Qué es proyecto sagitario?

Cursos de Iniciación a la astronomía.

Didáctica astronómica. Talleres de Ciencia.

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sábado, 26 de agosto de 2023

A mirar planetas se ha dicho

 A mirar planetas se ha dicho

Los antiguos griegos nos dejaron de herencia su saber astronómico. Muchas de las palabras e ideas que tenemos hoy vienen de las mentes de esas mujeres y hombres geniales que habitaron las islas y orillas continentales del Mediterráneo, hace ya 2500 años.

Para los griegos que pensaban por su cuenta, que indagaban el Cosmos sin atribuir todo a los dioses, había dos clases de astros en el cielo: las estrellas fijas, que giraban cada noche sobre ellos muy firmes, a un mismo ritmo, y las estrellas errantes o vagabundas, que se movían a su antojo, adelantando o retrocediendo entre aquellas, las fijas al firmamento. En griego, planeta quiere decir vagabundo. De modo que la palabra planeta habla en su origen de una propiedad, de una voluntad de contradecir al resto, de moverse libres.

En aquellos días, había siete planetas: el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Estos eran los astros que se movían a su antojo entre las estrellas fijas al cielo*.

Hoy hemos variado nuestro criterio, al Sol solo le llamamos estrella, a la Luna satélite y gracias al desarrollo de los telescopios y las ideas científicas hemos sumado dos planetas no visibles a ojo desnudo (hoy estamos a la búsqueda de un noveno planeta, después de haber despedido a Plutón de tal categoría).

Mirar los planetas visibles a ojo desnudo es muy fácil, solo debemos saber cuáles astros son ellos y no estrellas fijas. En la antigüedad, sin luces artificiales, cada noche despejada era una fiesta para los ojos. Hoy, la estupidez humana ha sepultado el caudal de belleza y simbolismo que regala cada noche, y para reconocer o disfrutar de un planeta necesitamos la ayuda de un lazarillo, como la necesita un ciego para cruzar la calle.

¿Qué planteas podemos ver en estos meses de Agosto y Setiembre?

 

Saturno, temprano, en el este:

 

He aquí una carta celeste muy básica, generada con el programa stellarium. En mi blog hay un tutorial para aprender lo elemental y poder disfrutar.

Como vemos, sobre las 21 o 22 horas de estos meses (cada día un poquito más temprano, en otra nota explicaré por qué) podemos buscar y encontrar a Saturno, el planeta de los anillos, el dios del Tiempo, antiguamente llamado Cronos, padre de Júpiter en la mitología griega y luego en la romana.

He de contar que amo las mitologías y los libros que narran los credos de las diversas religiones. Hay mucho del cielo en ellos y no hablo del cielo como refugio de buenas almas, sino de cielo real, de observaciones y cosmogonías. Las cosmogonías son los relatos que narran el origen y evolución del Cosmos.

En la carta anterior pueden verse los datos necesarios para una observación precisa: día, mes y año, hora y minutos, cardinal geográfico y altura sobre el horizonte del observador. Hay en mi blog varios post que explican estas razones necesarias para una observación celeste, no voy a contarlas ahora**.

Júpiter, qué tarde, que me parta un rayo.


Para ver a Júpiter parece que tuviéramos que esperar hasta que el cielo gire en apariencia lo suficiente, y se nos hará la madrugada. Un garrón. Pero hay una solución a este pequeño problema: ¡levantarnos temprano en lugar de acostarnos tarde!




Vaya, qué bueno. Ahí está aún el hermoso y brillante dios del rayo, el fabuloso Júpiter, el Zeus griego (todos los planetas visibles a ojo desnudo tienen al menos dos nombres: el griego y el romano, es decir, el griego antiguo y el latín posterior. Los planetas Urano y Neptuno, no, sólo un nombre romano, pues la astronomía ya se había globalizado cuando fueron descubiertos).

Observar a Júpiter por las mañanas en estos breves meses nos trae una yapa, un premio no menor: en el este será posible ver al impresionante Venus.

Venus brilla como un loco porque su atmósfera absorbe los rayos de luz rojos e infrarrojos y refleja los azules, que son muy potentes. Ya me explicaré un poco al respecto.

Como cierre, les dejo como tarea que encuentren, en la última carta celeste, a las Tres Marías, el Cinturón de Orión, los tres Reyes magos, decía mi padre, y lo extraño tanto.

 

Sergio Galarza, maestro.

