Usté es sabido…
II Congreso Educación y Astronomía, Chivilcoy, 2015.
2° Parte: ¿Qué? ¡El dueño me dio permiso!
La
actividad con que comencé la mañana en el Congreso de Educación y Astronomía
fue Así
funciona el Sol. Que me disculpe por ello un astrónomo muy famoso que tradujo
varios capítulos del libro de Cecilia Payne-Gaposhkin al castellano. El título
de mi actividad se parece al de un libro suyo sobre el tema, solo que él
utilizó el imperfecto (vaya uno a saber por qué, el astro, al menos hasta hace
8 minutos, aún brillaba*). Tal vez no
debiera yo sentir reparos, ya que él a sus traducciones sí le cambió por entero
el título.
Así funciona
el sol -el taller- consistió en tratar de explicar la esencia de esa estrella,
los procesos físicos que generan su pasmosa irradiación. Y traté de hacerlo de modo
tal que luego pudiera ese concepto aplicarse en colegios primarios y secundarios. Tarea un
tanto curiosa ya que cualquier alumno está en condiciones de reproducir muchos ejemplos sobre esos procesos físicos, recordándolos entonces para siempre y comprender: por qué Venus se ve azul; por qué Betelgeuse, roja; por qué dicen que el
sol es amarillo, siendo blanco a los ojos; y muchas cosas más.
Para amenizar la charla y tanto pensamiento, acaso inútil, observamos su superficie mediante uno de los telescopios más hermosos y ricos que un hombre pueda tener:
Coronado Solarmax con filtro ha.
Para amenizar la charla y tanto pensamiento, acaso inútil, observamos su superficie mediante uno de los telescopios más hermosos y ricos que un hombre pueda tener:
Coronado Solarmax con filtro ha.
La Radiación Ha
Ha (hache
alfa) es un símbolo que se utiliza para definir una cantidad de energía emitida
por átomos de hidrógeno, los cuales sufren cierto cambio en su estado. El
estado de un átomo es un índice o cantidad (llamada nivel) de la energía que
puede absorber o emitir. El estado de los átomos se comporta como una cuenta de
cajero de banco: usted puede depositar o retirar cantidades siempre enteras,
definidas por el tipo de moneda en curso, impresa como billete. En argentina,
por ejemplo, solo puedo depositar o retirar cantidades que varíen entre sí en 10
pesos o más. Esta es la esencia de la ciencia nacida con el Siglo del Viento, llamada mecánica cuántica, si me permiten: la
imposibilidad de los cajeros de contar moneditas de un centavo…
Ha es entonces una cantidad de energía determinada, con la que un átomo interactúa (la emite o absorbe) con el medio circundante. Como lo que define
esa interacción puede ser la presión, temperatura, densidad a las cuales está
sometido dicho elemento, cuando recibimos radiación Ha podemos deducir las condiciones
reinantes sobre o dentro del objeto observado.
En el caso del
telescopio solar, emiten en Ha las prominencias y filamentos, sitos en regiones
de la atmósfera solar, sobre fotosfera. La temperatura reinante supera los
8.000° kelvin. La superficie del disco solar, llamada limbo, puede ser
observada en radiación visible mediante el uso de filtros ya que su temperatura
es algo menor, unos 6.000° K.
Los grados
Kelvin (K) definen la escala de temperatura que utiliza la física; homenajean a
un tal Kelvin, claro, quién indagó sobre termodinámica, es decir, sobre el
movimiento de un nivel estructural de la materia -las moléculas- en función de su
temperatura. El buen señor dedujo, no sin sorpresa, que existiría una
temperatura bajo la cual la materia (las moléculas vibrando) se detendría. Esta
temperatura de stop motion se define
como 0° Kelvin y equivaldría a -273° Celsius o centígrados**.
Realmente, mis
escritos son ilegibles. Me pongo a contar qué diantres hice en la lejana Chivilcoy
y caigo en zonceras sobre los átomos que forman las prominencias solares que
observamos a destajo durante dos días completitos junto a docentes, vecinos, alumnos y expositores de medio país.
Qué alegría
cuando toda esta gente le mete ojo al teles y puede deleitarse con el
espectáculo.
