Lo Cálido y lo Rojo, disquisiciones plásticas sobre una onda.
Ficción sobre viaje a Chivilcoy II
El viernes
29 terminé de guardar el proyector en la escuela José León Suárez y algo demoré
en mover a Quéchatitache, ya que mamis y papis esperaban a sus hijos e hijas
sobre sus motos, detenidos en plena calle. La imagen me gustó; en mi querida Rosario
los papis y mamis de clase media ofuscan las calles céntricas sobre sus
cachivaches importados, mientras sus cómodos Holgazanes arrastran sus carteras,
desabrochados los cuellos de las camisas, y uno espera callado porque esos son
los hombres y mujeres que mueven la
sociedad. ¿Ha visto usted cómo calla el vulgo cuando el que ofende es de clase
media o alta, y en cambio reacciona con crudeza si el molesto es de clase media
baja? Estos pensamientos me llevaron a concentrarme en los buenos momentos
vividos hasta ahora, en las preguntas de los chicos, en la frescura de las
docentes, y cuando me quise acordar la calle estaba libre. Giré en redondo y
retomé la avenida. Una mujer bellísima partía sobre una moto, la vi a través de
la ventanilla, iba hacia el norte con dos purretes en ristre sobre una moto del
color de su cabello. La boca sensual, largo el pelo y suelto, nuestros ojos se
cruzaron un segundo pero quedó atrás enseguida; apenas retomo su apariencia en
estas líneas. La belleza siempre me toca el alma, ha de ser alguna deformación
profesional, tanto admirar objetos y formas en la noche.
Aparqué frente a Oliva y cuando
entré, todos estaban allí. Armando lamentaba no sé qué injusticia y me dijo,
Cómo te fue, Perfecto le dije, Esos chicos se portaron de diez y pudimos hacer
de todo. Estoy muy contento, le dije y él, Bueno, me alegrás el día. Organizar un
encuentro es un garrón, siempre, y los que se precian de no haberlo sufrido,
mienten. Uno planea siempre lo mejor, lo sublime, y los inconvenientes acechan
en especial a los inquietos de corazón. Diego Bagú, capo entre los capos,
acotó, Uno siempre quiere lo mejor, Cuando me sacaba un diez, y llegaba
contento a casa, mi padre me decía, ¿Y qué otra nota esperabas sacar? Pobre
Diego, y qué bueno el interés del padre. Tal vez por ello este joven director
del Planetario de La Plata logró una beca para especializarse en Alemania. Por suerte
ahora aporta a nuestra cultura con idoneidad y pasión. Almorcé un pollo
exquisito con puré de zapallo, bebí agua, nomás porque a las 13,30 horas debía
ofrecer charla en el Parque Cielos del Sur.
Antes del postre escuché a Claudio decir a Armando, te traje el filtro, ¿76 mm? preguntó Armando, Uy, no, 70mm, verificó el proveedor. Frustrada la operación, le dije a Martínez,
Che, ¿cuánto vale? te lo compro, tengo un 70 sin filtro
(Lumbricita, se llama el refra 70/900, porque lo compré poco después de haber adquirido el monstruoso Lumbre Pura, el Hokenn de 203mm de cacerola, con perdón de la palabra). Martínez me miró sonriente y espetó,
¿Precio? ¿Para vos? ¿O para él? Y miró a Armando que se iba ya pensando en miles de cosas distintas.
Miré a Armando, traté de imaginar qué diferencias podría haber entre él y yo: Armando es algo más bajo, me dije; mucho más inteligente; mucho más centrado; no sé qué más.
Miré a Claudio Martínez sentado delante de mí; él miraba su comida. Pensé, pues, decir, No hay problema, viejo, puedo comprarlo en Casilda, pero esas inconsistencias no conducen a nada. Embuché un par de bocados más y me dijo,
Che, ¿Cuántos teles tenés?
Pensé, bueno, todo bien, ya retoma el diálogo,
Ocho, dije, por eso necesito varios filtros para el 9 de mayo.
El 9 de mayo el disco negro de Mercurio será visible sobre el limbo solar, tal evento se denomina tránsito y en una época tuvo algún sentido, para intentar medir la distancia T-S. El primer científico en observar un tránsito de Mercurio fue Gassendi, en 1631. Hoy se emplean otros métodos para acotar tal distancia y el tránsito solo es anécdota. Anécdota que sin embargo nos motiva, tanto como para organizar observaciones y talleres en diversas escuelas de Santa fe.