 

*El sol atrasa cada día unos cuatro minutos con respecto al fondo estrellado; la Luna parece avanzar a los saltos de jornada en jornada, demora casi 50 minutos su salida con respecto al resto luces (Luna quiere decir Luz). Mercurio y Venus jamás se apartan mucho del padre Sol, y por ello solo podemos verlos al amanecer o al atardecer (Venus es también conocido como El Lucero). Marte, Júpiter y Saturno se mueven por lo general de oeste a este por el cielo… pero los muy pícaros tienen la curiosa costumbre de retroceder cada tanto entre las estrellas fijas. A este retroceso se le llama retrogradación y fue durante siglos un problema para los astrónomos y matemáticos antiguos. ¿Por qué estos planetas retrogradaban en el cielo? ¿Por qué, durante meses, algunos planetas avanzan hacia el este y de pronto frenan e invierten su camino durante unos pocos días, como dudando o bailando, y luego vuelven a su camino habitual? La retrogradación fue una semilla que germinó en ideas fabulosas y al fin acertadas, y nos permitió cambiar poco a poco la idea que tuvimos del universo.

** Existen al menos dos sistemas de coordenadas importantes para detallar una región de cielo o anunciar una efeméride. Efeméride son las predicciones sobre los eventos celestes o astros visibles en cada época del año. El sistema de coordenadas que muestro en estas imágenes o cartas es el altacimutal. En él hay dos coordenadas que se cruzan y señalan un punto: la coordenada horizontal (acimut, az), que se mide con los 360 grados de círculo, aplicados sobre el horizonte que nos rodea como observadores; y la coordenada altura (h) que se mide de 0° a 90° desde el horizonte hacia arriba en vertical; hace base en la coordenada acimutal. El otro gran sistema de coordenadas celestes es el Sistema Ecuatorial Celeste, lo explicaré más adelante.

¡Anfractuosidades en la Luna!

 ¡Anfractuosidades en la Luna!

Qué lindo se ve con este telescopio, don Sagi, qué detalles, parece mentira que uno pueda disfrutar así, mirando el cielo.

“La observación del cielo cura las heridas del alma” me dijo una vez un doctor en astronomía, al que le conté una pena.

Bueno, don Sagi, usted es tan fana que ahora me va a decir que mirar el cielo además de lindo es bueno para la salud. Ya lo veo vendiendo pastillas de cielo para la angustia.

No es mala idea. Durante mucho tiempo llevé esta cura conmigo a los rincones del país. Y no sabe la gente cómo agradecía. Se hacían unas colas bárbaras esperando para ver.

Alguna vez conoció a alguien al que no le gustara mirar.

Podría decirse, en una playa que es el paraíso, donde me llevó un hombre muy pillo. Una tarde, ofrecía a la vera del mar ver el sol a través de un telescopio con filtro Ha, y una turista de unos cincuenta años me dijo: ¿mirar el sol, para qué?

¿Y usted?

Me quedé helado, sabe. Y ahora que lo pienso, a Galileo le pasó algo parecido. Resulta que en su época los libros decían que el único centro de giro del mundo era la Tierra, y que ningún otro astro era capaz de tener satélites.

Vaya, la Tierra era el centro del sistema ¿y el sol?

El sol era un planeta, es decir, un vagabundo que erraba a nuestro alrededor. También hubo un modelo intermedio muy ingenioso: los planetas giraban alrededor del sol y el sol giraba alrededor de la Tierra.

Vaya, qué extraño, el sol siendo tan grande…

Sí, pero había una carga de dogma muy fuerte. Dogma quiere decir creencia, algo así, y en ciencias no basta con creer. Bueno, resulta que en aquella época los profesores de la facultad decían que solo la Tierra era eje del resto de mundos en movimiento. Y va Galileo y mira Júpiter, y ¡qué ve!

¿Qué ve?

Las lunas de Júpiter, claro. ¿Qué iba a ver? ¿Marcianos?

Quién sabe.

No hay extraterrestres al alcance de los hombres, muchacho.

¿Por qué? ¿Cómo sabe?

Otro día le explico. Estábamos con Galileo. El hombre se arma un telescopio y lo planta en el medio de la plaza, en Florencia, creo. Imagínese, ni una luz eléctrica. Un cielo de locos.

Uh, don Sagi, con lo que extraña usted los desiertos.

Sí, bueno, más extraño a los amigos con que fui a los desiertos… pero déjeme hablar que no termino más. Va Galileo y mira Júpiter y ve unas estrellas que llama Mediceas y al cabo se da cuenta de que son satélites del planeta. Chau, a la basura con todos los libros de ciencia. Los profesores de la facultad no lo podían ni ver a Galileo.

Don Sagi, a Galileo ¿le dirían Gali?

¿Usted Quiere mirar o irse a su casa?