Mirar el sol se parece mucho a observar el cielo nocturno. Causa asombro, admiración, beneplácito indescriptible. Cuando uno observa esas maravillas, puestas allí por el injusto dios o por las indiferentes leyes de la física -tanto da, ambas versiones nos dejan inermes ante el destino- uno siente un cosquilleo, una sensación de plenitud y de potencia contenida -de lejana potencia contenida- que en algo memora lo que sentí frente al mar, y cuando a él entré: esa potencia incesante, rítmica, que bombea como un corazón inmenso, ubicuo, inmortal, tum, tum, tum.
No tendría objeción en tildar al Océano como a un dios. Mucho menos en deificar al mismo Sol. El Sol es nuestro Dios. Él todo lo pudo con nosotros. Estamos aquí por él. Dejaremos de estar por él. Es como un padre austero con él cual no hemos podido hablar: nos trajo al mundo sin preguntar, nos llevará del mismo modo.
Mirar el sol se parece mucho a observar el cielo nocturno. Causa asombro, admiración, beneplácito indescriptible. Cuando uno observa esas maravillas, puestas allí por el injusto dios o por las indiferentes leyes de la física -tanto da, ambas versiones nos dejan inermes ante el destino- uno siente un cosquilleo, una sensación de plenitud y de potencia contenida -de lejana potencia contenida- que en algo memora lo que sentí frente al mar, y cuando a él entré: esa potencia incesante, rítmica, que bombea como un corazón inmenso, ubicuo, inmortal, tum, tum, tum.
No tendría objeción en tildar al Océano como a un dios. Mucho menos en deificar al mismo Sol. El Sol es nuestro Dios. Él todo lo pudo con nosotros. Estamos aquí por él. Dejaremos de estar por él. Es como un padre austero con él cual no hemos podido hablar: nos trajo al mundo sin preguntar, nos llevará del mismo modo.
Los y las
docentes se tragaron dos buenas horas de charla, bajo un cielo impregnado de
ceniza. Luego se despidieron con afecto, con mucho cariño, lo cual me dejó muy
contento. Muchas chicas volvieron en el turno de la tarde, a observar la luna y
otras luces. Pero entre mientras me zampé hacia un colegio secundario.
La Radiación K
Cuando puse el
primer pié dentro del hall del hotel Falcone, Armando Zandanel charlaba por
celular. Me vio y dijo: Acá está, acaba
de llegar. Alan estaba al otro lado de las ondas (antes se decía de la línea). Alan es profe de química y
de biología, me invitaba a trabajar con sus alumnos en un colegio secundario.
Nos encontramos el viernes a eso de las 14,30 y nos mandamos para su cole. Me contó
que el edificio era nuevo, destinado a jóvenes de ambos sexos, con terminalidad
en arte y algo más que no retuve.
El edificio es
soberbio, tiene altos árboles al frente y se nota que ha sido construido por un
estado que piensa en los que necesitan algún apoyo, ya que las clases
dominantes siempre generan desigualdad. Estupor me causa que ciertos grupos
estudiados no reconozcan esta realidad: donde
hay un pudiente, hay mil necesitados, porque el pudiente se ha apoderado por
fuerza de eso que el necesitado hubiera podido tener. Cuando los pudientes
avanzan, decimos que es el mercado, o la libre empresa, o las leyes de la
sociedad; cuando los necesitados avanzan, las clases medias dicen que es
populismo, que son revoluciones marxistas, que es la canalla la que va a por
todo. Esta dicotomía entre la verdad y la estupidez me causaría risa si no
fuera que es trágica. Porque por este error de análisis es que año a año muere
gente, mueren niños. Fíjense, en CABA gobierna el macrismo,
y es el único distrito de Argentina en el cual ha aumentado la
mortalidad infantil. El macrismo desfinancia hospitales y faltan insumos,
faltan políticas de prevención y asistencia, y la gente muere más. Es así, es
la verdad. No me vengan los lectores con que mezclo las cosas, con que hablo de
política en lugar de astronomía:
Todo astrónomo es político.