En definitiva, don Claudio me vendió el filtro por 300 chirolas y el mismo ya suma al potencial observacional de los planes de Proyecto Sagitario y Ojo con el Telescopio.
Antes del postre escuché a Claudio decir a Armando, te traje el filtro, ¿76 mm? preguntó Armando, Uy, no, 70mm, verificó el proveedor. Frustrada la operación, le dije a Martínez,
Che, ¿cuánto vale? te lo compro, tengo un 70 sin filtro
(Lumbricita, se llama el refra 70/900, porque lo compré poco después de haber adquirido el monstruoso Lumbre Pura, el Hokenn de 203mm de cacerola, con perdón de la palabra). Martínez me miró sonriente y espetó,
¿Precio? ¿Para vos? ¿O para él? Y miró a Armando que se iba ya pensando en miles de cosas distintas.
Miré a Armando, traté de imaginar qué diferencias podría haber entre él y yo: Armando es algo más bajo, me dije; mucho más inteligente; mucho más centrado; no sé qué más.
Miré a Claudio Martínez sentado delante de mí; él miraba su comida. Pensé, pues, decir, No hay problema, viejo, puedo comprarlo en Casilda, pero esas inconsistencias no conducen a nada. Embuché un par de bocados más y me dijo,
Che, ¿Cuántos teles tenés?
Pensé, bueno, todo bien, ya retoma el diálogo,
Ocho, dije, por eso necesito varios filtros para el 9 de mayo.
El 9 de mayo el disco negro de Mercurio será visible sobre el limbo solar, tal evento se denomina tránsito y en una época tuvo algún sentido, para intentar medir la distancia T-S. El primer científico en observar un tránsito de Mercurio fue Gassendi, en 1631. Hoy se emplean otros métodos para acotar tal distancia y el tránsito solo es anécdota. Anécdota que sin embargo nos motiva, tanto como para organizar observaciones y talleres en diversas escuelas de Santa fe.
En definitiva, don Claudio me vendió el filtro por 300 chirolas y el mismo ya suma al potencial observacional de los planes de Proyecto Sagitario y Ojo con el Telescopio.
A las 1330 estábamos en el Parque
y hasta allí se llegó Félix con un quinto año, el cuál fue fisionado para que
dos talleres obren en simultáneo: Sol a Mente y Yo estoy derecho, al revés
estás vos, dictado por Vanesa Olivera y Moni Manceñido, las docentes de Grupo
Choiols.
Estos dos talleres fueron interesantes, es duro hablar en el frío de un sol que apenas se muestra entre nubes espesas, con jóvenes de 16 y 17 años, pero se hace, se entusiasman de a poco y participan, hacia el final ya no se quieren ir y te hacen un toco de preguntas. Tantas que a las 15 30 salía a las corridas hacia la conocida escuela secundaria Néstor Kirchner.
Estos dos talleres fueron interesantes, es duro hablar en el frío de un sol que apenas se muestra entre nubes espesas, con jóvenes de 16 y 17 años, pero se hace, se entusiasman de a poco y participan, hacia el final ya no se quieren ir y te hacen un toco de preguntas. Tantas que a las 15 30 salía a las corridas hacia la conocida escuela secundaria Néstor Kirchner.
Estuve en el colegio NK el año pasado, asistimos con Alan Plomer y el taller fue magnífico. Antes de ir allá alguno dijo, uf, bravo allá… Tranqui, les dije, conozco, son gente de lo mejor. Recuerdo que en nota del pasado año hablé de los cientos de colegios creados entre los años 2003 y 2015, y de lo importante que es memorar a uno de los presidentes más fructíferos que haya tenido país alguno. Cuando difundí ese post, muchos foreros me increparon con vehemencia. Nunca comprenderá mi corazón por qué el que gana dos pesos más que lo necesario para vivir muda su genio y comienza a odiar al pobre, sobre todo si algún gobierno le da algo a ese pobre. Mi mente sí comprende: el egoísmo, la necedad, la estolidez de estas gentes amargas, pero no mi corazón, mi corazón nunca entenderá el mal que envenena el alma de los hombres.