Uh, no. Cuente, cuente.

Y bueno, va Galileo y escribe un libro y los sabiondos de entonces no le creen ni media palabra. Y Galileo les dice: Hombres necios que acusáis, a este viejo sin razón, sin ver por este tubo, los satélites a la sazón…

¿Por qué Galileo veía esas lunas y los sabios no, don Sagi?

Pues, porque los sabios se negaban a mirar. Decían que no, que no podía ser, que no existían esas lunas. Pero no se atrevían a mirar.

Vaya, vaya, don Sagi.

Así fue. ¿Y? Qué ocular, eh. Hace rato que mira lo mismo, ¿le gusta esa cadena de montañas lunares?

Un lujo.

¿Sabe cómo habló de ellas Galileo?

Nop

Anfractuosidades, anfractuosidades en la Luna.

 

Sergio galarza

Docente

Celular: 3464 449820

Mail: sergiogalarza62@gmail.com

De sueños y yacarés

 De sueños y yacarés

Ey, don Sagi, cómo anda.

Bien, che, tranquilo, preparando el telescopio para esta noche.

Uy, después de cenar me vengo.

Acá lo espero.

Sabe, don Sagi, me mandó a leer de nuevo a Gustavo Roldán y eso hice. Y vi que usted tenía razón.

Don Sagi alza las cejas y sonríe. De los libros que ha leído pocos le han gustado tanto como los de ese chaqueño alborotador.

En todos sus cuentos hay un montón de astronomía. Confirma el joven.

Entre tantas otras cosas, sí.

Leí ayer Los sueños del yacaré, don Sagi, y tengo un montón de preguntas para hacerle.

Meta, nomás, pibe.

Voy a ir de a poco para no espantarlo.

Usted sabe cómo me gusta la gente curiosa. Dígame nomás lo que quiere saber, a ver si puedo contestarle.

Bien, en uno de esos cuentos se habla de que la tierra es redonda, pero los animales se horrorizan y dicen ¡qué locuras que sueñan estos bichos! Como si la tierra fuera plana, para ellos.

¡Qué buen cuento es ese!

Bueno, pero el otro día vi en internet que hay gente de verdad que dice eso mismo, que la tierra es plana; se llaman terraplanistas.

Ay, ay, ay. Tengo un amigo en La Plata que es astrónomo, y cuando escucha hablar de terraplanistas por poco sale corriendo.

Jajaja, si la tierra es plana puede correr hasta la otra punta, nomás.

Jajaja, muy bien dicho, pero si la Tierra es redonda se los vuelve a encontrar del otro lado.

Ambos ríen y miran el cielo que va perdiendo color al este, donde parpadea una luz pobre, por ahora, la primera estrella sobre la ciudad; y alza la Luna llena, imponente y anaranjada en el horizonte.

Ahora hablando en serio, don Sagi. Uno está cansado de ver fotos de la Tierra, que es redonda, y lo ha aprendido en la escuela y en los libros, y en las películas también. Pero todo eso lo niega el terraplanista. Dice que son mentiras. Deme usted una prueba de que la Tierra es redonda.

Perfecto. Mire usted la Luna. Redonda como una pelota. ¿Y ha visto una imagen del sol en el piso, cuando su luz atraviesa los espacios entre las hojas de una planta? Redondo como un chancho gordo. Por último: ¿ha visto usted un eclipse de Luna? Cuando la sombra de la Tierra empieza a tapar la Luna, esa sombra es curva, porque un cuerpo redondo es el que la crea.

Perdone, don Sagi, pero no me ha dicho usted nada que no haya visto en el video de los amigos de su astrónomo platense. Que la Luna se vea como un disco blanco no quiere decir que sea una pelota. Al contrario, mírela, si parece una moneda.

Puede ser, pero hace unos días esa Luna era gibosa creciente, y con el telescopio podían verse las sombras de las montañas de la Luna proyectadas hacia la izquierda, la zona que aún no estaba iluminada; y mañana o pasado venga usted y verá del otro borde las mismas sombras, porque empezará la fase decreciente, y podrá convencerse de la forma de pelota que tiene la Luna, como me gusta decir.

En la escuela me dijeron que la Tierra es un geoide, don Sagi.

Me gustaría mucho que esos maestros me dijeran lo que es un geoide. Mire, joven, en mis años de maestro aprendí un par de cosas, nomás: a la gente hay que hablarle del modo más simple posible.

Bueno, no sé, eso tuve que poner en la prueba.

Sí, y después pasan unos años y chau, se me hace terraplanista.

Y usted ¿saldrá corriendo, don Sagi?