El solo hecho de que haya podido recibirse implica que ha nacido en una determinada franja de la sociedad, una franja privilegiada ya que, si acaso no ha tenido solvencia económica, al menos sí ha tenido estímulos hacia el estudio, hacia la superación personal. Esto solo ya es un lujo. Lo reconozcan o no. Son pudientes. Los astrónomos recibidos o aficionados somos pudientes, somos dominantes, tenemos aquello que a otro le falta. Y por eso tenemos el deber, la obligación de devolverlo con presencias como esta.
Todo astrónomo es político.
El solo hecho de que haya podido recibirse implica que ha nacido en una determinada franja de la sociedad, una franja privilegiada ya que, si acaso no ha tenido solvencia económica, al menos sí ha tenido estímulos hacia el estudio, hacia la superación personal. Esto solo ya es un lujo. Lo reconozcan o no. Son pudientes. Los astrónomos recibidos o aficionados somos pudientes, somos dominantes, tenemos aquello que a otro le falta. Y por eso tenemos el deber, la obligación de devolverlo con presencias como esta.
El colegio
nuevo, el edificio impoluto y cómodo, se llama Néstor Carlos Kirchner.
Es para mí un orgullo haber trabajado en ese lugar, con esos alumnos. Chicas y chicos de 2°, 4° y 5° año analizaron el sol, pensaron en su naturaleza, en su luz, en la distancia y tamaño, en la relación entre esos valores y los valores de nuestra Tierra.
Es para mí un orgullo haber trabajado en ese lugar, con esos alumnos. Chicas y chicos de 2°, 4° y 5° año analizaron el sol, pensaron en su naturaleza, en su luz, en la distancia y tamaño, en la relación entre esos valores y los valores de nuestra Tierra.
Gracias Alan
por haberme invitado. Como te dije, volveré a tu ciudad tantas veces como me
invites.
Luna y alumnos; empanadas y vino
Por la noche
armamos los teles en el Parque Cielos del Sur y nos pusimos a mirar estrellas, Júpiter, cúmulos y nebulosas. cerramos con Saturno y el cúmulo La Tabla. Hubo alumnos de la tarde e hijos de muchas
maestras de la mañana.
Lumbre pura es un newtoniano de 200mm de cacerola, con perdón de la palabra, imagínense: aunque el Parque está sin cielos, tremenda boca traga luz de miles de años luz en derredor y la compone luego en el ocular para deleite de los chicos.
Santino es hijo de Lorena, profe presente el curso; Bautista es un compañero. Aprendieron de todo, creo; en especial cómo se calcula los aumentos de un teles y cuál es la temperatura del núcleo solar. Otro petizo por ahí tuvo que esperar un montón para darse el gusto y ver a Júpiter. Por último miramos M42 y Omega centauri.
Lumbre pura es un newtoniano de 200mm de cacerola, con perdón de la palabra, imagínense: aunque el Parque está sin cielos, tremenda boca traga luz de miles de años luz en derredor y la compone luego en el ocular para deleite de los chicos.
Santino es hijo de Lorena, profe presente el curso; Bautista es un compañero. Aprendieron de todo, creo; en especial cómo se calcula los aumentos de un teles y cuál es la temperatura del núcleo solar. Otro petizo por ahí tuvo que esperar un montón para darse el gusto y ver a Júpiter. Por último miramos M42 y Omega centauri.
Una sorpresa
nos esperaba, de repente ardió un fuego, asaban chorizos. Ninguna radiación
me estimula más, créanme.
A poco de ver
el caótico salto de las chispas, miro una mesa servida con empanadas y… dios... vino. Y qué vinos escanciaban. Armando iba de acá allá como Ganímedes. Me serví una copa y luego otra y al fin una más. Era un
vino negro como la noche que siempre deseamos encima, era aromático y sabroso,
era rubí como la DY crucis que a los presentes mostré una hora antes
de este lujo, comer calentito junto a amigas y amigos que tal vez me
duren toda la vida.
Ahíto estaba
cuando alguien me llama, me alerta sobre el teles. Voy y, oh dios, ¡qué ven mis
ojos dilatados! Una niña con las manos sobre Lumbre, lo llevaba con rigor de
aquí allá y mandoneaba incluso a otros chicos y chicas que allí había: miren
esto, miren lo otro, decía. Me acerqué casi tranquilo y le dije:
Eh, eh, eh, ¿qué pasa acá?