Llegué a la escuela NK y me
recibió sonriente su vice, le dije que podía armar el proyector para dar una
charla, me pidió que mostrara el sol a los pibes de cuarto año, si despeja, le
dije, está cubierto por completo, por favor, me dijo, que miren el sol, le
dije, charlaremos en el patio y si abre el cielo allí lo verán. Se acercó la
docente con sus chicos, unos 12 adolescentes hermosos y desenfadados que decían
a cada rato, señora, señor, cuando a los adultos nos hablaban. Si algo
distingue a los alumnos de zonas menos favorecidas de los chicos de los
colegios privados es su disposición para el trabajo, su avidez por saber, y su
calidez. Mis experiencias comunes han transcurrido dentro de claustros. En los
colegios de barrio, en los arrabales, con la gente que despreciaba un Borges o
un Sábato (ni vale que mencione a una Sarlo, que no existe, o a un infeliz como
Aguinis, que sólo escribió La Gesta del Marrano y lo demás es basura) siempre
he trabajado de lo mejor, y he hablado de todo, con atención del auditorio, con
sus chistes y alegrías, con sus vivezas y salidas de adolescente. Comenzamos la
charla hablando del sol pero enseguida hablamos de la energía, de cómo esta se
transmite por el espacio y para mostrarlo recurrí al viejo truco del caño que
cae, es decir, les pedí que se agacharan y que pusieran su palma sobre el piso.
Allí tomé un caño que por ahí había y lo dejé caer desde una altura de unos
diez centímetros (Al leer a Zandanel aprendés de todo, entre ello que ese caño,
cayendo desde esos 0,1 metros de altura, impacta con una energía equivalente a 4
Julios. Bueno, esto lo sé ahora, que estoy escribiendo y leyendo en casa,
enfermo de la garganta. Durante la charla no lo sabía y es una pena). El caño
golpeó con esa fuerza el piso del patio y todos pudimos constatar cómo su energía
se disipaba hacia los confines del mundo, o del patio, bah, por medio de ondas,
es decir, vibraciones que reconoció la mano. La docente llegó poco después y
también hubo de comprobarlo. A partir de entonces se quedó hasta que su hora
hubo finalizado, observó el sol y me permitió meter la pata, como siempre hago.
En un momento de la charla dije: Quiero dejar bien en claro algo que de seguro
no saben pues los docentes de plástica enseñan siempre algo que es falso. Todos
echaron a reír, la docente se puso lívida y no me cacheteó porque era muy
educada.
¡Qué!, dijo, ¿qué dice usted? ¡Soy docente de
plástica!
Traté de contener su enojo y dije,
Es que todos los alumnos creen que el color rojo es cálido y por ello caliente,
y que el color azul es frío y por ello que transmite poca energía, cuando la
verdad es la opuesta; para la física el color rojo es el menos energético y el
azul lo bravo. Más como la docente aún gesticulaba y prometía acordarse de mí
toda su vida, y no con rosas y pétalos sino con espinas y hormigas. Fue entonces
que dije, claro sí, usted dice bien, pero hay que aclarar que lo que la
plástica interpreta de los colores tan solo es algo subjetivo, la impresión que
tales frecuencias causan en el intelecto o alma humana, mientras que la ciencia
los interpreta de un modo objetivo y sabe porque ha experimentado y comprobado
que las ondas electromagnéticas que identificamos con el azul son bien capaces
de cortar metal, tal la energía transportada, y que al pálido rojo apenas lo
usamos para manducarnos un buen asado. En fin, del ridículo no se vuelve y mi
torpeza allí me había llevado. Mi madre solía decir, Tiene razón, señor, pero
marche preso.
A nuestro alrededor los chicos y chicas reían y decían ala profe, Señora, no nos mienta más, por favor, jajajajajajaja.
A nuestro alrededor los chicos y chicas reían y decían ala profe, Señora, no nos mienta más, por favor, jajajajajajaja.
Mis charlas suelen durar lo que
la gente quiere. Lo material es cosa que apenas me roza, aunque quiero pensarme
como un científico, y por ello si ya no tengo compromisos me da lo mismo
charlar una hora que cinco, como muchas veces he hecho en los cuatro cardinales
de país, de Chubut a Jujuy, del Río Uruguay a la Cordillera de los Andes, en
Mendoza. Los chicos seguían ávidos de saber y de ver el sol, el cual fuimos
pispiando de a ratos, en los espacios en que las negras nubes mostraban un
abra, y cuando la hora acabó sonó el recreo. O al revés…
Tocó en recreo en la NK y ni un
pibe se movió, lo peor que hicieron fue pedirme permiso para fumar, cosa que
negué y nadie insistió. Al contrario, muchos chicos y chicas de otros cursos se
arrimaron a observar el sol o escuchar
el tema del momento. Hablamos de cómo un rayo ultravioleta puede causar cáncer
en las células de la piel humana y en un instante la nueva docente estaba con
todos en el patio, Inés, titular de Informática. Inés es persona atildada y
elegante, respetuosa, que participó con interés de toda la hora próxima. Como los
temas variaban y por allí complejizaban pedí una pizarra móvil. No hay tal,
aún, pero el vice me trajo un pedazo de Durlok cortado y unas tizas de colores.