No me dan las piernas, ya, pibe. Vaya a comer y vuelva en un rato, que miraremos por el telescopio la moneda de la Luna.

 

Fin

 

Basado en cuentos del libro El vuelo del Sapo, de gustavo Roldán.

Sergio Galarza, docente.

El chasquido del sol en la punta del río.

 El chasquido del sol en la punta del río*.

Buen día, don Sagi, ¿qué hace tan temprano en la vereda?

Acá ando, mi amigo, disfrutando el sol que todavía está bajito.

Lo bien que hace, más tarde se pone bravo.

Ya lo creo, faltan pocos días para el verano.

Dígame, don Sagi, ¿de qué está hecho el sol que calienta tanto?

Ah, ¡qué pregunta! Sabe, hace miles de años que las personas curiosas se preguntan lo mismo, pero hace muy pocos años que se conoce la respuesta.

Epa, ¿me dice curioso?

Ser curioso no es malo si usted curiosea el mundo y no a los demás. Al contrario, ser curioso es lo mejor si quiere saber las cosas de verdad.

¿Se puede saber las cosas de mentira?

Pero claro, che. Sabe cuántas cosas equivocadas cree la gente.

Dígame algunas, don Sagi.

Después le cuento. Estábamos hablando del sol: Los primeros hombres y mujeres que curiosearon acerca del sol vivieron en Grecia, un país que está al borde del mar y tiene muchas islas.

Mire, usted. Yo creía que habían sido los egipcios los primeros en curiosear al sol. Ellos también vivieron cerca del mar y de un río, leí. De un río que corre como su Paraná, don Sagi: el río Nilo.

Sí, más o menos. El Paraná corre de norte a sur, y el Nilo corre al revés, pero entiendo el punto. Además, los egipcios creían que el sol era un Dios. En cambio, en Grecia hubo hombres y mujeres que pensaron de otro modo las cosas.

Y qué dijeron del sol, don Sagi.

Pues hubo un científico de esa época que dijo que el sol era una piedra muy caliente, una piedra incandescente**.

No es mala idea. Una piedra caliente da mucho calor. Pero para mí me parece que el sol es de fuego o de carbón encendido.

En parte acierta, che, porque se podría decir que está encendido. Pero no es de carbón ni tiene llamas. Déjeme pensar un rato más en ese griego, vestido con una túnica, que usaba sandalias y escribía en la arena, Anaxágoras era su nombre, el que propuso que el sol era una piedra.

¿Escribía en la arena? ¿No usaban libros?

Libros había, pero muy distintos a los nuestros. Se los escribía en papiros que formaban rollos. Pero los maestros de esa época trazaban sus dibujos y letras en el piso, lo cual parece que era muy cómodo: mientras daban sus clases, andaban paseando por las plazas y las orillas del mar y escribían de parado o sentados en el suelo, con un palo nomás, y después borraban todo con el pie. Si usted no prestaba atención, chau.

¡Daban clases en las plazas! Fabuloso.

Si, che. Y sabe qué pienso… ¿se acuerda del cuento del sapo que vio al sol apagarse en el río? Bueno, si el sol fuera una piedra muy, muy caliente, entonces ese cuento sería aún más hermoso.

¿Por qué, don Sagi?

Pues porque sería más cierto: una piedra muy caliente que cayera al agua… de verdad haría un chasquido, y una buena nubecita de vapor.

 

*En ciencias: Dudo que muchos alumnos conozcan lo que es un chasquido. Propongo recrear chasquidos con los dedos o sogas o telas, o a sumergir una piedra bien caliente en una olla de agua. Esta última práctica nos daría una idea exacta de lo que Roldán quiso expresar y los niños jamás olvidarán el término ni el momento, ni la idea de que para alguien el sol pueda haber sido una piedra caliente.

**Anaxágoras. Vivió en el siglo VI antes de nuestra era.

Ver al sol hundirse en la punta del río

 Ver al sol hundirse en la punta del río



La astronomía está en todos lados, mi amigo.

Qué dice, don Sagi, cómo va a estar en todos lados la astronomía, si es una ciencia, y bien difícil es.

El viejo Sagitario está como siempre en el patio de su casa mirando sus plantas y el jovencito que le habla ha venido a charlar, nomás, pues comparten algunos gustos y vive a dos cuadras.

Qué va a ser difícil, m´hijo, si es una pavada. Mire, hasta en los cuentos para chicos hay astronomía.

Mmmm, no sabía. Y a mí me encanta leer. Dígame un cuento, a ver.

El vuelo del sapo, de Gustavo Roldán, tiene astronomía.