Eh, eh, eh, ¿qué pasa acá?
La niña me
miró sin soltar el telescopio, y me espetó:
¡Qué, el dueño me dejó!
¡Qué, el dueño me dejó!
Le dije,
Niña, el dueño soy yo.
Me dijo, Mentira, el Tano es el dueño… (Tano le dicen a Armando Zndanel).
Niña, el dueño soy yo.
Me dijo, Mentira, el Tano es el dueño… (Tano le dicen a Armando Zndanel).
Le dije, Niña,
luz de mis ojos, el dueño soy yo y no el Tano, por favor, créeme.
Y ella,
No, el dueño es el Tano y él me dio permiso.
No, el dueño es el Tano y él me dio permiso.
Desconcertado,
me volví hacia las mesas y grité con todas mis fuerzas:
Taaanooo, Taaaanoooooooo, Taaaaaaaaaaanoooooooooo.
Taaanooo, Taaaanoooooooo, Taaaaaaaaaaanoooooooooo.
Así llamé hasta que una sombra casi tan adobada por dentro como la mía se inclinó en su
silla hasta mostrar la cara, y decir, ¿Qué?
¿Quién es el
dueño de este telescopio? Le pregunté, otra vez a viva voz.
Y él: tuyo.
Me volví hacia
la niña y dije,
¿De quién es el teles…?
¿De quién es el teles…?
Suyo, me dijo.
Entonces me
acerqué y le dije,
Oye niña, ¿qué es lo que quieres?
Oye niña, ¿qué es lo que quieres?
Quiero mirar
la luna, me dijo.
Bueno, muy
bien, puedes usar el telescopio, le dije, pero, por favor… ¡Suéltale los frenos
de una vez!
Cuando niño, en 4° grado me tocó hacer de San Martín. Mi madre me vistió bonito, me puso unas botas de cuero, me hizo un traje militar y me ayudó a que aprendiera el guión de un cierto parlamento. Hice dos entradas para representar diversas etapas en la vida del Libertador. Una de las escenas era la conocida anécdota narrada por Merceditas: la del prócer y sus medallas. Reza así:
San Martín era
ya un anciano en Boulogne-sur-Mer; una tarde, su nieta le pide una vistosa medalla
para jugar.
Esa medalla la tenía el general Indio por haber liberado América
del maturrango, del español opresor.
Escucha ese pedido Merceditas -madre de la
niña- y amonesta a la nieta, la cual rompe en llanto desconsolado.
San Martín,
dice: Hija mía, dásela; si no sirve una medalla para acallar el llanto de una
niña ¿para qué pueda servir?
¿Continuará?
*8 minutos demora la luz del sol en llegar a la tierra. Sin
embargo, si el astro se apagase ahora, bien podría seguir brillando un millón
de años, pues esto es lo que demora la radiación, generada en su núcleo, en
alcanzar la fotosfera, tan arduo es su viaje. En cualquier caso, Tiganelli no podía
saber -al escribir su libro- que el sol se hubiera apagado para decir funcionaba.
**Bajo diversas temperaturas la materia modifica su estado;
conocemos por el cole los estados Sólido, Líquido y Gaseoso, que se manifiestan
acorde a la escala Celsius: 0°; 100° a nivel del mar. Tal vez conozcas también
el estado llamado Plasma, el 4° estado, que en apariencia predomina sobre los
tres nombrados porque forma las nebulosas y los soles; es decir, la estructura visible
de las galaxias. Pero, como dije, a muy bajas temperaturas existe un 5° estado,
llamado Condensado de Bose Einstein. Por el contrario, a altas presiones
también existen otros estados. La astrofísica describe a las estrellas de
Neutrones como esferas formadas por un Estado Degenerado de la materia, donde
los átomos pierden por completo la estructura que usual describimos. Los Agujeros
Negros serían estrellas donde la materia ya No posee ecuación de estado.
Sos un poeta! Hermosa descripción de lo que vivimos en Chivilcoy.
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