El astronauta Intrépido salta de su nave y pisa la
Luna, da unos pasos y en los pies siente
las piedritas que, miradas desde arriba, parecían blancas. El azul del cielo le ciega un
poco. Los bordes de cráteres lejanos se ven como castillos en la arena.
El astronauta Intrépido trastabilla y en el borde
lejano le parece ver a alguien arrodillado. Un cuerpo brilla en la luz, lleva
un traje parecido al que él usa, se pone de pie sobre la regolita y levanta una
mano para saludarlo.
Intrépido sonríe asombrado. Le dijeron que en esa
orilla del cosmos estaría solo, pero él está viendo a alguien, a alguien de su
tamaño, con traje y todo.
Con mucho esfuerzo se pone en marcha pues los pies se
le hunden en esas piedritas que él, desde arriba, creyó blancas.
Cuando llega
ya no hay nadie, tan solo un balde y una palita de playa clavada en la arena.
El sol reverbera en el agua del mar que le moja los piecitos desnudos. El agua está fría y lo trae de vuelta de su aventura.
Leónidas se vuelve y dice:
Leónidas se vuelve y dice:
¡Mamá! ¿Me ayudás a hacer un castillo de la luna?
Fin
Para mi querido Leónidas.
Sagitario Blues.
Muy bonito, siempre he leído tus publicaciones de blogs, las veo muy interesantes y didácticas, es mas como me llegan por correo las he guardado todas, no tire ninguna a la papelera de reciclaje. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Ale, te dejo un abrazo y la invitación para este año, al Conciliábulo. Los esperamos¡¡¡
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