Qué va a tener, don Sagi, si lo leí y habla de un sapo mentiroso que promete que va a volar y todos los animales entran a discutir al lado del río, que sí, que no, y se les hace de noche y el sapo no vuela, por supuesto.

Pues vuelva a leerlo, muchacho, que se va a divertir y va a aprender astronomía.

A ver, don Sagi, explíqueme. ¿Dónde tiene astronomía ese cuento?

Usted lo dijo, el sapo y sus amigos están hablando al lado del río, y el sol cae pues se está haciendo de noche. ¿Y dónde cae el sol? En la punta del río. Sobre el final del cuento Gustavo Roldán dice: “los animales festejaban el triunfo del sapo, y tanto gritaron que no oyeron el chasquido que hizo el sol al hundirse en la punta del río…

Vaya memoria que tiene a su edad, don Sagi.

Es que es un cuento muy hermoso. Gustavo Roldán es el mejor escritor del mundo. Amo sus libros.

Usted ama sus libros, sí, pero ¿y la astronomía?

Pues ahí, en el chasquido que hizo el sol al hundirse en la punta del río. Sabe, nosotros tenemos cerca al Paraná, y el sol nunca se hunde en la punta del Paraná, el sol se acuesta en la pampa, nace del otro lado del río y se hunde en el medio del campo. Cuando Roldán cuenta que el sol se hunde en la punta del río está hablando de otro río, de un río que no corre como el Paraná, se da cuenta. Está hablando del río Bermejo, que corre de Oeste a Este, por eso en el Chaco se puede ver al sol hundirse en la punta del río… y en el Paraná jamás. Bueno, eso es astronomía.

Dice el viejo, abanicando sus brazos para acompañar el paso imaginario de algo así como una pelota o un artefacto parecido a una pelota, pero de silueta retorcida, pues sus manos están agarrotadas y los dedos torcidos quieren abrirse pero no lo logran del todo.

No me convence, don Sagi, eso es geografía para mí.

Pero claro, joven, si la geografía también es astronomía, no ve que estamos hablando del sitio donde se acuesta el sol, el oeste, eso es geografía, pero es astronomía.

Dice Sagitario mirando el campo al oeste, libre de casas. Y continúa:

Es astronomía porque tiene en cuenta dónde nace el sol y dónde se acuesta, y es geografía porque a esos sitios los orienta y el que lee puede hacerse una idea del mundo que le rodea.

O sea, qué si digo hacia dónde corre el río estoy hablando de geografía y si digo hacia dónde cae el sol estoy hablando de astronomía…

Dice el jovencito sonriendo, pues no termina de entender la diferencia.

Exacto, la astronomía es todo lo que aprendo acerca del cielo. Después, eso que aprendo puede cambiar de nombre o puedo leerlo en un mapa o en un cuento, pero ¿cómo fue que lo aprendí? Mirando el sol, y por eso es astronomía.

Dice don Sagi, y ambos se quedan mirando el horizonte que aquí también empieza a ponerse colorado.

 

Actividades propuestas:

Lectura del cuento El vuelo del sapo, de Gustavo Roldán

https://www.loqueleo.com/ar/libro/el-vuelo-del-sapo

Observación de un mapa físico argentino, orientación geográfica de los ríos principales. Curso de sus cauces.

jueves, 9 de febrero de 2023

Yo no te pido que me bajes un Cometa Azul

 Cometa ZTF o Cometa Azul

Cartas para observación mediante binoculares y o telescopio.


Un cometa de difícil observación a simple vista. Elegir horizonte norte limpio y libre de polución lumínica.

https://drive.google.com/file/d/1psKh1KUUJ7MNBK_F8GlNJWz4P0scHC0A/view?usp=share_link

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Conjunción Planetaria en Diciembre

 Conjunción Planetaria en Diciembre

Júpiter y Saturno mostrarán un espectáculo en el horizonte de diciembre. En la visual, parecerán tocarse. No te pierdas el evento.


Las conjunciones planetarias son algo muy común, los planetas visibles a simple vista brillan con intensidad y, en su paso de años, detrás de sus órbitas, vistos desde la Tierra, más de una vez pareciera que sus andares se cruzan o, dicho más o menos con corrección, se superponen en la visual. 


Pero, qué es la visual? Pues la visual es una recta imaginaria, que une al observador (usted) con el astro observado (en este caso: Saturno y Júpiter). Esta visual parte del sitio geográfico de aquél que observa y toca el astro en cuestión. 




Pensado desde la geometría que vemos en la escuela, la visual forma un ángulo con la superficie de la Tierra, tomada como un plano: el plano del observador.



