo que decir que el sol cambia un poco cada día.
Es decir, el sol
se mueve por el cielo un poquito cada día.
Se mueve con
respecto a las estrellas.
Y lo hace en
sentido contrario a ellas.
Es decir, el
sol se mueve hacia el Este todos los días un poco, casi un grado.
Si medís con
qué estrellas nace el día, pronto verás que estas cambian todas las mañanas.
Este es el origen de los signos del zoodíaco.
Figuras de animales.
En las
primeras tribus, los hombres que miraban el cielo comenzaron a dibujar las
estrellas que acompañaban al sol cada mañana. Esas estrellas fueron unidas
entre sí con líneas que formaban figuras, por lo general de animales. Los
animales eran muy importantes para ellos, les daban la carne, la leche, los
cueros. Fíjense. El toro, la cabra, los peces, etc.
¿Por qué los antiguos unieron a las estrellas
formando figuras?
Muy simple: es
mucho más fácil recordar un dibujo de algo conocido como un perro (Sirio), que
recordar cuatro o cinco estrellas sueltas (Mirzam, Adhara, Aludra, Furud y
Sirius, son las estrellas más brillantes de las que forman el perro del cielo
llamado Sirio). Del mismo modo, para recordar palabras conviene agruparlas en
una frase y recordar luego la frase entera en lugar de cada una de sus
integrantes. Estas son reglas básicas de la técnica de la memoria.
También hubo
un hombre y una mujer en el zoodíaco: el aguatero y la virgen.
El aguatero
(acuario) traía eso tan importante; la virgen (virgo) representaba el eterno
resurgir de la madre naturaleza.
Las figuras
son doce y al cabo de un año se repiten, porque se continúan unas a otras
formando una rueda.
Las primeras
constelaciones fueron aquellas por las que camina el sol durante el año. Por
estas razones le pusieron a esta rueda de constelaciones el nombre Zoodíaco,
porque es un disco de seres vivos: zoo
quiere decir animal, ser vivo; díaco,
disco, días (los días forman un disco por dan una vuelta completa).
El sol amanece
cada mañana acompañado por distintas estrellas. Poco a poco se mueve a través
de esas constelaciones, día tras día, alejándose siempre, retrocediendo, como
huyendo hacia atrás en busca de otra casa del cielo, de otra constelación.
Cuando uno
nacía en aquellas épocas, los hombres que miraban el cielo se fijaban en qué
casa del zoodíaco se encontraba el sol, y listo, te decían que tu eras de ese
signo.
Los signos son
doce, es decir, cada treinta días aproximados el sol cambia de compañía en las
mañanas. Si hoy amanece el sol en sagitario, dentro de un mes estará en
Capricornio, en el signo que le sigue, pues el sol retrocede eternamente.
¿Por qué retrocede el sol cada mañana?
Pues
facilísimo¡¡ el sol retrocede contra las estrellas lejanas porque la tierra es
la que lo rodea, es la tierra la que se mueve en el sentido contrario al que
parece retroceder el sol. La tierra avanza hacia el oeste y de este modo parece
que el sol retrocediera contra las estrellas que están detrás.
Hagamos un
experimento. Que se paren en ronda 12 chicos, cada chico será una constelación
de estrellas. En el centro de la ronda que se pare un alumno para hacer las
veces de sol, y que a su alrededor viaje otro niño haciendo el papel de la Tierra.
¿Cómo verá ese
niño que juega a ser la Tierra ,
al niño-Sol, contra los chicos de la ronda?
Lo verá ir
hacia atrás. Si él chico-tierra corre hacia la izquierda, el chico-sol parecerá
ir retrocediendo ante la ronda; es decir, aparentará moverse hacia la derecha.
Reloj de estrellas.
Olvidemos por
un momento la verdad, que es difícil y aburrida.
Veamos el
cielo como lo vemos con los ojos, como si fuera él el que se mueve. Veremos que
a medida que pasa el tiempo las estrellas giran en el cielo.
Pero… ¿no hay aquí una clave, una
pista fantástica para medir el tiempo?
Por supuesto. El cielo sirve para medir e tiempo,
porque el hombre inventó el tiempo a raíz del giro del cielo.
Repasemos cómo medir las horas del
día.
El hombre mide
las horas con el movimiento del sol.
Los relojes de
sol miden el camino del sol echando sombras sobre un cuadrante o base que está
marcada con rayas que son las horas.
Cuando uno
dice pasó un día, es porque está midiendo dos sombras mínimas del sol.
Así, en la noche también podemos medir el tiempo
pues el cielo sigue moviéndose con la misma velocidad (regularidad) con que lo
hace durante el día. Claro que falta el sol para lograr las sombras, pero…
tenemos a las estrellas.
Las estrellas
no dan sombra, dirás.
No, pero están
ahí como clavos de hielo, formando sus figuras, girando en el cielo a medida
que pasan las horas.
Entonces… ¿No
habrá alguna figura que se vea todo el año, que nos sirva de reloj?
La hay.
¿Cuál es?
La cruz del sur.
La cruz del sur está en el cielo todo el
año (mirando desde Cañada de Gómez), gira, da vueltas alrededor del polo
celeste, alrededor del centro de giro del cielo.
Si fabrico un
reloj cuya manecilla apunte a la cruz del sur, y oriento mi reloj de modo que
mire al polo celeste, cada vez que la cruz se mueva, se moverá la manecilla del
reloj indicando ese giro, ese giro que es el paso de la noche, es decir, el
paso del tiempo.
Con la cruz del sol puedo medir las
horas de la noche.
Para fabricar
un reloj de estrellas, solo debo fabricar un círculo horario o cuadrante que:
Su base
oriente al polo celeste.
Su manecilla
apunte a la cruz del sur.
El cuadrante
esté dividido en meses y horas de la forma adecuada.
¿Por qué debe ser un círculo este reloj de
estrellas?
Porque el
cielo gira en redondo, como una rueda de estrellas. Lo que gira como rueda se
mide como rueda, con un círculo.
¿Por qué el cuadrante del reloj debe
incluir los meses, además de las horas?
Sencillo, ya
dijimos que la tierra gira en el cielo sobre sí misma en la rotación que da las horas; pero también gira alrededor de sol en la traslación; así, la situación
del cielo (de la cruz del sur) también
cambia a medida que pasan los meses. Por esto es preciso que, en el
cuadrante que dará las horas de la noche, estén marcados los meses.
Cuando el reloj se oriente hacia el polo,
también deberá orientarse hacia el mes en curso. Solo entonces la hora indicada
será la correcta.
Felicitaciones. Muy interesante y didactico
ResponderEliminarRicardo