Dije a los alumnos, esta pizarra es mía, la compré en Miami en apenas 800 USS. Todos
rieron y continuamos la exposición, esta vez el modo en que el sol genera su
energía, es decir, la fusión nuclear. Híjole, para explicar la cadena protón-protón
hay dos caminos, uno es el verdadero y el otro es el útil, el que uso casi
siempre.
Justo ayer leí un comentario de
Richard Feinman; dice algo así: Traté de bajar los conceptos de tal y tal cuestión
de la EQD a una clase de novatos del Caltech; no pude hacerlo; esto indica que
no conocemos lo suficiente el tema. Bien, no sé si conozco lo suficiente temas
de física solar, pero puedo bajar el origen de la energía a una clase de 4to
año sin mentir, casi, y transmitiendo sus conceptos fundamentales. Si los
alumnos se interesan lo aprenderán como corresponde muy poco tiempo adelante. Si
no, al menos tendrán una idea y no pasarán de ignorantes en el futuro, cuando
se mencionen la luz y el calor que nos llega del sol. La clase terminó a las
1730 horas porque los chicos se retiraban del cole. Afuera estaba mi chata;
cargué las cosas y, sin voz, sin fuerzas ya, me fuí al Hotel Petit.
Es increíble el cuerpo humano, cómo
responde a las inclemencias de la razón. Mientras debía hablar, tenía voz. Apenas
terminaban las charlas, mi garganta ardía con crudeza y la voz no me salía. Me duché,
mucho tiempo, caliente el agua sobre la cabeza y la espalda. Me acosté. A las 9
pm me llamó Armando, que me esperaban en Oliva para cenar.
Esta vez acometí con fuerza,
apenas entré y llegué a la mesa dije, Armando, me siento cerca de ti porque hoy
beberé vino. De modo que me senté a la derecha de Armando, al lado de Musso, a la
izquierda de Andrea, a una silla de Diego y a dos de Alejandro Olás, el tigre
del norte. Entre los tres varones nos bajamos dos tempranillos. Cené un
matambre a la piza con papas españolas que aún extraño y memoro, más incluso
que al cabello de la mujer en la moto.
La charla de la cena fue dura,
valiente, crítica sobre el propio trabajo y las expectativas. Admiro a los espíritus
concretos, aunque el mío es bien disoluto. Adscribo en broma a lo que
inmortalizó Groucho: Si mis principios no le gustan… ¡tengo otros! Jajaja. Justo
ayer vi una película argentina buenísima, allí se cuenta: En la selva formoseña
encontraron a un hombre de 140 años, fueron a entrevistarlo, le dijeron, Cómo
hizo usted para llegar a esta edad tan lúcido, Muy sencillo, dijo el anciano, Nunca
contradije a nadie, siempre estuve de acuerdo con todos, con todos, señor… El
periodista, algo indignado, le espetó, ¡Pero, eso es imposible! Tiene razón,
dijo el viejo.
Para distender la charla meché la
anécdota de la profe de plástica; Armando encontró otro motivo para sus grandes
esfuerzos. En la otra punta de la mesa dialogaban las chicas más jóvenes con
los muchachos de cervezas solas tomar. Esa imagen me cercioró en que uno nunca
debe inmiscuirse en charlas ajenas. Claudio no estaba, se había ido temprano. Al
final de la noche fuimos con Ale a tomar un café al bingo. Las señoras sentadas a las tragamonedas, los señores dando vueltas, las lamparitas chillonas, el humo en la ropa. Hablamos con Ale
de pasadas glorias y a las doce estaba en la cama. Miré una buena hora El
Especialista, con el insoportable Stallone y la bellísima Sharon Stone. Me dormí
a las dos, después de sufrir mi resfrío como un estoico.
Continuará.
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