A partir de la segunda semana de diciembre, las visuales a Júpiter y Saturno comenzarán a juntarse, hasta que sobre la semana del 20, virtualmente se tocarán entre sí (observado esto a ojo desnudo, claro. Por medio de telescopio, no habrá contacto entre sus discos: ocultación o eclipse entre ambos planetas).

Fíjate en las imágenes que he generado con el programa stellarium, en el campo amplio, que es lo que ve el ojo desnudo, los planetas parecen juntarse por completo y tocarse. Sin embargo, en el campo pequeño, que simula lo que veríamos por medio de binoculares o telescopios, se ve bien claro que los planetas no se superponen en la visual.



Estos eventos, por supuesto, son muy comunes y acompañan la historia del género humano, pues observamos el cielo al menos desde que elaboramos cultura, es decir, hace decenas de miles de años.


Desde la escuela, esta es una oportunidad para trabajar con los y las alumnas diversos temas: culturales, geográficos, astronómicos, estéticos, de razonamiento lógico, etc. etc.

En el área geometría, por ejemplo, puede comenzarse ahora mismo a observar el rápido progreso de la conjunción, día tras día, hasta que los planetas parezcan ser uno, y cómo luego se separarán de nuevo. 

Medir la visual:

La visual se mide con un elemento muy sencillo, que se fabrica con un cuerpo de birome sin el tanque, a modo de apuntador (observaremos los planetas por dentro de la birome, como si esta fuera un telescopio sin lentes), un semicírculo, y un hilo con una pesa. 

Para fabricar nuestro medidor de ángulos al cielo...


Materiales:

1 cuerpo de birome vacía de su tanque y tapas

1 semicírculo

1 hilo

1 pesa

cinta adhesiva o pegamento

Armado:



El semicírculo se pega al cuerpo de la birome, el hilo se ata al centro del mismo, la pesa asegura que el hilo al pender indique la vertical del lugar. La vertical coincide con el cenit del observador, esto es el punto más alto del cielo, sobre la cabeza de quién mira. La visual queda representada como una recta, trazada por la birome, pues observamos dentro del cuerpo de la misma. 

Lectura del ángulo que forma la visual con el plano imaginario de la Tierra o piso del observador.

El ángulo de la visual, queda marcado por el semicírculo y el hilo que traza la vertical.




domingo, 31 de mayo de 2020

El cielo nocturno para primarias II, movimiento aparente, experimentos para aprendizaje II.


El cielo nocturno, movimiento aparente, 

experimentos para aprendizaje II.
         

Material de texto para los y las docentes, a transmitir a los y las alumnas, según lo crean conveniente. Se adjunta experimento segundo.

En el primer módulo vimos cómo medir el número de estrellas que puede ser visto una noche cualquiera sobre la ciudad. Fabricamos un “contador de estrellas” con una cartulina, a la cual le recortamos un círculo de 5 cm de radio; a través de dicho agujero contamos el número de estrellas visibles en diversas orientaciones: N, S, E, O. Se espera (pero no debe imponerse) que el número de estrellas contado haya sido dispar, lo cual podría justificar que imaginemos un Sistema Solar inmerso en un espacio donde las estrellas, por alguna razón, se concentran en una franja del cielo (llamada Vía Láctea o Camino de leche). Hoy espero poder motivar al grupo a que veamos si esas estrellas observadas están quietas en el cielo o si se mueven de algún modo.


Movimiento aparente de las estrellas.

En ciencia las palabras deben ser elegidas con cuidado. He dicho aparente pues aún no estamos en condición de afirmar nada, solo trataremos de medir si las estrellas están quietas o en movimiento con respecto a nosotros y nosotras, que somos los observadores y las observadoras. Ya luego veremos –si hallamos movimiento- con respecto a qué se da este.
Para medir necesitamos una unidad, un algo contra lo cual comparar aquello que midamos. Medir es comparar. Solo cuando comparamos nuestra observación con una unidad cualquiera, elegida por capricho, es cuando medimos. En la Tierra se usa el metro como unidad de distancia pero este metro no sirve para nada en el cielo. En el cielo no sabemos qué tan lejos están las estrellas. El metro no sirve para nada en astronomía. ¿Entonces?

El cielo se puede medir con la mano. Hombres y mujeres antiguas estimaron el cielo con muchas unidades de medida, la primera fue su mano. Una mano contra el cielo, vista desde el largo del brazo, sirve para medir.


Tarea segunda: Medir el cielo en casa.

Esta noche mediremos el cielo. A preparar la jornada: reloj, cuaderno o block de notas, lápiz, mucho abrigo.

Saldremos al patio una noche despejada. Elegiremos una estrella brillante* -de baja magnitud, se dice. Y mediremos qué tan lejos está esa estrella de algún borde de pared, o torre lejana, o árbol. Es decir, tomaremos un accidente cualquiera de nuestro horizonte de observadores para el origen de nuestra medida. Mediremos qué tantas manos o dedos** separan esa estrella de un punto cualquiera que esté fijo al piso (pared, torre, tanque, árbol… etc.).

Tomaremos la medida y la anotaremos con cuidado y detalle en nuestra carpeta de campo. Anotaremos la fecha, la hora, la calidad de la noche, la estrella elegida (si supiéramos su nombre, si no podemos inventarle uno). Luego, dejaremos pasar el tiempo. Dejaremos pasar una hora. Y saldremos de nuevo a la noche a repetir la medida anterior. Haremos esto durante varias noches seguidas o separadas por varios días entre sí. El único cuidad es que las observaciones sean hechas a una misma hora cada noche. Por ejemplo, si mido la primera noche a las 20hs y a las 21hs. la segunda noche debo medir a esas mismas horas. A no olvidarlo. 

Por último, presentaremos a la docente o el docente nuestras lecturas y las conclusiones o ideas que deriven de aquellas medidas realizadas con la mano.





* El brillo aparente de las estrellas se define como magnitud las estrellas más brillantes son de magnitud 1, las estrellas que le sigan en brillo aparente serán de magnitud 2, y así. El ojo humano no ve más allá de magnitud 6. Por eso dije antes elegir una estrella de baja magnitud, porque las más brillantes son de magnitud 1, y las menos brillantes de magnitud 6).


** El dedo sería una subunidad de la mano, 1 dedo equivale a 1/5 de la mano, ergo1 mano equivale a 5 dedos. Esto es muy importante: Aprender a estimar antes que a medir y Aprender las relaciones entre las unidades de medida.


Atención docentes: Las imágenes que siguen no deben ser mostradas a los alumnos antes de que realicen su propia lectura del cielo.


Tres imágenes de un mismo horizonte de Casilda y zona, el oeste, tomadas con diferencia de una hora cada una. Se percibe el movimiento aparente del cielo nocturno. Las imágenes fueron generadas con el programa stellarium y se seteó la opción invertir colores para que al imprimirlas no insuma mucha tinta.





sábado, 30 de mayo de 2020

El Cielo nocturno, para primarias


El cielo nocturno, aspecto y movimiento 

aparente, el reloj de estrellas, experimentos de 

aprendizaje.


Gentileza del Astrofotógrafo Carlos Di Nallo

Material de texto para los las docentes, 

a transmitir a los y las alumnas según lo crean conveniente. 

Se adjunta experimento primero

            El cielo nocturno es un espectáculo que para muchos ha caído en el olvido. Las luces de la ciudad lo esconden pero desde zonas descampadas luce con fuerza, se ven estrellas en un número increíble y se puede aprender a identificar las constelaciones. La Astrología (que no es ciencia, sino charlatanería) hace uso de las constelaciones para explicar el carácter a las personas. Por el contrario, hagamos nosotros ciencia, estudiemos algunas constelaciones del cielo y descubramos sus secretos e historias, y su utilidad para la sociedad científica.

            ¿Qué distingue a una ciencia de una charlatanería? La ciencia –Astronomía, en este caso- se basa en ideas (hipótesis) que, luego de ser concebidas, son enfrentadas con el resultado de observaciones y experimentos. Si esas ideas no encajan junto a las comprobaciones, poco a poco son descartadas, y, en caso contrario, son aceptadas temporalmente. Por la necesidad de comprobar los experimentos es que en ciencia es imprescindible anotar todo: el día, la hora, el sitio observado, el cardinal, hay que anotarlo todo. Si está nublado o despejado, si hace frío o está lindo, si estoy solo o con alguien, todo se anota en una hoja de observación que se guarda para la carpeta del experimento o la medición.

            Como herramientas para nuestra investigación usaremos los ojos, una carpeta para tomar nota, un semicírculo y unas hojas de cartulina, tijera, compás, regla, hilo, un cuerpo de birome vieja, y las imágenes que podemos observar gracias a un programa de software libre llamado stellarium. El stellarium se descarga en el sitio www.stellarium.org y una vez instalado nos permite visualizar el cielo visto desde cualquier punto de la Tierra (o el espacio), en especial desde nuestra localidad, Casilda.

            Aclaro que el punto desde el cual observamos el cielo se llama punto del observador, y se define por medio de coordenadas: la latitud y la longitud geográficas. Recordemos que la latitud es una medida que dice qué tan al sur o al norte estamos del ecuador terrestre. La longitud es una medida igual de arbitraria y solo define que tan al este o al oeste estamos de un mediodía (o de la hora 0) que suceda en una antigua ciudad de Inglaterra, llamada Greenwich. Casilda está a 33° SUR* del ecuador terrestre, y a 61° posterior (al oeste) del medio día de Greenwich (he redondeado las cifras de latitud y longitud).

*La latitud geográfica se anota positiva si es hacia el Norte y 

negativa si es hacia el sur. La longitud geográfica se anota de 0° a 

180° y al oeste O o al este E de Greenwich

De modo que Casilda está a latitud -33° y longitud 61° O.


            Aspecto del cielo.

Tarea uno:

Observar el cielo durante varias noches. Observar hacia los cuatro puntos geográficos, realizar el experimento primero y anotar conclusión de lo que veo, si ninguna, pocas o muchas estrellas. 

Anotar la fecha y hora de la observación. Ejemplo: a las 21 horas del día 4 de junio, noche despejada y fría, en compañía de un hermano, observé el cielo del este de Casilda y ví … estrellas. A la misma hora observé el cielo del norte y vi … estrellas… tres minutos después observé el oeste y vi … estrellas.

            Justificación del experimento: las estrellas no están situadas al azar en el cielo visible desde Casilda. Al contrario, se ordenan en una franja más o menos visible (depende de la fecha, de la hora, de la noche (si despejada o nublada) y de la contaminación lumínica. Podrá comprobarse que esta franja es nutrida en estrellas y que forma una línea aparente, llamada Vía Láctea. A 90° de la Vía Láctea se contarán menor número de estrellas. Esto es así porque nuestra Galaxia tiene forma de espiral (y no de globo, que las hay, en otras regiones), y cuando miramos en dirección al plano de la Galaxia estamos mirando hacia los brazos espirales, los cuales están formados por un número increíble de estrellas. La medición detallada del número de estrellas en dos o tres noches despejadas y a distintas horas del cielo de Casilda convencerá a todos y todas de la irregular distribución de estrellas sobre la bóveda del cielo, y de la existencia de dos franjas de concentración de estrellas, lo cual justificará que pensemos en una galaxia al menos achatada y no con forma de globo (si se observa a lo largo de varias horas de ven ambos brazos espirales, el que está por delante del sistema solar y el que está por detrás).


Experimento primero

Aspecto del cielo nocturno
     
       Cantidad de estrellas que pueblan las distintas regiones del cielo nocturno.


           
Uno de los primeros descubrimientos acerca del cielo fue el hecho de que las estrellas no están distribuidas al azar en el cielo, sino que se agrupan de una zona del cielo y no en otras. Podemos hacer un pequeño experimento y comprobar lo que digo.

Experimento primero:


Número de estrellas visibles en el cielo nocturno de Casilda: tomo una cartulina oscura, le dibujo un círculo de 5 cm de radio, recorto el círculo. Salgo a la noche y alejo la cartulina de mi ojo unos 50 cm. Cuento el número de estrellas visibles dentro del círculo de cartulina, anoto el dato en una hoja, junto a la fecha y la orientación (si al este, al norte, al oeste, al sur, al cenit). Repito en las demás direcciones geográficas. Comparo el número de estrellas obtenidas en cada caso. Trazo un mapa del cielo que observé, y coloco la concentración aproximada de estrellas que he podido contar.

Aclaración: Por la necesidad de comprobar los experimentos es que en ciencia es obligatorio anotar todo: el día, la hora, el sitio observado, el cardinal, hay que anotarlo todo. Si está nublado o despejado, si hace frío o está lindo, si estoy solo o con alguien, todo se anota en una hoja de observación que se guarda para la carpeta del experimento o la medición.

Fin del experimento primero.


Sergio Galarza.

Continúa.

Sergio Galarza.

viernes, 24 de abril de 2020

Curso de Astronomía "Los Astros en mi Casa"

Astronomía "Los Astros en mi Casa"
Un Curso en una Cuarentena de Clases


Modalidad a distancia, para todas las edades, especial para alumnos y alumnas presos... de la curiosidad.



Bóveda celeste, Cielo diurno: Las claras enseñanzas del señor Sol; 

Puntos Cardinales... y también de otros colores.

El año y la geometría (pero esta vez es fácil aprender).

El valor de un pozo: la medida del mundo.

Dos ojos ven más que uno... y calculan distancias.

Estos interesantes temas y muchos más, anotate ya que se agota. 



Comuna de Chabás, Taller de Astronomía.
Proyecto sagitario, Sergio Galarza.